Muy pocos no le reconocen ese mérito al estadounidense, a quien respalda el mejor argumento que existe: los resultados.
Bailey es uno de los tres estrategas con más coronas en la historia de la liga y el más ganador desde enero de 2004, cuando sumó el primero de sus cinco títulos. Es el único timonel triplecoronado desde la creación del circuito y sólo ha quedado fuera de los playoffs en una de ocho oportunidades posibles.
Aunque a veces dirige como algunos de sus colegas más conservadores, tiene tres cosas en las que no claudica y que son la base de su éxito: disciplina a rajatabla, un agresivo uso del bullpen y repetir ad infinitum sus modos y sus tácticas.
Visto desde ese punto de vista, Bailey debería ser el Manager del Año la mayor parte de los campeonatos que ha estado en Venezuela, y con ese argumento hemos votado antes por él. Pero esta vez tiene dura competencia.
Lipso Nava y Marco Davalillo son sus contrincantes. Nava tomó a las Águilas con marca de 4-11, en el penúltimo puesto, y llegó a ponerle en la segunda posición, al ganar 28 de 47 encuentros que condujo.
Davalillo peleó la primera casilla casi todo el campeonato, para terminar en una sólida vanguardia, con 37 victorias, la mejor cifra en varios años para los Tiburones.
Ambos asoman de primeros en la discusión para elegir al Manager del Año, pero hay una diferencia entre ellos que inclinará nuestro voto de manera decisiva: Zulia terminó en el primer puesto la temporada pasada y tenía una firme base criolla, joven, pero curtida, sobre la cual crecer; esperábamos de los occidentales una buena cosecha. La Guaira, en cambio, venía del último puesto y su pitcheo auguraba nuevo peligro.
Los lanzadores escualos, de hecho, fueron los peores en la primera mitad, pero quedaron entre los mejores tres equipos de la liga en efectividad colectiva cuando más contaba, en el último mes de la eliminatoria.
Esos ajustes, esa mejoría, debe achacarse, en parte, al manejo de Davalillo.
El timonel de los litoralenses no es un revolucionario, tácticamente hablando. A veces apuesta por vías que en esta columna no compartimos (tocar la bola con el tercero o cuarto bate, por ejemplo). Pero hay dos condiciones fundamentales para ser piloto: ser un buen estratega, como Bailey, o ser un gran motivador, como Nava y Davalillo.
Y Davalillo, por haber sido quien tenía menos herramientas al comienzo, es quien, en consecuencia, tendrá nuestro voto.
Publicado en El Nacional, el jueves 5 de enero de 2012.
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