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BEISBOL 007

Golpes al vacío de Kid Gavilán

 

Por MIGUEL ERNESTO GOMEZ MASJUAN (http://columnadeportiva.com)

En la clínica donde pasó sus últimos años nadie lo reconocía. En las noches deambulaba por los pasillos del recinto. Cuentan que, a veces, en sus continuas caminatas, recordaba cosas de su pasado y entonces lanzaba golpes al vacío, mientras parecía esquivar a un invisible rival. Los doctores le diagnosticaron demencia senil y con ese padecimiento se mantuvo hasta la noche del 13 de febrero de 2003. Ese día, finalmente, Gerardo González, el “Kid Gavilán”, perdió la batalla por la vida.

González nació en Palo Seco, Camagüey, el 6 de enero de 1926. Nadie imaginó que aquel niño tan pequeño llegaría a ser campeón mundial. No pudo pasar de los estudios primarios y desde los 11 años rondaba los gimnasios donde se practicaba el boxeo. A los 16 ya era capaz de pelear contra rivales de mayor peso corporal.

Gerardo comenzó su carrera como profesional el 5 de junio de 1943, cuando derrotó a Antonio Díaz, por decisión, en cuatro rounds. Sus primeras diez peleas fueron en La Habana y luego marchó a Cienfuegos; pero después retornó a la capital cubana donde obtuvo otros tres triunfos. Con 14 victorias consecutivas viajó a México y allí también tuvo éxito, aunque su cadena de triunfos se vio interrumpida por Carlos Macalara quien lo derrotó por decisión; sin embargo, dos meses más tarde, en una pelea revancha, Gerardo fue mejor que Macalara.

Gerardo González era un nombre difícil de pronunciar en inglés y, además, no atraía. Por eso su manager, Ernesto Balido, decidió cambiarlo y pasó a ser, por obra y gracia del mercado, el  “Kid Gavilán”.

El Kid llegó a Estados Unidos con un excelente récord de 25 peleas ganadas y solo dos reveses. Ahora le quedaba triunfar entre los grandes. Su debut en suelo norteño ocurrió el primer día de noviembre de 1946 cuando derrotó con facilidad a Johnny Ryan, en 5 rounds, gracias a un derechazo al mentón que envió a la lona a su oponente.

En realidad, Gavilán nunca tuvo un físico impresionante para ser un peso welter, ya que no sobrepasaba el metro con 80 centímetros de estatura, además, sus brazos eran cortos; sin embargo, compensaba esto con un estilo de combate muy rápido, con entradas y salidas constantes que desgastaban a sus adversarios quienes debían perseguirlo por todo el ring.

Los éxitos del Kid continuaron y todos pensaban en la corona mundial; pero para eso debía vencer al genial Ray Sugar Robinson. El tan esperado combate quedó fijado para el 11 de julio de 1949, en Filadelfia. Narran las crónicas de la época que la lucha fue intensa sobre el cuadrilátero y se impuso Robinson, considerado por muchos el mejor peso welter de todos los tiempos. Fue la segunda vez que se enfrentaron los dos colosos y en ambos encuentros la victoria sonrió a Sugar Robinson.

Gavilán tendría que esperar dos años más para lograr la corona mundial. Ya no estaba Ray, porque se había retirado. El 18 de mayo de 1951, en el Madison Square Garden de Nueva York, el Kid venció por decisión en 15 asaltos a Johnny Bratton y obtuvo el título de campeón mundial de los pesos welter.

Así comenzaba la etapa dorada de la vida boxística de Gavilán. El Kid defendió siete veces su corona, incluso peleó en La Habana, en un combate contra Billy Graham. El público cubano salió complacido por la actuación de su campeón, porque después de 15 duros asaltos, Gavilán fue mejor que Graham y retuvo el título.

En 1954, ya con 28 años, Gavilán comenzó a decaer. Primero aumentó de peso y esto lo llevó a otra categoría. En ella obtuvo dos victorias que lo llevaron a retar al campeón mundial de los pesos medio welter, Carl “Bobo” Olson; pero ese desafío concluyó con una derrota del cubano, por decisión, en 15 asaltos.

Pocos meses después, y nuevamente de regreso a su anterior categoría, los welter, Gavilán sufrió un controversial revés a manos de Johnny Saxton que significó el final de sus tres años de reinado entre los pesos welter.

Los grandes promotores del boxeo profesional en Estados Unidos lo olvidaron. Para ellos el cubano estaba acabado. Terminaron los contratos y las grandes peleas. Se fueron, para nunca más regresar, las mujeres y el dinero. Gavilán trató de volver a las glorias pasadas; pero fue imposible. De los últimos 10 combates, perdió siete. Su última pelea tuvo lugar el 18 de junio de 1958, en Miami Beach, donde cayó con facilidad, en 10 asaltos, ante el desconocido Yama Bahama.

En total, Kid Gavilán efectuó 143 peleas como profesional. De ellas salió como ganador en 108, con 28 nokouts, apenas sufrió 30 derrotas y cinco tablas. El Kid fue uno de los pocos peleadores profesionales que nunca recibió un fuera de combate. Solo dos boxeadores pudieron vencerlo en más de una ocasión: el excepcional Sugar Robinson y Doug Rafford.

Esta fue la historia deportiva del Kid Gavilán; sin dudas, uno de los mejores boxeadores cubanos de todos los tiempos,  pero que tuvo un triste final. En 1968 el Kid decidió partir hacia Estados Unidos. Allí no le fue bien y poco importó que en 1996 fuera exaltado al Salón de la Fama del boxeo.

Gavilán pasó los últimos cuatro años de su vida en un asilo para ancianos, en Miami. Los médicos le diagnosticaron demencia senil y nadie parecía acordarse de su pasado. Solo su muerte fue titular mediático. El 13 de febrero de 2003, las agencias de prensa se encargaron de divulgar la noticia: el Kid había fallecido por un ataque del corazón. Tenía 77 años.

El Kid Gavilán pertenece a una brillante generación de peleadores cubanos que brillaron dentro del ring; pero, lejos de los cuadriláteros, afrontaron todo tipo de problemas. Esas vidas complejas, controversiales, nunca deberían ser olvidadas.

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