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BEISBOL 007

Sesenta y cuatro años… y una página inolvidable de Roberto Clemente

 

Por Felo Ramírez
Como lo dijo a Oscar Huete

Felo Ramírez - Narrador de los Marlins y Columnista de la Estufa CalienteMirándolo y diciéndolo, es muy fácil pero son exactamente 64 años que llevo trasmitiendo béisbol del bueno.

Muchas veces la gente se aburre de hacer lo mismo todos los días, pero en mi caso no es así. Yo estoy loco porque llegue la noche y de la misma manera la hora de trasmitir béisbol, porque sinceramente lo disfruto plenamente aunque desde luego por las circunstancias en que lo estoy haciendo ahora cuando el equipo se encuentra de viaje no es igual al estar en vivo desde un estadio.

Ese sentir del público siempre lo hace sentir a uno joven, la algarabía de los fanáticos, las reclamaciones de los jugadores, las peleas entre ambos equipos le dan vida al trabajo que hago todos los días.

A través de los años gracias a  Dios, he estado en muchas hazañas que hoy forman parte de la historia del béisbol de las Grandes Ligas.

Como poder olvidar esas ultimas cuatro entradas y un tercio que me tocó narrar en el juego perfecto de Don Larsen el 8 de octubre de 1956, exactamente en el quinto juego de la Serie Mundial de esa temporada.

El impacto de ese strike cantado del umpired Babe Pinelli para el ultimo out del juego que a la postre fue su último ya que se retiró ese mismo año, aun retumba en mi mente.

Babe Pinelli, fue jugador de Grandes Ligas hasta el año de 1927 aunque después se mantuvo jugando hasta el año de 1932, en la Liga de la Costa del Pacifico.

Como poder olvidar aquella noche del 8 de abril de 1974, cuando Hank Aaron conectó su cuadrangular numero 715 frente a los lanzamientos de Al Downing, logrando una hazaña tan grande que aun recuerdo que después de este logro fue amenazado de muerte en muchas ocasiones.

Pero si hay un momento especial que jamás olvidaré es el hit 3000, de Roberto Clemente, el cual disfruté por distinta razones: la amistad, la relación amistosa grande que vivía con
él, la intensa y enorme cantidad de partidos donde él jugo trasmitidos para Puerto Rico.

Nos unió una gran amistad, que cuando yo llegué a transmitir a Puerto Rico él ya estaba en acción con el equipo de San Juan y sé el gran significado de ese imparable, tanto para él, como para su familia.

Fue exactamente el 30 de septiembre de 1972, frente a los envíos de  Jon Matlack de los Mets de New York, una línea sólida que Clemente convirtió en un doble al jardín izquierdo en la cuarta entrada en el Three Rivers Stadium, frente a  13,117 fanáticos
Las emisoras de radio y de televisión que trasmitieron ese momento lo convirtieron en el “Hit Parade” de ese día.

Roberto Clemente era especial, tenia a sus amigo, era muy retraído, mas bien a pesar que cuando tenia que decir cosas, al igual que  al protestar lo hacia elocuentemente a pesar de su mal inglés. Nadie como él en este aspecto.

Roberto era un hombre con mucha facultades de todo tipo, por ejemplo, era muy activo en su casa, siempre estaba inventando, incluso llegó a inventar una lámpara que solo él sabia como funcionaba. ¡Increíble!

Pero, por las cosas de la vida, llegó aquel fatídico 31 de de diciembre de 1972, aun recuerdo que él me llamó para decirme que si lo acompañaba en ese acto de humanidad, de cariño hacia el pueblo de Nicaragua que acababa de sufrir los embates de un terrible terremoto.

Aun recuerdo claramente sus palabras  “Nicaragua sabe quien es Felo Ramírez ellos te quieren, te aprecian y me gustaría que tu estuvieras con nosotros” me dijo.

Pero consideré que no era la fecha o el día perfecto para viajar. Quizá ni la Sra. Vera viuda de Clemente sabe que yo le dije que no, debido a que había recibido a toda mi familia en mi casa que había llegado a celebrar el fin de año y todos saben como son las fiestas de fin de año para los cubanos o para los hispanos

Jamás se me borrará de mi mente aquellas detonaciones que todo el pueblo de Puerto Rico, escuchó sin sospechar que su hijo más querido había fallecido en la noche de recibimiento de año nuevo.

Fue a las 5 y pico de la madrugada que llegaron a avisarme a mi casa, que el avión donde Clemente se trasladaba a Nicaragua había desaparecido en el mar, para mi fue una sorpresa horrible.

Me vestí rápidamente y me dirigí hacia la casa  de Roberto, donde me encontré con su esposa y sus niños, que en aquel entonces estaban muy pequeños

Creo que ese momento ha sido el momento más impactante de mi larga carrera y es el día de hoy que mis ojos se humedecen cuando recuerdo aquellas palabras que me dijo Roberto “vamos Felo, esa gente te quiere”.

Tengo un gran respeto a todo ese pueblo de Nicaragua que hasta el día de hoy sigue recordando a ese gran pelotero boricua Roberto Clemente.

Después de tanto correr en estos lares es  muy difícil encontrarse con un jugador hispano que tenga todas las características de Clemente. Un Ídolo, un inolvidable jugador del más alto nivel de béisbol del mundo donde su nombre está grabado en las marquesinas de los estadios del sentimiento humano.

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