La Guaira vapuleó al pitcheo de los Tigres para nivelar la serie final
Los Tiburones de La Guaira, en su versión de 2011-2012, rompen otro paradigma: conquistaron su primer triunfo como locales en una final en 26 años, al despachar anoche a los Tigres de Aragua con pizarra de 9-1 en el estadio Universitario.
"Lo he dicho desde el primer día de la temporada, tenemos que saldar un compromiso con la afición y para eso nos hemos preparado", sonrió el manager Marco Davalillo tras caer el out 27, ese que decretó la igualdad de honores entre los finalistas después de cuatro juegos disputados en la serie y el delirio de la mayor parte de los 12.121 fanáticos que compraron entradas para disfrutar del juego.
Héctor Sánchez, Miguel Rojas y Gregor Blanco brillaron con el guante y con el madero para darle a La Guaira su primer triunfo ante su gente en una final desde 1986. De hecho, la última vez que Tiburones había conquistado un laurel de este tipo Sánchez y Rojas no habían nacido, mientras que Blanco apenas tenía tres años de edad.
"Me sentí mal por no jugar ayer (jueves) debido a una fiebre y vómitos; pero vine con el propósito de desquitarme", subrayó Sánchez, uno de los responsables del castigo que los salados propinaron a la decisión del manager felino Buddy Bailey, de pasar al ganador del premio Relevista del Año, Yohan Pino, al puesto de abridor.
El derecho fue enviado a las duchas durante el tercer acto, cuando La Guaira gobernaba en la pizarra 2-0 y planificaba la mordida mortal que ejecutaron un inning más tarde ante los envíos de los relevistas Carlos Vásquez y José Rada.
"Colocamos a Rainer Olmedo en el lineup buscando más experiencia. Gracias a Dios pudimos ver resultados", esbozó Davalillo en referencia al doble que ligó el infielder para romper la igualdad en la pizarra y enseñar el camino al triunfo.
Jonrón de tres carreras de Sánchez, tres imparables de Rojas y un doble productor de dos rayitas de Gregor colocaron el juego en la nevera, mientras Tyson Brummett se encargaba de imponer su ley desde el morrito de Los Chaguaramos.
El derecho colgó ceros en las primeras siete oportunidades ofensivas de los aragüeños, propinando seis ponches en su labor, para sumar 23 en los últimos 19 capítulos que ha completado en esta postemporada.
"La clave fue atacar la zona siempre", subrayó quien abrió con strike a 15 de los 25 bateadores que enfrentó en la noche, con un total de 65 pitcheos buenos de 96 ejecutados. "... Y quería salir a lanzar para el octavo, pero lo retiramos pensando en tenerlo disponible para relevar en un eventual séptimo partido", informó Davalillo tras la jornada.
El foráneo se marchó bajo una sonora ovación brindada por la afición que disfrutó de la paliza. Cantaron, bailaron e hicieron una ola humana en la que los Tiburones nadaron a placer.
La mala noticia para ellos es que la final concluirá en Maracay. Además, gran parte de los indescifrables relevistas de Tigres llegarán descansados, pues Víctor Moreno, Wilfredo Ledezma y Pedro Guerra no vieron acción ni el jueves ni ayer.
"La serie queda para el mejor en tres juegos. Con Yusmeiro Petit como abridor todo debe ser diferente, veremos que ocurre mañana", sostuvo Buddy Bailey.
"No nos preocupa eso por dos razones: nuestros bateadores están haciendo los ajustes necesarios para enfrentarlos y también aprovechamos el score para descansar nuestro bullpen", concluyó Davalillo, quien ahora solo le queda un paradigma por romper: obtener el primer título de Tiburones en 26 años.
"Lo he dicho desde el primer día de la temporada, tenemos que saldar un compromiso con la afición y para eso nos hemos preparado", sonrió el manager Marco Davalillo tras caer el out 27, ese que decretó la igualdad de honores entre los finalistas después de cuatro juegos disputados en la serie y el delirio de la mayor parte de los 12.121 fanáticos que compraron entradas para disfrutar del juego.
Héctor Sánchez, Miguel Rojas y Gregor Blanco brillaron con el guante y con el madero para darle a La Guaira su primer triunfo ante su gente en una final desde 1986. De hecho, la última vez que Tiburones había conquistado un laurel de este tipo Sánchez y Rojas no habían nacido, mientras que Blanco apenas tenía tres años de edad.
"Me sentí mal por no jugar ayer (jueves) debido a una fiebre y vómitos; pero vine con el propósito de desquitarme", subrayó Sánchez, uno de los responsables del castigo que los salados propinaron a la decisión del manager felino Buddy Bailey, de pasar al ganador del premio Relevista del Año, Yohan Pino, al puesto de abridor.
El derecho fue enviado a las duchas durante el tercer acto, cuando La Guaira gobernaba en la pizarra 2-0 y planificaba la mordida mortal que ejecutaron un inning más tarde ante los envíos de los relevistas Carlos Vásquez y José Rada.
"Colocamos a Rainer Olmedo en el lineup buscando más experiencia. Gracias a Dios pudimos ver resultados", esbozó Davalillo en referencia al doble que ligó el infielder para romper la igualdad en la pizarra y enseñar el camino al triunfo.
Jonrón de tres carreras de Sánchez, tres imparables de Rojas y un doble productor de dos rayitas de Gregor colocaron el juego en la nevera, mientras Tyson Brummett se encargaba de imponer su ley desde el morrito de Los Chaguaramos.
El derecho colgó ceros en las primeras siete oportunidades ofensivas de los aragüeños, propinando seis ponches en su labor, para sumar 23 en los últimos 19 capítulos que ha completado en esta postemporada.
"La clave fue atacar la zona siempre", subrayó quien abrió con strike a 15 de los 25 bateadores que enfrentó en la noche, con un total de 65 pitcheos buenos de 96 ejecutados. "... Y quería salir a lanzar para el octavo, pero lo retiramos pensando en tenerlo disponible para relevar en un eventual séptimo partido", informó Davalillo tras la jornada.
El foráneo se marchó bajo una sonora ovación brindada por la afición que disfrutó de la paliza. Cantaron, bailaron e hicieron una ola humana en la que los Tiburones nadaron a placer.
La mala noticia para ellos es que la final concluirá en Maracay. Además, gran parte de los indescifrables relevistas de Tigres llegarán descansados, pues Víctor Moreno, Wilfredo Ledezma y Pedro Guerra no vieron acción ni el jueves ni ayer.
"La serie queda para el mejor en tres juegos. Con Yusmeiro Petit como abridor todo debe ser diferente, veremos que ocurre mañana", sostuvo Buddy Bailey.
"No nos preocupa eso por dos razones: nuestros bateadores están haciendo los ajustes necesarios para enfrentarlos y también aprovechamos el score para descansar nuestro bullpen", concluyó Davalillo, quien ahora solo le queda un paradigma por romper: obtener el primer título de Tiburones en 26 años.
VÍCTOR DAVID MELO ZURITA | EL UNIVERSAL
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