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BEISBOL 007

Luis Aparicio El Grande, centenario

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El campocorto corrió hasta las profundidades del “hueco” y lanzó por debajo del brazo a segunda base. El out se concretó por milésimas de segundo. Se fue hasta un sitio cargado hacia tercera base, alisó la arcilla con los zapatos y se inclinó. Las palabras del camarero ebulleron hasta las nubes. Sabía que aún faltaban dos outs para completar el inning. Con cada lanzamiento variaba su posición uno o dos pasos hacia delante, atrás, izquierda o derecha. Observaba las señas del catcher. A veces se acercaba al montículo entre lanzamientos para alertar al pitcher. Se mimetizaba con el aire a la hora de llegar a la base para agarrar la pelota y sorprender al corredor. Cerraba el paso y el guante decretaba el grito del árbitro con el puño en alto. Siempre de los primeros que regresaba corriendo al dugout luego del tercer out. Luis Aparicio Ortega fue el primer beisbolista venezolano contratado para jugar en el extranjero. En 1934 fue contratado por el Licey para jugar en República Dominicana. Allá demostró sus cualidades y siguió evolucionando como pelotero. Regresó al país como la superestrella del béisbol nacional. Jugaba para el Concordia, propiedad del hijo del dictador Juan Vicente Gómez. Se coronaron campeones en la Liga Central en 1934. Aparicio resultó líder bateador con .396 de promedio. Superó a figuras como Manuel “Cocaína” García, “El Grillo” Báez, “Tetelo” Vargas y el Salón de la Fama Martín Dihigo. Dentro de sus hazañas más relucientes está la de haber realizado outs en las cuatro bases jugando como short stop. Quizás le haya ayudado el hecho de practicar béisbol en las mañanas y futbol en las tardes. Mientras jugaba en el Lucana BBC, en Caracas, 1931, campeonato de la Liga Central Venezolana, batearon un roletazo sobre segunda base. Ni Luis ni su hermano Ernesto lograron alcanzar la pelota. En medio de la carrera Luis cambió de dirección y siguió hacia el plato. Allí apartó al receptor y recibió el tiro para hacer el out. De regreso al dugout, el receptor Adolfo Ugueto le dijo: “¿Qué hago yo en el home?” Luis soltó el guante sobre el banco. “Usted con esos aperos no hubiese realizado ese out”. El legendario manager cubano Pelayo Chacón decía que “El Grande” jugaba un béisbol “muy adelantado”. Siempre me he preguntado por el origen de la tradición de excelsos campocortos venezolanos, aunque lo sospechaba, me faltaba comprobar el punto de partida de la elegancia de Alfonso Carrasquel, la intensidad de Luis Aparicio Montiel, la maestría de Teodoro Obregón, el alcance de David Concepción, la espectacularidad de Enzo Hernández, la presencia de Oswaldo Guillén, la excelencia de Omar Vizquel. Todo partía de aquella voluntad constante de un hombre por mejorar con cada juego, de siempre dar lo mejor y en sana lid. En los comienzos de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional jugó con los equipos Magallanes y Vargas. En 1947 enfrentó con la camiseta del Vargas a los Yanquis de Nueva York y los Dodgers de Brooklyn en juegos de entrenamientos primaverales. El Vargas derrotó a los Yanquis el primero de marzo de 1947, 4-3. Vargas jugaba con mayoría de refuerzos extranjeros, los únicos venezolanos fueron Francisco “Tarzán” Contreras y Luis Aparicio Ortega. Se enfrentaron a una alineación que incluía a Yogi Berra, Phil Rizzuto y el lanzador Allie Reynolds. De acuerdo con Rafael Aparicio, hijo menor de “El Grande de Maracaibo”: “Papá fue un tipo muy inteligente y sumamente correcto. A pesar de que no fue muy estudiado, era muy inteligente. Yo creo que lo apodaron El Grande no por sus logros en el terreno sino por el tipo de persona que era”. “El orgullo de mi padre no era el dinero sino la rectitud, siempre me dio un único consejo: sé honrado”. Muchos expertos opinan que Luis Aparicio Montiel superó al padre y esto nuevamente ratifica la grandeza de Aparicio Ortega, un buen maestro siempre promueve a un alumno que lo supera. Recuerdo unas declaraciones de Aparicio Montiel con respecto a un pitcher en Grandes Ligas que siempre lo sorprendía en las bases. De regreso en Maracaibo al final de la temporada, consultó con su padre y le sugirió que observara el movimiento del pitcher. “Cuando haga la pausa te vas”. En la temporada siguiente Aparicio tuvo un alto promedio de robos ante ese lanzador. Que LVBP haya decidido llamar la temporada 2012-2013 Luis Aparicio El Grande, con motivo de su centenario, es un motivo de alegría para los seguidores del béisbol. Alfonso L. Tusa C.

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