Blogia
BEISBOL 007

EL SUPERCONTRATO Y EL JUGADOR HISPANO

 

Por Andrés Pascual

Una vez fui a ver a un amigo que vino de visita desde Cuba y, en medio de la conversación, un primo le preguntó qué comería esa tarde, después que la madre enumeró más de 10 exquisitos platos, que incluían tasajo y aguacate, el propio primo se le quedó mirando fijamente al visitante y, con la seriedad de un profesor universitario preocupado por el bajo índice académico, en tono grave, le dijo: “Pedro, tienes que tener mucho cuidado, porque se te asusta el c..o y te empachas…” bonita y original forma de establecer la diferencia entre esos pobres muertos de hambre (de la verdadera) y el exiliado.

Félix Hernández (en la foto), el sensacional pitcher venezolano de los Marineros de Seattle, acaba de firmar un contrato de extensión por 175 millones. A pesar de todo, debe tener mucho cuidado, porque se le puede asustar el que se sabe.

En la historia de los grandes contratos del Beisbol Organizado está comprobado que, preparados para recibirlos con el menor impacto negativo posible, los americanos, lo mismo negros que blancos.

Por idiosincrasia, por complejos que no se pueden borrar comprando un Ferrari o una casa de 25 millones, el pelotero “latino” confronta problemas de personalidad que le afectan la salud y el rendimiento con frecuencia superior a la del afro o el anglo.

A Alex Rodríguez se le ha convertido en flagelo insoportable la maldita carga de billetes que le dieron, porque, si hubiera ganado menos, no le hubiera exigido tanto, entonces el calvario ha sido jugar para los Yankees y ganar lo que Donald Trump casi.

Cuando Babe Ruth inauguró a finales de los 20’s la era del “billetazo” con solo 80,000 dólares, pero que representaban dos veces el salario del presidente de la nación, por su personalidad, por su jocosidad y porque era americano, fue capaz de responderle a Dan Daniel por una pregunta relativa al caso que “gano más que el señor Presidente porque tuve una temporada mejor”.

El Babe aceptó una rebaja de 5,000 en 1931, porque sus números no superaron ni igualaron los del año del contrato monumental, sin embargo, bateó más de 45 jonrones, más de .340 y empujó 150 cuando le redujeron la cantidad.

Igual sucedió con Joe Dimaggio, con Ted Williams, con Mickey Mantle o con Willie Mays, que inauguraron campeonatos como los mejor pagados y con cantidades iniciales fabulosas.

Cobb había iniciado la cúspide a millonario como jugador y Satchel Paige, desde 1930, ganaba más de 40,000 anuales y tenía su avión propio.

Sin embargo, cuando los latinos comenzaron a encabezar a los “billetudos”, algo raro contaminó el ambiente: Canseco dejó de ser el fenómeno que proyectaba para convertirse en un bateador de alternativas con propensión a las lesiones y Rubén Sierra perdió el toque que lo definía como uno de los mejores peloteros de ambas ligas, además de iniciar el calvario de la lastimadura también.

Jugadores como Juan González, Santos Alomar jr, Wilson Alvarez, Alex Fernández y un largo etcétera, no sobrevivieron a la responsabilidad de comportase centrados o preparaos para asimilar el desafío de cantidades mucho más que generosas.

Con Johan Santana sucedió igual, por una u otra razón, las molestias en el brazo han acabado virtualmente su carrera de pitcher que, como Tony Oliva en el outfield, estaba destinado a Cooperstown.

Ahora le han dado a Félix el encargo de hacer historia como el pitcher mejor pagado del beisbol, con una cantidad que, posiblemente con un préstamo bancario por la mitad, sirva para comprar la localidad donde nació.

Como que por lo general, cuando se habla de Santana o de Félix se trata de lanzadores tan buenos que pudieran compararse con los estrellas de cualquier época, pues habrá que rezar para que el joven derecho dure lo más que pueda en forma para poder disfrutar de su clase sin cuentos.

 

 

0 comentarios