Roberto Alomar, un Salón de la Fama que se gestó desde la cuna
La pasión de Roberto Alomar por el beisbol no debe asombrar a nadie.
"En nuestra casa se hablaba y se veía beisbol, muchas veces hasta las 3 o 4 de la mañana", contó Santos Alomar, el padre de Roberto y Sandy, sus dos hijos que brillaron en las Mayores.
Santos padre fue testigo de primera fila el jueves de la presentación oficial de Roberto como nuevo miembro del Salón de la Fama.
Y Santos padre enfatizó en la inteligencia de Roberto, una virtud que lo convertió en el mejor segunda base de su época y un fino bateador.
Alomar y Bert Blyleven, los miembros 234 y 235 en el templo de los inmortales en Cooperstown, se pusieron de pie en un estrado del afamado Hotel Waldorf Astoria y se pusieron las camisetas color crema con el logo del Salón de la Fama.
Alomar habló sobre su primer hit en las mayores (ante Nolan Ryan), sus dos campeonatos de Serie Mundial (con Toronto en 1992-93) y hasta sus primeros pasos en las menores.
Blyleven, un lanzador derecho que nació en Holanda, bromeó en todo momento. "El sólo tuvo que esperar dos años ... ¡Yo tuve que hacerlo 14!", señaló Blyleven, el quinto en la lista histórica de ponches y ganador de 287 partidos.
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