Tigres celebran en Caracas
La novena felina se puso arriba en la serie final tras sumar anoche su segundo triunfo ante los Tiburones de La Guaira en terrenos del Estadio Universitario de Caracas, que ayer se vistió de gala para recibir tras 25 años a sus favoritos en la ronda decisiva.
Caracas.- La tensión era palpable. José Mijares y Alex Cabrera intercambiaron miradas y el tiempo se detuvo en el Universitario. Cabrera se quitó el casco como si fuera un sombrero, y se lo mostró a Mijares reconociendo que le ganó la batalla con ese elevado al jardín derecho. Mijares sonrió y luego completó el salvado para que los Tigres se fueran arriba en la final. Todo un choque de titanes.
"Estaba listo para el reto", confirmó Mijares, quien tuvo que trabajar ante un público que le gritaba improperios a todo pulmón. "La clave fue hacer las pequeñas cosas sin importar más nada", apuntó tras el triunfo por 5-3.
El corpulento zurdo se adjudicó los últimos cinco outs de La Guaira, dejando a su afición de pie, esperando una remontada que nunca llegó. "Su relevo fue grandioso. Lo necesitábamos, porque le dio descanso al resto de los relevistas", dijo Buddy Bailey antes de advertir que todavía falta camino por recorrer. "Nos quedan dos victorias más en esta final y tenemos que lograrlas así juguemos en la Tierra, Marte o Júpiter".
Como manager, Bailey también mostró coraje al detener el juego en el quinto para parar el sonido de la samba. "Tenía que hacerlo, porque el problema no es que suena, sino cuándo suena", se justificó.
Si a Bailey y los Tigres le molestaba la samba, más le tuvo que haber molestado el jonrón de Luis Jiménez en el sexto tramo, que empató el juego a dos carreras y cuya pelota aún no ha caído.
No estaba lleno el estadio, pero la bulla no tenía nada que envidiarle a un Caracas-Magallanes. No era para menos, la afición escuala había esperado demasiado para ser local en una final, y qué mejor excusa que ese batazo de Jiménez para prender la fiesta.
La escena estaba montada para la marca de fábrica de Tiburones en la campaña, ganar viniendo de atrás, pero se estrelló ante un inesperado héroe.
Cuando José Gregorio Martínez supo que estaba en la alineación titular, reconoció que sintió "una emoción muy grande" así que quiso aprovecharla al máximo. Unas horas más tarde, Martínez le devolvió el favor a Bailey impulsando dos carreras, entre ellas la que rompió el empate en el octavo acto.
"Estoy muy satisfecho por haber respondido en esta victoria", soltó el "Goyito", quien jugó por el lesionado Ramón Castro. "Así ha sido todo el año. Si uno se lesiona alguien sale en su rescate y resuelve", soltó Bailey orgulloso pero precavido, consciente de que todavía queda mucho por verse en esta final, como por ejemplo, otro capítulo del duelo entre Mijares y Cabrera. Confrontación que simboliza lo que se está viviendo en esta serie. Anoche ganaron Mijares y sus Tigres.
JOSÉ MANUEL FERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
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