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BEISBOL 007

José Bautista, un maestro de la ciencia de batear‏



NUEVA YORK -- A veces, no hay mejor descripción de la calidad de un jugador que el análisis de parte de un oponente.
Joe Girardi se encargó de hacerlo en cuanto a José Bautista, el toletero dominicano de los Azulejos de Toronto que hasta el martes llevaba 19 jonrones sin haberse completado el mes de mayo.
"Uno puede estar en una buena racha un mes o hasta un periodo de dos meses", dijo el manager de los Yanquis de Nueva York. "Pero si tienes un punto débil, con todo los videos que ahora la gente puede accesar, con todos los análisis que se hacen, lo vas a encontrar. (Pero) no le encuentras nada a Bautista. Está haciendo daño de una forma alarmante".
Bautista hace tiempo que dejó de ser una sorpresa. Todos están advertidos de su prodigioso poder con el bate. Ya se ha pasado la página en cuanto a discutir si sus 54 jonrones en 2010 (el líder de las mayores) fueron obra de la casualidad.
Ahora, la conversación gira en torno a si el jardinero derecho es hoy por hoy el mejor bateador del béisbol.
Sus números son alucinantes:
--Al comenzar la jornada del miércoles, Bautista se había embasado en 37 de sus 40 partidos disputados. Para recalcar en mayúsculas, SOLO TRES VECES no se ha embasado este año. Es así que lidera las mayores con un promedio de embasado de .492. Le saca 30 puntos porcentuales de diferencia a su perseguidor inmediato, Lance Berkman.
--El año pasado recibió 100 bases por bolas. Ni siquiera es el punto medio de la campaña y ya totaliza 41.
--Promedia un jonrón cada 7.52 turnos al bate. Quien le sigue, Curtis Granderson, lo hace cada 11.12.
--Si se remonta al 1 de septiembre de 2009, Bautista encabeza las mayores con 83 jonrones en 231 juegos, 27 más que el siguiente, su compatriota Albert Pujols con 56.
Se atribuye que el huracán de jonrones de Bautista se debe al ajuste de su mecánica de bateo, un movimiento más temprano del swing.
Pero un aspecto que pasa inadvertido es la inteligencia y el nivel de preparación con la que se prepara. Y esto es vital para el bateador que menos pitcheos en la zona de strike está recibiendo actualmente, alrededor del 37%.
"En esto hay mucho trabajo de por medio, nada improvisado. José se prepara y todo los días tiene una rutina que sigue al dedillo. Es lo que hace que el swing esté perfecto", dijo a The Associated Press Dwayne Murphy, el coach de bateo de los Azulejos. "No he visto a otro jugador que estudie tanto a los pitchers. Sabe lo que le van a tirar y tiene un plan de lo que va a hacer".
Cuando se le preguntó sobre su dedicación al estudio del lanzador rival, Bautista se explayó fascinado.
A lo largo de dos minutos sin interrupción, Bautista habló de tendencias, clase de lanzamientos, la cuenta, la localización y las situaciones de juego, entre otros aspectos técnicos de la ciencia del bateo.
"Estudio los lanzadores, qué hacen temprano en el juego o más tarde, qué hacen los relevistas, qué hacen los abridores, sin son rápidos con corredores en base, si aguantan mucho la pelota", contó Bautista en una conversación con AP.
"Influye en mi swing el ritmo y el 'timing' de todo, por eso yo siempre trato de tener un buen ritmo cuando voy al plato, tener un buen sentido de la velocidad con la que trabaja un lanzador, porque eso me mantiene consistente", agregó. "Cuando yo tengo esa información en el cerebro, confío en ella y cojo mi chance en el plato. Si yo ya sé que un lanzador tira 85% recta por dentro, yo voy a buscar ese pitcheo y si me tira otro, como unos dicen, yo le enseño el sombrero y le digo 'buen trabajo'".
Ahora todo el mundo está enterado de lo peligroso que es Bautista y por eso es que el número de boletos, incluyendo los intencionales, van en aumento.
Murphy afirma que lo esencial es "permanecer igual" en cuanto a la rutina de batear.
"Si ellos (los lanzadores) quieren cambiar, que cambien. 'Tú (Bautista) vas a seguir igual, toma tu boleto'", dijo Murphy. "Eso es lo que está haciendo".
Bautista trata de asimilar lo bueno y lo malo de que le tengan tanto pánico: "Uno se siente un poco frustrado, porque uno quiere contribuir. Pero a la misma vez, uno debe darse cuenta que no te están dando la oportunidad. Cuando me toca irme a la primera base con un boleto, lo haré y espero que mis compañeros puedan conectar. Tengo la confianza plena, que ellos aprovecharán".

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