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BEISBOL 007

Catfish Hunter BIOGRAFIA

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Por muy espectacular que hayan sido los logros de Jim “Catfish” Hunter en la lomita -y entre estos se incluyen un juego perfecto, un premio “Cy Young”, y cinco temporadas consecutivas con 20 victorias- palidecen en comparación con las sacudidas que inició en 1974 contra el negocio del béisbol, cuando encendió la primera guerra de ofertas del agente libre.
En un preludio de la revolución de la agencia libre, Hunter saltó de la sartén de los Atléticos de Oakland de Charlie Finley al fuego del “Zoológico del Bronx” de George Steinbrenner, el equipo de los Yanquis de Nueva York. En el proceso, empezó a conocérsele como el “Hombre de los 3 Millones de Dólares” del béisbol.
Tres millones de dólares significaban muchísimo para un individuo como Hunter, quien había nacido en una familia de aparceros de Carolina del Norte, en 1946. Pero también el béisbol. “Siempre estábamos jugando pelota, aún cuando llovía. Si llovía, nos íbamos al granero y partían mazorcas de maíz y las bateaban con un palo”, recordaba Pete, el hermano mayor de Hunter. “No teníamos mucho dinero, pero siempre tuvimos béisbol”.
Jim Hunter se destacó durante sus estudios de nivel medio en las competencias de la Legión Americana, donde tiró varios juegos sin hit. Sus cifras en el montículo atrajeron la atención de los cazadores de talentos, pero cuando su hermano lo hirió accidentalmente en un pie durante una cacería de patos, pareció que su carrera como lanzador había llegado a su fin. Treinta perdigones se le alojaron en un pie y perdió el dedo pequeño.
El titular del periódico local proclamaba que “la carrera de Hunter en el béisbol llega a su fin”, lo cual contribuyó poco a que los “scouts” siguieran viniendo. Sin embargo, Hunter estaba decidido a demostrar cuán equivocados estaban y tan pronto como pudo ponerse de pie, intentó lanzar, aún cuando su pie estaba todavía dormido por la anestesia.
Hunter se recuperó en muy poco tiempo, aunque muchos equipos se alejaban de él. No obstante, a insistencia del “scout” Clyde Kluttz, el dueño de los Atléticos del Kansas City, Charles O. Finley, decidió jugársela y en junio de 1964 firmó a Hunter por un bono de $75,000 dólares, un viaje a la Clínica Mayo a examinar su pie, y una nueva identidad.
“Después de firmar el contrato le dije que teníamos que buscarle un buen apodo”, dijo Finley. “Al estudiar el entorno de su lugar de origen, se me ocurrió ‘Catfish’. Le dije que le contaríamos a la prensa que había estado perdido durante una noche y que al final lo habían encontrado corriente abajo con un pez gato junto a él y otro en la vara. Me miró, sonrió y me dijo con su acento peculiar ‘Lo que usted diga, señor Finley, está bien’”.

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Hunter no lanzó como profesional en 1964. En 1965, debido a una regla de la MLB que se refería a los “bonus babies”, las bonificaciones a jóvenes, Finley tuvo que mantener a Hunter en la nómina del Kansas City, o se arriesgaría a perderlo. Hunter no apareció hasta mediados de mayo, cuando lanzó dos entradas sin carreras como relevo. Poco después ya estaba de abridor de los Atléticos. “Con el material que tiene, no hay razón para que lance en las menores”, se asombró el as relevista de los Atléticos, John Wyatt.
En 1966 era un jugador Todos Estrellas. El 8 de mayo de 1968, Hunter lanzó el primer juego perfecto de una temporada regular en la Liga Americana desde que el derecho Charlie Robertson había introducido el truco en 1922. Al enfrentarse a los Mellizos del Minnesota, Hunter derrotó con su “no-hit” a David Boswell 4 – 0 y ponchó a 11. Hizo 107 lanzamientos, y no se produjo ni una sola jugada difícil a sus espaldas, aunque se metió en la cuenta de tres bolas en siete ocasiones. “Utilicé rápidas y ‘sliders´. Y tiré solamente tres cambios y una curva en toda la noche”, dijo Hunter.
Después del juego Hunter recibió una llamada de Charlie Finley quien congratulaba al joven y le dijo en tono crítico: “Aunque me costaste $5,000 dólares”.
“Lo siento. ¿Quién le ganó?”, quiso saber Hunter.
“Tú mismo”, respondió Finley. “Van a aparecer en tu próximo contrato”.
Poco después que los Atléticos se mudaron a Oakland en 1968, Hunter y el equipo se convirtieron en ganadores regulares. “Es un gran lanzador, cada vez que sale espero que lance una blanqueada”, decía el dirigente Alvin Dark. El Oakland logró los campeonatos de la LA todos los años entre 1971 y 1974. En 1974 Hunter ganó el premio Cy Young de la LA y ayudó a los Atléticos de Charlie Finley a un campeonato mundial. Esa fue la última temporada de Hunter en Oakland.
El contrato de Hunter con el Oakland decía que Finley debía pagar la mitad del salario del lanzador, $100,000 dólares, a una fondo de seguros de vida que era en esencia un acuerdo de compensación diferido. En octubre de 1974, cuando la Serie Mundial estaba a punto de comenzar, Hunter acusó que debido a que Finley no había cumplido su parte del acuerdo el contrato completo era nulo, incluyendo las cláusulas de reserva. Por esta razón Hunter adujo que era un agente libre.
Alarmado, Finley, intentó restituirlo. Llegó tan lejos como entregarle personalmente un cheque a Hunter por $50,000 dólares, que Hunter no aceptó. Después de todo, razonó Hunter, la Sección 7-A del Contrato Regular del Jugador decía que “el Jugador puede dar por terminado el contrato por medio de carta escrita al Club, si el Club fallara en el cumplimiento de los pagos al jugador condición de que… y si el Club no subsana el incumplimiento dentro de los 10 días después de recibir el aviso por escrito de los incumplimientos.”
El caso fue a arbitraje, y el 13 de diciembre de 1974, el árbitro Peter Seitz falló que el contrato de Hunter era nulo. Hunter era un agente libre y pronto se desató una guerra de litigios. “¡Dale, Cat! ¡Cógelo todo, hombre!”, aconsejaba Reggie Jackson, su compañero de equipo.
El período de licitación duró 13 días y se trataba realmente de una escena asombrosa. Los representantes de 15 equipos de Grandes Ligas le habían enviado emisarios al agente de Hunter, la firma rural Cherry, Cherry and Flythe, en el pequeño Ahoskie, Carolina del Norte. Seis propietarios de equipos de las mayores (Gene Autry, Ted Bonda, Brad Corbett, Dan Galbreath, Ewing Kauffman y Bud Selig) se presentaron personalmente.
En poco tiempo las ofertas habían llegado al millón de dólares. La gente especulaba sobre si Hunter se iría solo con la mejor oferta en dólares o entraría a considerar otros factores. “Usted tiene que tener en cuenta que este muchacho fue criado en una granja”, dijo entonces el abogado Carlton Cherry. “Él ha vivido en el campo toda su vida. Es un buen joven cristiano. No malgasta. No anda de juergas. Se queda en casa con su familia. El area- vivienda, escuela, los beneficios y protección de impuestos para él y su familia en el futuro -esos serán los factores decisivos”.

