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BEISBOL 007

PREOCUPACIONES DE TERCERA MANO‏

Por Andrés Pascual

 

Durante los 60’s, por diferentes indicios que observábamos muchos, por evidencias encubiertas difíciles de detectar si no se cuestionaba a fondo la labor de destrucción de la tiranía, comentábamos que la pelota estaba condenada por el castro-comunismo a desaparecer por su propio peso; eso decíamos, pero la prensa oficial impregnaba el ambiente de “entusiasmo y fervor revolucionario” (léase oportunismo político sometido) envuelto en la sobre-valoración de una pelota que cualquiera podía entender por qué “no llegaría a la esquina”. Fue cuestión de tiempo.

Sin embargo, desde hace diez años o doce años, donde el castrismo se supone que no tenga que ver ni con regar el terreno de juego, el beisbol invernal y la Serie del Caribe, comencé a escribir sobre la preocupante baja de asistencia a los terrenos de juego.

Resulta que ahora es que circulan fotos con el Quisqueya medio vacío y algunos cronistas empiezan a sospechar que algo anda mal. Sinceramente, hoy es más una imagen de propaganda, quién sabe con qué objetivo, que la presentación de un lamentable estado de cosas que, a ciencia cierta, nadie sabe cómo podrá resolverse ni si tiene solución.

 

 

 

 

serie del caribe 1954 publico en las gradas

Una vez Offerman agredió a un umpire, verdad que lo suspendieron, pero lo hizo; en otra oportunidad, a Vladimir Guerrero casi lo matan en Venezuela un grupo de fanáticos que equivocaron el terreno de beisbol con la arena estilo Coliseo Romano en que tienen convertido el estadio de balompié en Suramérica, Centro y Europa.

Cualquier circunstancia de violencia, lo mínimo que ocurra con los jugadores bajo contrato por el Beisbol Organizado, se convierte en la justificación que necesitan esos “señores” para actuar contra el beisbol del área de la mejor manera que conocen: impidiendo la presencia de los mejores jugadores de cada país con el objetivo de debilitar los eventos hasta que todo el mundo se canse y sucumban por su propia anemia de entusiasmo popular.

Algo que he escrito más de 100 veces es que las Grandes Ligas no le tienen ningún respeto a los dirigentes de loa Confederación, por lo menos no de la forma como durante la primera etapa, que fueron capaces de lograr que los big leaguers jugaran en las diferentes ligas de invierno sin autorización del Beisbol Organizado y, si no es así, pues no hay respeto ni interés por “el Norte” en contribuir al rescate del beisbol caribeño del hueco en que está; más bien, como se hace con quien no se estima, emplean la vieja sugerencia “si lo ves ahogándose, ponle el pie en la cabeza…para que no salga”

¿Qué se puede hacer? Bueno, aunque el sistema de academias en los países del Caribe es un arma a favor de los “Padrecitos de los clubes de Grandes Ligas” para ni tener que utilizar como vitrina de exhibición del material joven y disponible el invierno, es necesario trabajar con los jóvenes que, a fin de cuentas, cuando concluyan sus carreras como jugadores activos, buscarán el trabajo, sobre todo, en el beisbol criollo, para que, con valor, exijan que les permitan participar en los calendarios del circuito de la Confederación, de igual forma como deben aceptar cláusulas, muchas veces onerosas, en sus contrato.

En el marco de la avidez por jugadores para la cantidad de clubes que ya hay, cuya tendencia es a ampliarse más, el Lejano Oriente se convirtió en una opción con la que, quizás, crean que un día puedan desplazar el número de jugadores nativos del área en todo el circuito del Beisbol Organizado, ¿Quién sabe?

Foros, conferencias entre todos los interesados con una gran convención anual, si en Miami, ciudad neutral con público múltiple, mejor, que incluyan hasta al fanático, a fin de escuchar proposiciones con la televisión, el radio y la prensa escrita como participantes activos en las sugerencias, a ver si se puede detener la espiral de desgano que hace rato viene observándose en algunos países por el beisbol del Caribe y en el evento máximo regional que, como ocurre siempre, fue ahora, por un par de fotos de un estadio medio vacío, que se dio cuenta la prensa del desastre.

 

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