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BEISBOL 007

Excelente blog de Efraín Ruiz en el Universal/recomiendo

Excelente blog de Efraín Ruiz en el Universal/recomiendo

Las palabras que leerán a continuación no tienen como intención decir que está mal llevar a Venezuela lanzadores de la República Dominicana, ni pretenden predecir lo que pasará con éstos una vez que se uniformen con algún equipo de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.

Lo que se busca aquí es aclarar algunas diferencias fundamentales entre lo que, de acuerdo a las estadísticas, sucede Quisqueya y en Venezuela.

Debo dejar sentado, además, que la idea de hacer esta nota y de hurgar un poquito más en las "realidades" de cada liga salió de los interesantes aportes en twitter de José Montilla y Manuel Tortolero, dos de los cabecillas de la comunidad de "sabermátricos" en Venezuela, un par de señores a los que respeto muchísimo y cuyas ideas pueden leer más a menudo en www.planeta-beisbol.com/pizarra.

¿Son mejores los lanzadores de la liga dominicana que los de la liga venezolana?

Veamos los números. Y sí, sé que el béisbol no es sólo números y que las estadísticas no lo dicen todo y que son como el bikini. Está usted en todo su derecho de cuestionarlos. Como nosotros de usarlos. Al menos permítame explircarme.

Estas son las estadísticas de pitcheo de ambos países en la ronda regular.

Venezuela

IP

CL

EFE

Hx9IP

BBx9IP

Kx9IP

HRx9IP

4.428

2368

4,81

10

3,77

6,60

0,85



República Dominicana

IP

CL

EFE

Hx9IP

BBx9IP

Kx9IP

HRx9IP

2.630

1086

3,71

8,97

3,16

6,31

0,43



Bueno, parece estar claro. El pitcheo en la República Dominicana es mucho mejor. Les hacen, si redondeamos, una carrera menos por cada nueve entradas y les dan la mitad de los jonrones. ¿Qué más hay que hablar?

En el round robin de Quisqueya hubo hasta 10 pitchers, de los que calificaron para el liderato de efectividad, que estuvieron por debajo de 3.00 y seis de ellos (¡SEIS!) lograron bajar de 2.00. El líder del departamento, el grandeliga Francisco Liriano, dejó 0.00 en 27 entradas.

En el playoff venezolano, por el otro lado, hubo sólo dos lanzadores bajo 3.00. José Ortegano (0,60 en 15 entradas) y Marcos Carvajal (1,26 en 14.1). Que malos los pitchers de la LVBP. Hasta hubo que darle el premio Pitcher del Año a un relevista.

No tan rápido, amigos. Aquí hay algo raro.

Liriano es un tipo muy talentoso que durante un tiempo fue imbateable en Grandes Ligas. Está bien que sea dominante, aunque eso de 0.00 suena como demasiado. Y no es el único por debajo de 2.00.

En ese grupo estuvo Raúl Valdés con 1.05, que no ha tirado un inning en Grandes Ligas. Y Jason Standridge, que abre mañana por Leones, un diestro está muy lejos de ser prospecto. Tiene foja de 60-62 en ligas menores con 3.92 de efectividad y una poco llamativa relación de ponches (701) y boletos (428) en 1053 entradas. Y resulta que en Dominicana lanzó como Sandy Koufax. Después están Edward Valdez (1.45) , José Capellán (1.80) y Ramón Ortiz (1.43). Ningunas promesas, ni nada que se le parezca.

¿Es tan bueno realmente ese pitcheo?

Miremos el número de jonrones: 0,43 por cada nueve entradas. Ni en los años 60 en las Grandes Ligas hubo una media tan pobre de bambinazos. Y en aquel entonces el montículo era más alto, la zona de strikes era más amplia y lanzaba el Sandy Koufax de verdad. Algo no cuadra.

Si comparamos con la LVBP, veremos que el resto de los promedios son muy parecidos: hits, boletos y ponches por cada nueve capítulos. La diferencia fundamental son los cuadrangulares.

Ahora miren los números de pitcheo colectivos en la República Dominicana el año pasado.

IP

CL

EFE

Hx9IP

BBx9IP

Kx9IP

HRx9IP

2680

1521

5,10

9,8

4,12

7,13

0,96



Y comparen con los de la temporada 2007-2008

IP

CL

EFE

Hx9IP

BBx9IP

Kx9IP

HRx9IP

2580

947

3,30

8,21

3,34

6,56

0,43



Al menos que los pitchers en la Liga Dominicana se hayan convertido en el 2008-2009 en un desastre por arte de magia y hayan sido deshechizados para este año nuevamente, ese salto en efectividad y jonrones tiene su explicación en otro lado. Porque el resto de sus números no se ven alterados.

¿Cómo es posible que la temporada pasada se diese ese salto ofensivo?

