Blogia
BEISBOL 007

UN CANGREJERO LEGENDARIO, “CANENA” MÁRQUEZ‏

UN CANGREJERO LEGENDARIO, “CANENA” MÁRQUEZ‏

Por Andrés Pascual       Luis Angel Márquez, "Canena", fue paisano de uno de los mejores compositores del Caribe de todos los tiempos, el Maestro Rafael Hernández, prolífico en el bolero, al que contribuyó enormemente a inmortalizar como ritmo y a mantener su vigencia a través de los años.

       Y yo no sé si al gran pelotero lo ata algún capítulo de su vida al pentagrama, pero, además de haber nacido en el mismo pueblo que el Jibarito, le ponía música al deporte de las bolas y los strikes con sus ganas eternas de echar correr buscando siempre la base inmediata… 

   Canena Márquez nació el 28 de octubre de 1925 en la localidad de Aguadilla y firmó como profesional a los 18 años, dicen que sin autorización materno-tutoral, el club que lo adquirió fue el Tiburones de su localidad.

     Sin embargo, para la posteridad, el veloz outfielder es considerado un Cangrejero de la "gorra a los spikes".

     En la historia del beisbol boricua, incluso en la del hispano, el orgullo de Aguadilla se vio envuelto en algunos hechos de interés relevante: tercer jugador de Puerto Rico en jugar en Grandes Ligas (1951), después de Hirán Bithorn y de Luis Rodríguez Olmo, primero de raza negra y primer jugador hispano firmado por los Yanquis de Nueva York (1948), luego de que esta franquicia se lo comprara al Baltimore Elite Giants de Ligas Negras; sin embargo, no fue el primer jugador negro hispano que firmara para el Beisbol Organizado, mérito que le corresponde al infielder Carlos Santiago, también Boricua, en 1948, poco tiempo antes. 

    Nadie se puede explicar la razón por la que Canena Márquez, uno de los mejores y más explosivos jugadores del "buen tiempo ido", no triunfó en Grandes Ligas, estancia que inició en 1951 con los entonces Bravos de Boston y que continuó con los Cubs de Chicago y los Piratas de Pittsburgh, limitándose esa actuacion a solo 143 turnos oficiales al bate en 1951 y 1955.

     Lo que nadie debe dudar, además de su clase soberbia sin cuentos, es que este pelotero es uno de los mejores que haya podido verse en los terrenos de las Ligas Menores durante 14 campañas, sobre todo en Triple A: Canena se desplazó por el circuito previo a las Mayores con autoridad soberana, por lo que varios historiadores del beisbol puertorriqueño se han referido a estas actuaciones como similares a las de Willie Mays en Grandes Ligas. 

   La estelaridad de Canena alcanzó al beisbol sepia, en el cual jugó para los Yanquis Negros de Nueva York, para el Baltimore Elite Giants y para el Homestead Grays, sentando cátedra como bateador de promedio con poder de jonrones, además de lucir su endemoniada velocidad en las bases. 

  El juego del apodado "Fogón boricua" fue reforzado por la cantidad de carreras que impulsaba, a pesar de que era un bateador de primero o segundo turno, lo que manifestó en las Menores sobre todo, en las que copó liderazgos a la ofensiva como las impulsadas, en orden de 100 ó mas; ademas de los dobles, jonrones, triples, anotadas y robadas, el outfielder también pudo competir y ganar en promedio un campeonato de bateo. Por esas dotes también brilló en las Ligas Negras. 

   En el beisbol invernal de Puerto Rico queda como uno de los grandes jugadores que, por obra y gracia de la modernidad injusta y menos dedicada a la mantención de la memoria histórica, es más pobremente valorado de todos los grandes de antaño, diría yo que como Perucho Cepeda y Pancho Coimbre quienes, de nunca haber existido la barrera racial, nadie sabe si fuera Clemente lo mejor de la América Hispana en Grandes Ligas.

      La liga Invernal de Puerto Rico tuvo durante años récordes de Canena que fueron tan grandes, tan difíciles de lograr, que se mantuvieron a pesar de que durante décadas, entre los 50's y los 80's, pasaron por allí muchos de los mejores peloteros de la historia, tanto nativos como importados. 

   Pero el Santurce, el mejor club que se haya visto en Series del Caribe, el único que ganó tres veces el evento, tuvo a su favor la contribución grandiosa de un hombre, al decir del narrador Gonzalo López Silvero, "buena persona de verdad" que, como pelotero, es de lo mejor que se haya podido ver en el Caribe y en Ligas Negras, a pesar de su pobre participación en Grandes Ligas.

    El primero de marzo de 1988 un yerno lo asesinó, según me contaron algunos ex jugadores cubanos como Orlando Peña y Mike de la Hoz por… por bueno, porque quiso "arreglar un potaje familiar" y el desalmado no encontró algo peor que matar a una gloria cuyo nombre lleva el estadio de la localidad en que nació.

0 comentarios