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BEISBOL 007

Marcos Maidana perdió, pero ganó en respeto y se llevó la ovación‏

LAS VEGAS -- Una ovación cerrada y rugiente bajó, como una cascada, desde los cuatro costados del estadio del MGM Grand. No era para menos. Peleando a sangre y fuego hasta el último asalto, y hasta el último round, Marcos Maidana capturó la imaginación del público. Tanto fue así que, cuando se conoció el fallo (Dave Moretti falló empate en 114, algo que hace años no se da en una pelea de Floyd), la gente abucheó como nunca. Y, cuando Floyd comenzó a hablar sobre el ring, la silbatina fue tan grande que no se pudo escuchar nada.

El estadio se vendió en su totalidad, unas 18 mil localidades, de las cuales se puede estimar que unos tres mil eran argentinos, con todo su bullanguero aliento. Pero cuando terminó el combate, no fueron esos tres mil los únicos que ovacionaron al Chino: fue, prácticamente, todo el estadio.

Desde la primera campanada hasta la última, Maidana se entregó al todo por el todo. Es cierto que cometió algunos errores, como también es cierto que Floyd apeló no solamente a todo su talento, sino a su inagotable bagaje de trampas y mañas: codazos, empujones, amarres, quejas& Ayudado por Tony Weeks, que le permitió muchas infracciones, Mayweather apeló a todos sus trucos ante un rival hambriento de gloria que salió, sin especulaciones a ganar la pelea y no a conformarse con decir alguna vez, "Yo peleé con Floyd".

Por supuesto, no es cuestión de echarle la culpa al referí, como tampoco a Floyd. Ya se sabe que es escurridizo, mañero, veloz, inteligente, altamente defensivo, un genio. Pero aun así y todo, El Campeón del Pueblo peleó de igual a igual, porque inclusive a la hora de los amarres y codazos, también hizo lo suyo. Como dijo Richard Schaefer, "Maidana nunca estuvo involucrado en una pelea de poca calidad y es el más excitante peleador del momento".

Maidana, superado en velocidad, no fue superado en coraje ni garra: "No sé qué decir", dijo cuando llegó a la conferencia de prensa. "Fue una buena pelea, hice todo lo posible para ganar& No alcanzó, para los jueces, hicimos un buen trabajo. Tratamos de ganar la pelea, pero nos dieron perdida". Mientras Mayweather se sacaba una foto con Nahuel, el hijo del Chino, decidieron darle luego el sitio al ganador. Floyd, quien agradeció a todos, especialmente a los fans de Argentina. Hizo una arenga a sus amigos, "Tengo que hacer ajustes, pero es un durísimo peleador, hoy fue una pelea muy tremenda y competitiva, pienso que esta noche que todos los que están en el boxeo deben estar felices".

Detrás de las declaraciones, quedó en pie la caballerosidad del ganador. "Te felicito, tienes una hija hermosa, una familia muy linda, y eres un gran peleador, pero& la próxima vez no me pegues tan abajo, porque voy a usar mis guantes", lo cual, obviamente, provoco la risa del más de un centenar de presentes. No solamente remarcó que lleva muchos años como campeón mundial, pero también que "Voy a regresar en septiembre".

Maidana, con un perfecto entrenamiento, se jugó en cada cruce, aun siendo muchas veces superado por la tremenda velocidad del rival. Si Maidana fue como el trueno, que estremece todo a su alrededor, Mayweather es el rayo, que siempre llega antes. Pero queda en claro que, esta vez, el trueno retumbó fuerte y que puso en apuros al invicto campeón mundial, que esta noche sumó el cinturón welter de la AMB, que estaba en poder del argentino.

Mayweather peleó con un corte en la ceja derecha, producto de un choque casual de cabezas no faltó quienes apreciaron un golpe justo-, y aunque logró despegarse del argentino, peleando de lejos, luego del quinto asalto, tuvo muchos problemas. Maidana siempre logró, de una manera u otra, achicar los espacios, apretándolo contra las sogas, aún lanzando golpes quizás demasiado abiertos de derecha. ¿Qué se le puede pedir a un peleador de raza, cuando siente que debe pegar de cualquier manera, aunque la técnica no sea la correcta? Maidana buscó toda la noche, aun recibiendo tremendos contragolpes de derecha, lanzados a la velocidad del rayo.

Antes de la pelea, Floyd hizo hincapié en que no quería los guantes Everlast mexicanos, que utilizó Maidana, y luego de la pelea, habló de la seguridad de los boxeadores. "Esos guantes son duros y creo que hay que proteger a los boxeadores", dijo. Y cuando alguien le preguntó si tenía derecho a cuestionarlos, aseguró: "Lo que pasa es que vos no peleaste nunca en tu vida", provocando risas, aunque no olvidar, esos guantes son autorizados por la Comisión Atlética de Nevada. Y luego volvió a arengar a su gente con un grito como de guerra, "Hard work, Hard work" (Trabajo duro"), que también fue vitoreado por su gente.

Volvamos al estadio. Maidana, aunque recibió mucho castigo al cuerpo en los últimos asaltos, no se entregó jamás, incluyendo en el décimo primer asalto, cuando ambos casi cayeron rodando, luego de un amarre. La estadística marcará que Maidana fue el pegador que más le pegó a Mayweather. Pero el corazón de los que estuvimos en el estadio, o de aquellos que la siguieron por la televisión, dejará una marca más allá de cualquier cifra numérica, será la marca de la emoción de una noche fantástica, inolvidable y dramática.

Quedó flotando en la noche el pedido directo de Maidana a Floyd por una revancha, que el propio Mayweather le prometió al Chino, con una frase para redondear, "Siempre y cuando me digan cuánto me van a pagar."

Si la palabra revancha fue el cierre de la noche en el aspecto promocional y vaya que se la merece El Chino-, hubo otra palabra que todos pronunciaron, y fue orgullo. El orgullo de Maidana, por la forma en que peleó. Orgullo por aquellos que confiaron en él, y que, cuando sonó la última campanada, sintieron la alegría y la satisfacción de haberlo visto jugarse hasta la última gota de sangre y de aliento. Como un Rocky de carne y hueso, El Chino enfrentó al mejor boxeador sin discusiones, del boxeo mundial de los últimos años- y terminó de pie, peleando de igual a igual, con los dientes apretados y el corazón abierto.

Qué más se le puede pedir a este hombre que, perdiendo, ganó.

 

 

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