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BEISBOL 007

LOS PELOTEROS NO QUIEREN ESPERAR…

Por Andrés Pascual

Bud Selig le prohibió al socio de Merkys Cabrera que asistiera a los estadios de las Grandes Ligas.

Como los padres ante las malas relaciones de sus hijos: “no te juntes con ese elemento”, pero ha habido hijos peores que los señalados como “morralla”.

Hasta un sitio “vivo” en Internet adquirieron para tapar la letra del pecado del pelotero, lo que debería estar en las manos de otra instancia, sin embargo, más allá de lo que decidió el Comisionado, parece no que se hará otra cosa.

Para mi el dominicano que cayó en desgracia, si puede llamársele así, no pasaba de ser “otro peloterito” de algo más que un titular, sin embargo, la peste a pescado podrido de la Bahía de los Gigantes, como que lo había nutrido al extremo de batear como Willie Mays, pero con mejor promedio. Por cierto, no han salido del lío de Bonds y se aparece lo de Cabrera, en cuanto a impacto y reflejo negativo en la franquicia, digo

En cualquier época decente, cuando el compromiso con el público y con la historia significaban más que millones de dólares casi robados por una violación tras otra de la ética y las leyes obligadas, Cabrera no se subía en .300 ni con escalera, pero el año pasado bateó .305 con 18 jonrones y 87 empujadas y este promediaba para .346… Bueno.

Esta campaña el outfielder fue un All Star y había que leer lo que escribieron los que mantienen vigente, hasta durmiendo, la frase “otro de los nuestros”.

Entre la poca vista, el compromiso ajeno al deporte y la guataquería quién sabe para qué, se escribieron elogios de Merky Cabrera dignos de Orlando Cepeda o de Willie Mc Covey. Esta situación se ha convertido en una fiebre ridícula que, de tanto repetirse, cansa y desprestigia al cronista cada vez que suceden cosas como el problema que afronta el quisquellano, porque algo si está claro, es entre “nuestros hermanos” que, mayormente, se está dando la hora en el uso de sustancias prohibidas, lo mismo en Grandes Ligas que en las Menores.

Para ponerle “más y mejor música”, la bola picó, se extendió y la recogió Bartolo Colón, que no le interesó para nada la falta que le hará al staff de Oakland en la recta final.

Si algo hace diferente al pelotero de ayer con respecto al de hoy es el amor al juego, al club y el respeto absoluto que demostraba por el “respetable”, pero, ¿A quién le importa eso ya?

Cuando el propio público se confabula contra sí para que lo pisoteen y aplaude malformaciones de la conducta de quienes deberían ser ejemplos positivos de la infancia y de la juventud, no se puede exigir mucho y eso el jugador indiferente lo sabe, como también las Oficinas del Beisbol y el Sindicato, a fin de cuentas, es un triunvirato del oprobio lo que hay en el beisbol.

Ahora, ¿Fue la decisión de estos jugadores mancharse con el uso de sustancias? Puede ser que sí o pudiera ser que no…

Para mi regresó la etapa de la “vista gorda” por parte de los “mayimbes”, pero a algunos se les olvidó la fecha de inicio, entonces se apresuraron y hubo que tomar medidas.

Posiblemente el adelanto estaba reservado para un solo jugador, que sería un desastre capaz de rematar la pobre credibilidad del pelotero y de los mandamases de hoy si continuaba cuesta abajo desde que, aparentemente y por el miedo al test sorpresivo, se vio obligado a prescindir del estimulante. Este año no ha regresado “como era”, pero sí aproximado.

El artículo de Jeff Passan sobre bateadores “insubordinados” en promedio y en poder sin respaldo físico, fue lo suficientemente claro y sugerente como para ni escuchar ni, mucho menos creer, un cuento diferente.

 

 

Esta gente no es tonta, entonces, ¿Qué son?

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