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BEISBOL 007

El límite de votos para el Salón de la Fama debe ser abolido por el exceso de candidatos‏

La fecha límite para enviar las votaciones para el Salón de la Fama fue a la media noche del día de Despedida de Año. Todavía yo seguía pensando como votar al mismo mismo que las personas se colocaban adornos en sus cabezas.

El jugador que me estaba causando más angustia fue Bernie Williams. Mi instinto inicial fue no votar por él. Considero que fue un muy buen jugador, pero que se quedó cortó de ser material para Cooperstown. Y a todos los que le pregunto piensan igual. A gente que no les pregunté también están de acuerdo, incluyendo un escritor que cubrió la totalidad de la carrera de Bernie. Tiene todo eso en su contra. Además, fue un Yankee.

Sin embargo, mientras más miro sus números, mejor me parece el caso de Bernie. Fue campeón bate que llegó a los .300 en ocho ocasiones y terminó con un porcentaje de embase casi tan alto (.381) como el de Tony Gwynn (.388) y un OPS más alto que el de Gwynn (.858 contra .847) con más cuadrangulares y carreras remolcadas y casi la misma cantidad de anotadas. Ahora, uno puede manipular y falsificar estadísticas para hacer parecer a cualquier pelotero como un candidato al Salón de la Fama (bueno, quizás Milton Bradley no) pero esas son estadísticas importantes que se comparan favorablemente contra un pelotero seguro de entrar al Salón de la Fama en su primera oportunidad.

Al final, vote por Bernie. Si piensan que al hacerlo estoy bajando los estándares del Salón de la Fama y que he mancillado a pasados exaltados como Bruce Sutter, Bowie Kuhn, Effa Manley y Whitey Herzog, no se preocupen. No voy a votar por Bernie el año que viene. Ni el que le sigue. Ni el que le sigue. Porque a menos que cambien las reglas de votación, no voy a poder votar por él, aunque quiera.

¿La razón? Porque las reglas establecen que solo se puede votar por un máxico de 10 jugadores, y con los candidatos que van a entrar a la papeleta, Bernie no va a estar entre mis 10 primeros jugadores.

Ese límite ha existido desde la primera votación del Salón de la Fama en 1936, cuando a los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de EEUU se les dijo que podían votar por 10 jugadores en cualquier combinación de posición, y que se requería el 75 por ciento de los votos para ser electo. Como relata el investigador del Salón de la Fama Bill Francis, se esperaba que los escritores escogieran 10 jugadores de una lista de 51. Ese es un estimado optimista. No se puede lograr que un 75 por ciento de los escritores de béisbol se pongan de acuerdo ni siquiera en si quieren helado gratis en los palcos de prensa en los estadios además de perros calientes gratis.

No lo se. Eso podría dañar nuestra credibilidad y nuestra objetividad. Además, ¿vendría con un recibo para nuestros reportes de gastos?

Sin que fuera sorpresa, cuando se les limitó a votar por un máximo de 10 jugadores ese primer año, los escritores solo eligieron a cinco -- Ty Cobb, Babe Ruth, Honus Wagner, Christy Mathewson y Walter Johnson. Ni siquiera hubo un acuerdo completo de que esos cinco pertenecieran al Salón de la Fama. Veintiún de los escritores no votaron por Mathewson. Treinta y siete de ellos no votaron por Johnson. Once personas no votaron por Ruth. Francis cita reportes que dicen que "cuando apareció la primera papeleta en la que no aparecía el nombre de Ruth, se detuvo el conteo de forma momentánea para comenzar una discusión sobre como alguien pudo haber dejado fuera al Bambino.''

Eso ayuda a explicar las razones por las que 28 escritores no votaron por Rickey Henderson hace tres años.

De todas maneras, el máximo de 10 jugadores sigue en efecto 76 años más tarde. Y ese es un problema ahora que llegarán a la papeleta los jugadores asociados con el uso de esteroides. Algunos escritores sospechan de un jugador. Otros no. El asunto es que, las acusaciones por esteroides van a impedir que jugadores que de otra manera serían seguros exaltados al Salón de la Fama reciban el 75 por ciento de los votos, necesario para ser electos, lo que va a crear un atasco enorme y desagradable en la boleta de votación.

Debido al asunto de los esteroides, y a la falta general de consenso, los siguientes jugadores probablemente estarán en la papeleta en tres años: Barry Bonds, Roger Clemens, Pedro Martínez, Randy Johnson, Sammy Sosa, Jeff Bagwell, John Smoltz, Edgar Martínez, Mark McGwire, Mike Mussina, Jeff Kent, Larry Walker, Alan Trammell, Fred McGriff, Rafael Palmeiro, Lee Smith, Tim Raines, Gary Sheffield, Mike Piazza, Curt Schilling y, por supuesto, Bernie.

Esos son 21 jugadores que merecen una seria consideración. Y eso sin contar a Barry Larkin, que podría ser electo este año, y además asumiendo que Greg Maddux, Tom Glavine, Craig Biggio y Frank Thomas logren ser electos en sus primeras oportunidades en la boleta. Encontrar espacio en mis votos para Bonds, Clemens, Pedro, Johnson y otros significa que tendré que sacar más jugadores de mi boleta que los que sacaron los Marlins luego de ganar la Serie Mundial del 1997.

Como escribe Joe Posnanski, este no sera el primer atasco de peloteros que merecen ser inmortalizados. Pero eso no significa que sea más atractivo que decir que en esta Navidad no fue la primera vez que había un exceso de pantallas de cine mostrando una cinta de Alvin y las Ardillas.

He aquí el problema: Debido a la era de los esteroides, el mantener el límite de 10 jugadores tendrá un efecto negative en el Salón de la Fama debido a que impedirá que los jugadores que merecen recibir votos los reciban simplemente porque no habrá suficiente espacio en la boleta. Eso no es justo y atenta contra el proceso de votación.

El levantar dicho límite no va a tener un efecto negativo. ¿A quién le importa si yo voto por 12 o 15 o 25 jugadores? Si los jugadores no "merecen'' ser electos, ellos no van a recibir el 75 por ciento. Pero, ¿cuál es la razón para evitar que podamos votar por tantos jugadores como querramos?

Hay que eliminar ese límite, a pesar que no he podido encontrar una respuesta clara en torno a quien le correspondería hacerlo, si a los escritores, al Salón, o a ambos. Solo el intentar que lo hagan los escritores tomaría años. Somos una organización terca y obstinada. Fue hace apenas un par de años que aprobamos que se incluyeran en la votación los escritores de Internet, y aún así, lo hicimos con muchas restricciones.

Miren, todos diferimos en nuestros estándares para el Salón de la Fama. Pero por eso es que se necesita el 75 por ciento del voto, para asegurar un consenso incluso entre los escritores de béisbol. Pero deberíamos estar de acuerdo en que un jugador debe recibir un voto basado en su carrera, no en un límite de votación completamente arbitrario e innecesario.

Como dijo el secretario de la BBWAA Henry Edwards en 1936 luego del alboroto por la primera votación para el Salón de la Fama: "La boleta no dice que el votante tiene que votar por los jugadores que puse en la lista. Simplemente coloqué un grupo de los mejores nombres sin intención de dejar a nadie afuera. Comienzo a sospechar que algunos de los electores son bastante tontos."
Jim Caple es escritor senior para ESPN.com, siendo una de sus mayores contribuciones su columna semanal sobre béisbol "Off Base" para Page 2. Antes de unirse a ESPN, Jim laboró en Minneapolis y Seattle. Consulta su archivo de columnas.

 

 

 

 

Jeff Bagwell

 

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