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Se rumoraba que los Mets se habían retirado a la altura de los US$1.8 millones. Todos los demás siguieron subiendo y los Padres y los Reales se dice que ofrecieron de $3.5 a $4 millones. Los Indios también se fueron sobre la marca de los $3 millones. Pero, como decía Cherry, los dólares y los centavos no constituían el único criterio de Hunter. A la larga firmó un contrato de cinco años con los Yanquis de George Steinbrenner por un valor estimado de $3.75 millones, incluyendo una bonificación de un millón en la firma.
“Podría arruinar a Hunter como lanzador; privarlo de sus deseos”, dijo malhumoradamente el dueño de los Medias Blancas, Arthur Allyn. “Ningún jugador vale esa cantidad”. Sin embargo, a pesar de tanto dinero, Hunter se mantuvo coherente con el Zoológico del Bronx de Steinbrenner, y produjo una campaña de 23 victorias en 1975 y contribuyendo a los títulos de 1976, 1977 y 1978. Hunter encontró muy similares a Oakland y Nueva York, con “la misma locura en ambos equipos”, dijo. “Pero en Oakland no había tantos reporteros para escribir del asunto”.
En Nueva York, Hunter y su antiguo compañero de equipo del Oakland, Reggie Jackson se reunificaron. Hunter aportó algunas observaciones interesantes sobre el Señor Octubre. “Te daría la camisa que tenía puesta. Por supuesto, iba a convocar una conferencia de prensa para anunciarlo”, comentó Hunter en una ocasión. En otro momento Hunter comentó sobre el nuevo “Reggie Bar”, nombrado así en homenaje a Reggie: “Cuando uno desenvuelve un Reggie Bar, te dice lo bueno que es”.
En marzo de 1978 a Hunter se le diagnosticó diabetes, y aún así ganó 12 juegos y fue el lanzador ganador en el juego que empató la serie con los Dodgers de Los Angeles por 7 – 2, en el sexto juego del Clásico de Otoño. Sin embargo, continuando con su plan original, Hunter, con solo 33 años, se retiró cuando expiró su pacto con Steinbrenner. Algunos dijeron que estaba aquejado de problemas en el hombro. Hunter explicó el asunto en 1987: “Quería empezar a dedicarle tiempo a mi familia y cuando firmé le dije a los Yanquis que jugaría cinco años… No tenía ningún problema en el brazo cuando me retiré”.
Hunter regresó a la agricultura en Carolina del Norte, a pesar de que recibió varias ofertas lucrativas para que se quedara en Nueva York. “Caramba, una corporación dijo que yo podría vivir en uno de esos edificios de Park Avenue, sin pagar la renta, a cambio de publicidad y trabajando como vocero de la compañía”, recordaba Catfish.

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En 1978, Hunter, en su tercer año como elegible al Salón de la Fama, fue incorporado. “No pensé que lo lograría”, admitió. “Pensaba que no era suficientemente bueno. Y que la gente que estaba ahí son como dioses”. Pero como observó Peter Uberroth: “Catfish Hunter alcanzó la distinción de jugar para Charlie Finley y George Steinbrenner, lo cual es suficiente para llevar a alguien al Salón de la Fama”.

Biografia cortesia de : tremendous business

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