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BEISBOL 007

Hasta una sucursal de lujo tenian los Yankees, Kansas City AS‏

Por Andrés Pascual

     Los Yanquis, sobre todo a partir de la entrada de Babe Ruth, significaron más dinero que todas las demás franquicias; su propietario, el Coronel Jacob Ruppert, no escatimó recursos financieros en construir no solo Yanqui Estadio con la ayuda de Babe Ruth; sino la más grande, la más ganadora y la más importante franquicia profesional deportiva del mundo.
     No regateaban precios para la adquisición de jugadores franquicias; pero fue a partir de 1924, cuando firmaron un contrato de exclusividad con el promotor y matchmaker del Madison Square Garden, que también era el promotor personal de Jack Dempsey, Tex Rickart, para efectuar regularmente carteleras de boxeo en el estadio, que una cantidad, mucho más que generosa de dinero, le comenzó a entrar a la gerencia como un suero refortificante, que utilizaban en operaciones de mercado de jugadores vía compra directa; o de cambios con dinero acompañante.
     El béisbol vivía “la era de la cláusula de reserva” con detractores y defensores que, por el desastre del tiempo actual, acaso muchos más la consideren hoy efectiva y radical, por “el amor al juego” y por el compromiso obligatorio con la camiseta, que a esta etapa de “agencia libre”, que ha convertido en un relajo institucional, de arriba a abajo, al pasatiempo.
     Connie Mack, venerable manager y propietario de los antiguos Atléticos de Filadelfia por 51 años y toda una institución para el béisbol, nunca tuvo las arcas llenas del dinero necesario para mantener un club en condición ganadora, o para construir dinastías. Pero, a partir de 1923, sus scouts firmaron un grupo de jugadores jóvenes que, a finales de la década, se constituyeron en una amenaza real para la naciente dinastía del Bronx, porque tenían mayoría de estrellas como los pitchers Lefty Grove, Ehmko o Earnshaw y, para jugar en posiciones, otro grupo de Hall of Famers como Jimmie Foxx, Mickey Cochrane, Jimmy Dykes, Ben Chapman, Mulo Hass o Al Simmons…(Dykes, Chapman y Haas no son SDLF)
      Con semejante pitcheo y artillerÍa a su disposición, los Elefantes Blancos ganaron la Liga Americana en 1929, 30 y 31 con dos Series Mundiales…pero el veterano propietario no tuvo dinero para mantener a sus estrellas y desbandó el club hacia otros equipos, beneficiándose el Boston de la Americana, que adquirieron a Lefty Grove y a Jimmie Foxx, con el tremendísimo catcher Cochrane haciendo puerto en los Tigres de Detroit como manager-jugador. Se cuenta que Mack estuvo un mes llorando cuando vio a Grove en el uniforme del Boston.
     La entrada a la década del cincuenta de los Atléticos de Filadelfia, encontró a Connie Mack anciano, cansado y sin recursos financieros; entonces vendió el club, al que trasladaron a Kansas City.
     Una franquicia todavía pobre, la gerencia de Kansas City llegó a un acuerdo silencioso, casi pacto de caballeros con los Yanquis, que le convirtió en el principal proveedor de jugadores directos de un club de Grandes Ligas a otro por la vía de la venta o del cambio. Incluso fue al Kansas City a donde enviaron los Yanquis al que era su mejor promesa como novato a mediados de los cincuentas, el inicialista boricua Víctor Pellot Power, para no tener que romper la barrera racial del club con un negro hispano, lo que hicieron con el catcher-outfielder Elston Howard.
    Desde el Kansas City llegaron a los Yanquis jugadores como Joe Demaestri, Roger Maris, Bob Cerv o Héctor López.
    Pero, cuando el excéntrico Charles O. Finley adquirió el club, su meta no era seguir abasteciendo a unos Yanquis que, porque prácticamente abandonaron su sistema de sucursales, estaban exhaustos, con jugadores envejecidos, adoloridos y sin sustitutos de clase tradicional a la vista; por tal razón,  1964 fue su último de la década en asistir a la Serie Mundial y por los próximos 12.
    O’Finley, un tacaño, se llevó el club a Oakland e inició, desde Kansas en 1964, el rejuego de vender lo mejor que tuviera para quedar último y pedir primero o segundo en el draft…así comenzó a construir el imperio que no pudo mantener por la explosión de la agencia libre y Jim Catfish Hunter fue a los Yanquis como el primer millonario de contrato a largo plazo del béisbol. Reggie Jackson fue redirigido desde el Baltimore también a la franquicia del Bronx y Blue Moon Odom, Vida Blue, Rollie Fingers, Bert Campaneris, Sal Bando o Rick Monday cogieron las de Villadiego.
     El hombre que se negó a continuar la política desleal con el beisbol de los Yanquis y los Atléticos, Charles O’Finley, que ganó las Series Mundiales de 1972, 73 y 74; también, como designio fatal sobre ese club, debió vender, porque no podía mantener ni a una novena con colegiales que le jugaran solo por la merienda.
    Con George Steinbrenner se reactivó la política de la compra sin regateo, al extremo de que, con el salario de 252 millones de Alex Rodríguez, le tomaron el pelo, porque el jugador no solicitaba eso y, por acapararlo, el Jefe pago mucho más, no solo de su valor real, sino de lo que hubiera contentado al pelotero; a pesar de todo, entre 1981 (derrotados por los Dodgers), hasta 1996, no volvieron al Clásico de Octubre.
    Hoy tienen un club que puede ganar; pero están en dependencia de que su vedette y cuarto bate esté curado del  miedo por la presión extra que pone jugar para semejante franquicia, el que no tenían ni Ruth ni Gehrig ni Dimaggio ni Mantle ni Berra ni Reggie Jackson…ni, hoy, tampoco Dereck Jeter. Luego, con estos Yanquis modernos; a pesar de los nombres y del dinero, hay que esperar, por una u otra cosa, siempre hay que esperar…



 Pie de grabado: Al Coronel Jacob Ruppert se le agradece el Imperio del Bronx

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