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BEISBOL 007

SIGLO Y MEDIO DE ACERBO CULTURAL NEGRO EN BEISBOL‏

Por Andrés Pascual

       Según David A. Denny, un redactor del servicio noticioso de Washington, la rica historia de los afroamericanos en beisbol data de casi 150 años, “como la mayoría de los estadounidenses, los negros fueron expuestos al beisbol por primera vez durante la Contienda Civil (1861-1865). Para miles de soldados, apunta, el juego era una forma entretenida de pasar el tiempo libre en los campamentos…”
      “Al terminar la guerra, los ex soldados llevaron el juego a sus pueblos y ciudades en todo el país, donde arraigó y creció”, concluye Denny.
      Fue en 1867 que se registra la primera participación de equipos negros cuando los Uniques de Brooklin enfrentaron a los Excelsiors de Filadelfia. Ese año recibieron los negros el primer rechazo de los blancos a su participación en el juego, preludio de lo que vendría después con forma de Barrera, a través del sucio “pacto de caballeros”, cuando la Asociación Nacional de Jugadores de Beisbol, primera liga organizada en este país, desechó la solicitud del club sepia Pythians de Filadelfia para formar parte del circuito.
     Para los 1880’s algunos jugadores negros lograron jugar en equipos de blancos y la Liga Internacional aceptó, por poco tiempo, jugadores “afros”  en sus clubes, según los historiadores, “como política de la liga”. El caso es que en 1887 decidieron mantener a aquellos jugadores negros que ya tenían contrato prohibiendo la admisión de más atletas de raza negra.
     Según negroleaguebaseball.com, desde 1880 se formaron en el país más de 200 equipos independientes de negros que actuaban en toda la nación.
     Para todas las fuentes, Andrew “Rube” Foster, un pitcher Hall of Famer que actuó varias temporadas en Cuba entre 1905 y 1915, ya ex lanzador en 1920, gerente y propietario del club Chicago American Giants, fundó la Liga Nacional Negra ese año.
     Desde Washington, Raymond Doswell, conservador y Director de Educación del Museo de Ligas Negras del Beisbol en Kansas City, le dijo a Denny que el beisbol profesional negro significaba empleos y, utilizando a los Monarchs de Kansas City como ejemplo, afirmó: “en los vecindarios afroamericanos, especialmente cerca de los estadios de beisbol, los negocios florecían a través de tiendas de ropa, restaurantes o clubes de jazz…todas esas cosas se animaban cuando los Monarcas estaban en la ciudad”
     Si algo de importancia logró el beisbol entre los negros, fue erigirse en vehiculo soberbio de fusión cultural, según Doswell, los viajes les ofrecían a los jugadores negros la posibilidad de conocer Estados Unidos, Canadá, el Caribe hispano, Méjico y, en algún momento, Japón.
     Para Doswell, incluso para muchos negros de la época, el beisbol sepia se describe como algo que “contrabalanceaba muchos aspectos negativos de la era de la segregación”
     Cuando Branch Rickey firmó a Jackie Robinson para los Royals de Montreal en 1945, no solo iniciaba el camino que conducía al derrumbe del Muro Racial, sino también el desplome de las Ligas Negras; porque, para evitar desventajas competitivas, otros equipos del Beisbol Organizado contrataron a jugadores negros como Willard Brown, Talúa Dandridge, Roy Campanella, Luke Easter, Monte Irving, Don Newcombe, Orestes Miñoso… política que continuaría después con la contratación de Willie Mays, Ernie Banks, Hank Aaron, Canena Màrquez, Clemente, Amorós, Rubén Gómez, Rafael Noble y cuanta estrella negra en embrión, americana o caribeña, apareciera en el firmamento. No obstante, la desorganización de las Ligas Negras y la explotación a que sometían a aquellos jugadores los dueños, no le dejaron dudas a los negros en cuanto a qué hacer y, como “alma que llevaba al diablo”, abandonaron en estampida el beisbol independiente sin detenerse a  pensar en la herencia negra.
     Al incorporarse a los clubes de Grandes Ligas lo mejor de los circuitos sepias, pues también se llevaban con ellos al fanático de su raza, que comenzaron a seguirlos en el Big Show, dejando huérfana del inquilino de las gradas a la Liga Nacional Negra, totalmente debilitada después de 1950.
     Fue en la década de los 60’s que se desbandó el último equipo profesional negro, sin ningún tipo de añoranza por el mismo: el Kansas City Monarcas.
     La mayor influencia en el reconocimiento al pelotero negro que condujo a la aceptación de este por Cooperstown, está contenida en el discurso de agradecimiento por su exaltación, en 1966, de Ted Williams cuando dijo:     “Espero que algún día Satchel Paige y Josh Gibson sean incorporados al Salón de la Fama como símbolos de aquellos jugadores que no están aquí, simplemente, porque no se les dio la oportunidad…”. Las palabras del extraordinario artillero del Boston surtieron efecto y, en 1970, se creaba el Comité que, al año siguiente, eligió a Paige y, en 1972, a Gibson.
     En lo adelante, durante 9, a un pelotero sepia anualmente,  con un 1976 especialísimo, al elegir a uno que, además, era cubano: Martín Dihigo. En el 2003 seleccionaron el más amplio grupo de jugadores y personalidades relacionadas con el juego de todos los tiempos con 17 de los circuitos negros, entre ellos, los cubanos Méndez y Torriente y, como propietario y ejecutivo, a Alex Pompez, americano de padres cubanos.
     Según dijo Jim Gates, director de la biblioteca de Cooperstown en el 2001, “nuestro objetivo es asegurarnos de que cada estadounidense sepa que, cuando la sociedad estuvo segregada, también lo estuvo el beisbol y todos estos pasos se dan para recordar una parte olvidada de la historia de este país”
  
    

 Pie de grabado: El Chicago American Giants de Ruber Foster. Torriente, 1ero. de pie de izquierda a derecha, Foster es el 5to.

 

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