La última vez que pasó algo así en la LVBP fue en la temporada 2000-2001, cuando se dejó de usar la pelota Tamanaco -conocida por ser muy poco salidora- y se empezó a usar la Wilson A1010. Después de haberse dado 153 jonrones en la 1999-2000, se pegaron 355. Desde entonces se han establecido las marcas ofensivas de más carreras anotadas en un año (Leones, 2008-2009, 403), más jonrones en una temporada en colectivo (432, 2008-2009) y más jonrones para un club (Aragua, 85, 2001-2002).

¿Se cambió la pelota en Dominicana?

"Esa es una teoría no confirmada sobre el por qué hubo menos jonrones este año en comparación con la pasada temporada", nos escribió en un correo electrónico Dionisio Soldevila, quien es subdirector del diario Hoy y escribe para Espn. "Los importadores de la Rawlings dicen que es la misma pelota y no hubo cambios, pero muchos alegan que sí hubo cambio".

Es sólo una opinión, pero algo tuvo que pasar. No se jugó en estadios nuevos, ni hubo reestructuraciones en dichos parques. Y que sepamos no se bajó la lomita. El mismo caso de la LVBP en la 2000-2001. Esos cambios tan drásticos de un año a otro no se explican por razones "naturales".

Hay otro factor que no se puede pasar por alto a la hora de evaluar al béisbol de la Liga Dominicana: la altura. Mientras en Venezuela tanto Leones y Tiburones juegan en una ciudad que está a 900 metros sobre el nivel del mar, y Maracay, Barquisimeto y Valencia se elevan, en promedio, a 500 metros, en República Dominicana los parques están a nivel del mar.

¿Qué tiene que ver esto con los jonrones? Que mientras más alta sea la ciudad, más liviano es el aire y menos resistencia tiene la pelota bateada. No por casualidad Maracaibo como Margarita favorecen tanto a los pitchers. Vale la pena preguntarse cómo sería la realidad de la LVBP si todos los encuentros se disputasen en esos dos parques. Puedo asegurarles que los pitchers no se quejarían.

La calidad de la defensiva también debe ser analizada. No es un secreto para nadie que lo que se vivió este año en la LVBP en materia de guantes fue un desastre. Se anotaron 336 carreras sucias, del total de 2.704 rayitas que se marcaron. Pero eso no cuenta toda la historia. Una mala defensiva no sólo comete errores. Mucho más importante que eso, es que es menos capaz de evitar hits y, en consecuencia, carreras. Eso no se cuenta ni con los pecados, ni con el porcentaje defensivo. No sale en el box score.

Una manera de evaluar la defensiva es ver el BABIP, o promedio de bateo con bolas puestas en juego, de cada cuerpo de pitcheo. Hubo casos terribles, como el de Tiburones y Zulia, que estuvieron sobre .315 cuando la media (pueden ver la explicación más detallada en el post anterior) fue de .313 según los números de Manuel Tortolero.

¿Saben cuánto fue en República Dominicana el BABIP? De apenas .293. Toda le evidencia con la que contamos parece indicar que en la isla se juega mejor defensiva.

Para que tengan una idea de que tan bueno es ese colectivo de .293, recordemos que en la Liga Americana, el año pasado, el BABIP fue de .300. En la Liga Nacional fue de .298. Ahí ha estado, bajando y subiendo muy poco, durante las últimas dos décadas.

La Eficiencia defensiva, una fórmula desarrollada para calcular con que grado de eficacia la defensa de un equipo convierte en outs las bolas puestas en juego, también es bastante superior en Dominicana según los cálculos de Tortolero.

Viendo las atrapadas de Reegie Corona en el juego de anoche, por un lado, y lo mal que ha jugado la defensiva del Caracas, por el otro, no es difícil entender cómo unos buenos guantes pueden hacer mucho mejor a un lanzador. Y al viceversa.

"He venido diciendo desde hace tiempo que toda la culpa no es de los pitchers", escribió hace unos días Montilla al hablar de las carreras de caballos que tantas veces hemos visto este año. Le creemos.

Nadie pretende decir que esto sea una ciencia exacta, como suelen acusar algunos a la comunidad sabermátrica, que jamás ha pretendido tal cosa con sus aproximaciones, más allá de buscar algo de objetividad en el análisis del béisbol.

Y nuevamente: no se trata de hablar de casos particulares. Esto no es para decir que por eso Ortiz lanzó mal o para aplaudir a Raúl Valdés por su buen primer juego. Ni para sugerir que Standridge lanzará mal mañana. En un juego de pelota, pasa cualquier cosa.

Sin embargo, lo reiteramos: en nuestra opinión los números de los lanzadores dominicanos están "inflados" por la realidad de su liga. No se pueden comparar, sin filtrarlos muy bien, con los de la LVBP.

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