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BEISBOL 007

La Cenicienta en Pittsburgh‏

Dieciocho años de marcas negativas empujaron a los Piratas a fregarle los pisos al resto de los equipos de la Liga Nacional. Todos los peloteros que llevaron al equipo a la serie de campeonato en 1992 empezaron a emigrar y la organización se sumió en una hecatombe sin planes de recuperar la competitividad de la novena.
Este lunes 25 de julio vi como los Piratas se fajaban de tú a tú con los Bravos de Atlanta hasta vencerlos 3-1. El entusiasmo del receptor John McKenry me hizo pensar por instantes que jugaban los filibusteros de comienzos de los '70 y que el catcher era el panameño Manuel Sanguillén. McKenry pedía los lanzamientos adecuados, bloqueaba los envíos descontrolados, corría detrás de cualquier foul detrás del plato, así estuviera sobre los palcos de terreno. En la transmisión televisiva decían que los Rockies de Colorado habían prescindido de los servicios de McKenry a principios de la temporada de 2011, que luego había pasado un tiempo trabajando en un supermercado. Entonces llegó la oportunidad que lo envió de nuevo a la Gran Carpa, con tarjeta para una fiesta de grandes revelaciones. Tambien me impresionó el relevista Joel Hanrahan quien vino en el noveno para cerrarle la puerta en las narices a los Bravos en el mas genuino estilo de Kent Tekulve en 1979.
El martes 26, los sorprendentes Piratas gritaron a los cuatro vientos que su gesta iba mucho más allá de mitad de temporada, porfiaron 19 episodios de intensidad con los Bravos, la derrota les llegó en la voz soñolienta del árbitro del plato Meals, quién sentenció quieto a un corredor tocado por McKenry al menos un metro antes de llegar al plato. 
El miércoles 27 se volvieron a enfrascar por diez episodios con los Bravos para perder 2-1.El pitcher abridor de ese juego, Pat Maholm, trajo imágenes de Bert Blyleven dominando las esquinas con sus curvas de alto radio, el ambiente de "We are family" de aquel equipo de 1979 parecía flotar en el dugout cada vez que Maholm regresaba al dugout. Jair Jurrjens lanzo otro maravilloso encuentro y junto a Eric O'Flaherty, Craig Kimbrel y Scott Linebrink, contuvieron a los Piratas, tuvieron que lanzar casi perfecto.
El jueves 28 los Piratas volvieron a demostrar que su presencia es en serio. Vencieron 5-2 a los Bravos. La demostracion ofensiva de Andrew McCutchen trajo imágenes de las actuaciones de Roberto Clemente en los años '60 y '70 para liderar a los Piratas a la victoria.
A partir de ese momento comenzó una serie ante los Filis de Filadelfia y fueron barridos en el inicio de una seguidilla de 10 derrotas que los bajó del primer lugar con 5 juegos por debajo de .500, lo cual pareciera indicar que los Piratas retomaron el nivel de los últimos 18 años. Varios analistas han señalado que el pitcheo, razón principal de la sorprendente primera parte de temporada de los filibusteros, ha regresado a las actuaciones mediocres propias de los integrantes de la rotación a lo largo de su carrera. Otros han dicho que todavía no los descarten, porque el empeño, la química, son señales de que se trata de otro equipo, de uno que puede al menos ser capaz de jugar por encima de .500. Y eso pareciera tener algo de lógica al observar como estos Piratas han vuelto a convertir la calabaza de Cenicienta en lustrosa carroza, al ganarle dos juegos de una serie de tres, a los Campeones Mundiales, los Gigantes de San Francisco. Charlie Morton fue capaz de lanzar un blanqueo y en el tercer juego se soltó la ofensiva filibustera. Pareciera centellear en la distancia de la noche una pequeña lucecita en la bodega del barco.
A continuación vino otra prueba de alta exigencia, ante un equipo tan intenso como los Cerveceros de Milwaukee. El viernes 12 de agosto perdieron 7-2 ante Zack Greinke. Sólo conectaron 6 imparables. Paul Maholm fue castigado con vuelacercas de Prince Fielder y Ryan Braun. El sábado 13 Kevin Correia se fajó con Marco Estrada en un duelo de lanzadores que continuaron los respectivos bull pens. Yuniesky Betancourt la sacó de cuadrangular en el segundo episodio. Los Piratas fueron contenidos en 3 imparables y los lupulosos terminaron apuntándose el lauro. El domingo 14 parecía que los filibusteros salvarían el honor. Llegaron ganando 1-0 al cierre del octavo episodio. Morton recibió la carrera del empate. En el cierre del décimo inning Milwaukee anotó la rayita del triunfo ante Chris Resop.
Los Piratas le ganaron dos de tres juegos a los Cardenales entre el 15 y el 17 de agosto. Aún sin haber barrido hay resabios de una tenue luz que indica la intensa disposición que existe en los peloteros filibusteros por al menos terminar la temporada por encima de .500. Quizás la muestra más contundente de la determinación de este equipo se produjo el martes 16 cuando llegaron igualados a 3 carreras con los pájaros rojos al noveno inning, en la parte de arriba los plumíferos se fueron arriba 4-3. Los Piratas empataron en el cierre del noveno. El camarero Neil Walker la desapareció al primer envío del relevista Fernando Salas. En el undécimo inning Andrew McCutchen realizó una atrapada fantasmal para salvar a los Piratas que hizo flotar la imagen de Roberto Clemente en el right field del PNC Park. En el cierre de ese episodio Garret Jones la sacó en conteo de 2-2 ante Arthur Rhodes para darle el triunfo a los Piratas.
Quizás este no sea el año en que los Piratas ganen la división central, quizás ni siquiera terminen por encima de .500. Lo que no se puede negar es que hubo un cambio significativo en la manera como el equipo pelea los juegos sobre el terreno.

Alfonso. L. Tusa C.

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