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BEISBOL 007

columna de Jose Visconti

columna de Jose Visconti
EL INOCENTE “ROLLING” SOBRE SEGUNDA QUE ROMPIÓ UN “NO HITTER” DE “CARRAO”

“Carrao” Bracho, entre las mayores leyendas del pitcheo venezolano —excepcional brazo, 15 ganados en una sola temporada— encontró en Graciano Ravelo formidable obstáculo, al extremo de perder, en el último momento, por obra y (des)gracia de un batazo bien colocado por segunda, la inmensa posibilidad de un “no hitter”.

Gigante del montículo, asociado con momentos memorables del Caracas, mantuvo en vilo a la fanaticada, el 20 de enero de 1962, en el Universitario. Blandía la serpentina para el recordado Oriente, frente al no menos legendario licoreros del Pampero, génesis de los Tiburones de La Guaira. Hasta el quinto episodio había achicharrado a 15 en fila. A la hora del noveno abriría Néstor Olano pero lo sustituyó Graciano. Este, asombrosamente (la noche se arrastraba rápidamente por la enorme cornisa del parque) vio clarito el envío; unos afirman que se trataba de una recta, otros lo describen como curva. El cuento es que la conexión caracoleó sobre la intermedia y se internó hacia el jardín central para despedazar el virtual juego sin hits ni carreras.

De todas maneras, el controladísimo tirador zuliano (en ese mismo dia Dámaso Blanco y Elio Chacón también lograron atravesar aquella maraña de lanzamientos que solía tejer el mandamás de los lanzadores orientales) blanqueó al Pampero (3-0) para llevarse al clubhouse la celebración de su 14ta victoria.

Este emocionante relato pertenece a la exitosa colección fascicular “Curiosidades de la LVBP”, ideada en su totalidad por Gerónimo Maneiro González, director de arte del Diario Meridiano. Estimulado por tan bien documentada anécdota, incorporada a la tercera entrega del magnífico producto editorial, Graciano nos pidió “derecho de palabra” a fin de enriquecer el recuerdo con otros detalles pertenecientes. Oído al tambor.

CÓMO BURLAR AL MEJOR PICHER NATIVO

“A mí me acababan de cambiar de Oriente, donde jugué desde los 18 años, para Pampero. En el noveno, Pampero perdía dos a cero. José Antonio Canasova me mandó a batear por Olano. Oscurecía pero no habían encendido las luces. “Carrao” me abrió con recta pero la dejé pasar. Estuve durante doce años en el béisbol, como utility, y había aprendido a esperar pitcheos y a identificarlos. Yo lo hacía en fracciones de segundo. Después me tiró una curva. Llegué a primera base y “Carrao” comenzó a decirme de todo. Bravo, muy bravo conmigo porque la había roto el “no hit”. De todas maneras nos metió nueve ceros.”

—¿Un hecho casual esa frustración del juego sin hits ni carreras?

“Durante el año anterior se jugó una liga de verano en Cabimas y yo siempre se la conecté bien al “Carrao”, a la derecha. Estamos hablando del mejor pitcher venezolano, ganador por excelencia. Él lanzaba a más de 90 millas. Si me hubiese lanzado recta otra vez, posiblemente me hubieran puesto out, pero me lanzó curva y eso me abrió la oportunidad que aproveché.

—¿Has visto a otro pitcher venezolano de la talla del “Carrao”?

“Luis Peñalver. Pertenece al Salón de La Fama del Deporte Venezolano y del Béisbol Venezolano. Inteligente”.

Destaca este maestro de maestros (mentor, nada menos, de Francisco “El Kid” Rodríguez) dos hechos de inmensa reverberación en la historia del “Carrao” : Primer lanzador de la liga venezolana con un jonrón, a expensas del hoy coach de los Leones, Manuel González. Aquel con el uniforme de los melenudos, y el segundo, en las filas de los licoreros del Pampero, el 25 de noviembre de 1956.

Abundan las razones para evocar felizmente al duro de la lomita: único venezolano sobre 100 victorias; exactamente 109, registro personal en el momento del retiro. Y, en consecuencia, argumentos para valorar a Graciano Ravelo a quien solamente con señalar entre los fundadores de los Tiburones —y su manager campeón en 1971— ya coloca en un pedestal sólido e imbatible. Acertadísimo Gerónimo al incluirlo en sus valiosísimos fascículos. Tiene razón Don Marcial Torres: ¿Quién más podía acreditarse el descubrimiento y pulitura inicial del ¨Kid de Las Américas”?

Columna publicada el 12/12/2009

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