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BEISBOL 007

El dinero manda‏

Dirigir una novena de Grandes Ligas en estos tiempos es una tarea más ardua que cruzar en balsa las 90 millas del Estrecho de la Florida o intentar escalar el Himalaya montado en una patineta.

El dinero manda y a los managers les resulta muy difícil pensar por sí mismos en lo que pueda resultar mejor para el equipo, sin sentir la presión de la gerencia que exige resultados por sus inversiones.

¿Quién es Joe Girardi para bajar en el orden al bate a los multimillonarios Alex Rodríguez y Mark Teixeira? ¿Tiene acaso la autoridad para enviarlos incluso a la banca ante su nulidad ofensiva?

Si aquella vez que quiso colocar de octavo a Jorge Posada casi se le arma un motín a bordo, ¿qué decir de lo que podría ocurrir si se le ocurre tocar con el pétalo de una rosa a las "superestrellas" apagadas?

Podrán pagarle los millones que le pagan, pero ¿qué más tiene que hacer Rodríguez para demostrar que los playoffs no son lo suyo?

La presión lo mata y con todo y que quizás al final de su carrera sea el dueño de cuanto récord ofensivo exista, más le valdría a los Yankees sacar de su retiro a Scott Brosius y llamarlo sólo para la postemporada.

Sus únicos dos hits del playoffs divisional los pegó en el cuarto juego, cuando su equipo ya tenía ventaja de 4-1 a la altura del octavo episodio.

Dos imparables en 18 turnos (.111), con seis ponches. Si bien tuvo tres carreras impulsadas en la serie, dos fueron con sendas rolas que llevaban la fuerza de una caricia de bebé.

Dicen que la cara es el espejo del alma. A A-Rod se le notaba en el rostro el miedo a enfrentar una situación decisiva y fue incapaz de poner la pelota en juego con las bases llenas en el séptimo inning y su equipo debajo 1-3.

Por su parte, Teixeira se fue de 18-3 (.167), con apenas un remolque, que lo consiguió no con la fuerza de su bate, sino gracias al descontrol del lanzador rival con la casa llena, que le regaló pasaporte.

Entre el cuarto y quinto hombres de la alineación, los que están ahí para producir carreras, se fueron de 36-5 (.139), con 11 abanicados.

Entre ellos dos no llegaron a las cinco impulsadas que logró Brett Gardner, el noveno hombre en la tanda.

Pero Girardi tampoco tuvo el valor de pasar a Gardner a abrir la tanda, ante el declive deDerek Jeter, lejos de su habitual forma de octubre.

Una vez más, el dichoso dinero pesó sobre las decisiones correctas.

En una serie corta, los nombres no cuentan, sino los hombres.

El que entre en la mejor racha debe ser aprovechado al máximo, llámese como se llame. El que pase por un mal momento, al que la presión lo supere, debe ceder paso.

El veteranísimo Posada demostró estar hecho para esta parte del año y le pegó a la bola con solidez. Quizás hubiera valido la pena incluso colocarlo detrás del plato, aún cuando sus habilidades defensivas han decaído con el paso de los años.

Y a pesar de su corta edad e inexperiencia, el venezolano Jesus Montero enseñó nervios de acero en las dos únicas oportunidades que recibió.

A fin de cuentas, un equipo ganador no necesariamente se hace con mucho dinero, sino dejando el corazón sobre el terreno.

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