¿REYES PARA MVP? NO WAY
Por Andrés Pascual
El premio al jugador más valioso se lo otorgan en relación con su club: lo que más importancia haya tenido para un equipo ni por sus estadísticas ni complacencia del público. Muchas veces lo han obtenido peloteros que no estuvieron en la Serie Mundial ni en los playoff, peor aún, ni con posibilidades de 1era. División ¿Será posible esto? Si, porque, dentro de la modestia de una novena, una actuación manifiesta de empuje, de ganas con algún número positivo logrado cuando las gradas escasean del fanático que aplauda; cuando se sabe que la noche anterior no se reflejará con importancia en titulares llamativos, mantener el interés, jugar como si el estadio estuviera repleto y con todas las cámaras de televisión del mundo allí, es un espectáculo fascinante y alentador para el club, para el fanático y para el propio juego. Eso es lo que se premia: la decencia y el cumplimiento del compromiso con el público, el respeto por la responsabilidad debida ante el trabajo como debe ser, al 100 % más que la relevancia por un champion bate.
Babe Ruth solo ganó un MVP, que no fue el año de los 60 jonrones, en una época en la cual había que jugar a matarse con bateadores de .400 o de .398 como Lefty O'Doul; tiempos aquellos con jugadores de traje sucio por su inclinación a buscar la base inmediata, que siempre estaban "regados en bases" y jugando duro ¿Romántica? Tal vez, pero, con más acierto: la época de un deporte de hombres jugado por hombres al máximo de sus posibilidades. Nunca fue mejor pagado el dinero que a Luke Appling, o a Paul Waner, o a Joe Sewell, o a toda la constelación de verdaderos jugadores período 1915-1990 en el pasatiempo.
Ha sido común leer o escuchar durante estos días sobre las posibilidades que tiene el shortstop dominicano de los Mets de Nueva York, José Reyes, de ganar el premio al Más Valioso; incluso algunos cronistas sancionan que "lo merece".
Vamos a ver, durante buena parte de la temporada, Reyes ha coqueteado con promedios superiores a .330 y se ha movido en la cuerda floja, con buen paso y equilibrio, desde la posición cimera de la tabla de bateadores del Viejo Circuito.
Está bien, pero, de acuerdo a lo que significa ese trofeo; de acuerdo a las razones por las que se lo entregaron a algunos y se lo han negado a muchos ¿Debería obtenerlo este jugador?
Reyes ha jugado para un club de gran expectativa, porque es el representante de Nueva York en la Liga Nacional, que arrastra muchísimos fanáticos de otras tantas nacionalidades incluso; pero ha traicionado al "respetable", a sus seguidores, a la gerencia y al propio beisbol con el juego que ha desplegado. A pesar de sus guarismos, si no se juega como dije antes, dejando el pellejo en el terreno y con el alma detrás de la intención, pues son fríos, como dijera alguna vez Eladio Secades, "mienten si se les compara con la forma como se jugó".
Esta campaña la administración de los Mets necesitó utilizar amonestaciones orales, por fuertes y esclarecedores, indignos de profesionales del pasatiempo americano a los que se les dirigió.
El beisbol, como cualquier deporte, es espejo en la formación de niños y jóvenes, buena o mala influencia de acuerdo a lo que proyecte el pelotero, lo que una mayoría exagerada no entienden hoy; o no quieren hacerlo y, por lo que se ve, nadie está en disposición de imponérselos como razón de la existencia del gran deporte americano.
Cuando el propietario del club usó las palabras más duras para referirse a jugadores que, por su juego con números y sin alma no metían el cuerpo e invitaban al resto al desorden y al desinterés, como que uno de ellos era el torpedero dominicano José Reyes, pues no debería ni pasar por la mente de nadie que este individuo deba recibir el MVP: la vagancia, la casi conspiración contra un deporte que trata de reponerse de un capítulo negro que tiene en dudas su credibilidad, no se puede premiar con lo que significa lo contrario de esa actitud, a menos que el juego le importe un pepino a quien piense lo contrario.
Si a José Reyes le dan el MVP cualquier pecador merece Cooperstown
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