¿CAMPEONATO SIN REFUERZOS EN VENEZUELA?
Por Andrés Pascual
El secuestro puede ser un negocio privado; una forma de buscar dinero en la que el secuestrador debe estar dispuesto a asesinar a su víctima si no se cumplen sus exigencias; también otra, de las tantas que existen, de manifestar el terrorismo.
En los países donde secuestrar es casi tan familiar para la población como desayunar, se vive con el "alma en vilo", con miedo a todo y a todos; porque cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier situación, puede ser el delincuente que golpee directo al corazón y a las finanzas familiares si tienen suerte y dinero.
En Venezuela acaban de secuestrar al prometedor catcher de los Tigres de Aragua y de los Nacionales de Washington Wilson Ramos, ¿Quién? No se sabe; pero, uno de los Jefes Chavistas del Ministerio Policíaco, le declaró a la prensa que "encontramos el auto en que se lo llevaron".
Dicen que cuatro encapuchados entraron a la casa de la familia del pelotero y lo sacaron con rumbo desconocido hasta ahora. Por el momento, están esperando proposiciones, sin embargo, ¿Qué clase de secuestro es este? Dicen que operar así se llama "Express".
Como que cuando de los comunistas-terroristas se trata todo tiene que ser especulado, porque nunca dicen una décima de verdad ni juegan limpio, pues hay que considerar que, tal vez, la mafia chavista, que demostró interés en descabezar el profesionalismo venezolano recientemente y con amenaza de decreto, pues busque implantar el terror en el sector del beisbol invernal para que sea el Beisbol Organizado quien le prohíba a los peloteros norteamericanos que jueguen allí, lo que traería como consecuencias que a ese evento quizás le queden uno ó dos Campeonatos sin Refuerzos, como el último de la Liga Cubana en 1960-61; después intervenir a los patrocinadores y acondicionar los salarios hasta obligar a los ejecutivos y dueños a dar por cerrada la sesión y…asilarse.
En Cuba, el terrorismo castrocomunista contra el profesionalismo comenzó con unos disparos, que cayeron dentro del terreno del Cerro en un juego Cubans-Rochester, el 25 de julio de 1959 e hirieron levemente a Leo Cárdenas y al coach de los visitantes Frank Verdi.
Los Azucareros, a pesar de la victoria en la Pequeña Serie Mundial, no eran soportables por una tiranía que quería fuera de Cuba todo lo americano, pero que buscaba que fuera el Gobierno de Estados Unidos quien le ordenara a la Secretaría de Estado (Cristian Herter), a las Oficinas de las Ligas Menores (George Trautman) y al presidente de la Internacional Triple A (Frank Schaugnessy), que relocalizara el club en Jersey City.
Para liquidar la Liga Invernal aterraron a los jugadores: los detenían en la calle sin mediar acusaciones y les llenaban hasta con 25 multas en dos horas sus autos, porque tenían chapas americanas, lo que acostumbraban a hacer (dejarle la placa americana durante el invierno) antes de que el tirano naciera.
Y, cuando ya no se pudo seguir por los mil y un obstáculos como falta de patrocinio, sin ejecutivos ni dueños los clubes (exiliados en Puerto Rico o en Estados Unidos)…pues cayeron las cortinas del poderoso Champion Cubano y se apagaron para siempre las luces del Grand Stadium de La Habana; a pesar de que llevan 49 años practicando una especie de caricatura de beisbol que ya no da más y hasta sin luces estuvo la instalación por casi tres campañas.
A Venezuela le va a suceder lo de Cuba, de una u otra forma, porque al tirano que mal gobierna allá no solo le interesa reprimir, robar y sojuzgar a su pueblo, sino hacerlo como una copia al carbón del castrismo.
Después, bien distante en el tiempo, cuando nadie ni se acuerde que alguna vez jugó un catcher nombrado Wilson Ramos en Grandes Ligas, un bloguero chavista, "hombre nuevo a destiempo" dirá, con respecto a la desaparición del beisbol profesional, lo mismo que hace poco otro oficialista de los Castro: los únicos responsables porque se hubiera terminado la Liga Cubana, así como por el traslado de ciudad de la franquicia de Bobby Maduro, fue el Imperialismo.
Ojalá que no, pero, fácilmente, el reciente secuestro del jugador es una maniobra terrorista del chavismo para influir en las Oficinas del Comisionado y de los clubes de Grandes Ligas para que, cuando prohíban que sus peloteros jueguen en Venezuela, quitar el profesionalismo y culpar al Imperio. En casos como esos, cualquier bola juega, hasta la de trapo.
El secuestro de Wilson Ramos preocupa y deja dudas
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