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BEISBOL 007

ESE CHIQUERO AL QUE LE LLAMAN GRANDES LIGAS‏

Por Andrés Pascual

 

       Chiquero, en Cuba, se utiliza para nombrar el lugar donde se crían chanchos, marranos, puercos o cochinos: agua, fango y mucha peste…

        En el deporte americano son las Grandes Ligas y varios equipos lo están ratificando por su interés en firmar a Manny Ramírez; en cualquier momento se informa de una espiral de ofertas que iguale, por lo menos, a la de David Ortiz… Esto no es un chiquero na' el habitat del puerco no es tan sucio y lo que hace el Beisbol Organizado en contra del pasatiempo no tiene nombre.

        Para mí que "la cosa nostra" que tomó hace rato el cuartel general de operaciones de las Mayores lo hace adrede para imponer su condición de especímenes capaces de todo, para que ni se intente cuestionar su poder en los movimientos de truco estilo "croupiers" de casino, para disgustar a "los tradicionalistas y conservadores" con el estribillo de "primero nosotros, otra vez nosotros y luego también" y para restregarle a todos en la cara que la moral, por los acontecimientos del espectro sociopolítico americano han demuestran que ni para sustituir el papel sanitario en baños populares de cafeterías de mala muerte sirve.

      No hay ética, o está tan baja que puede barrerse en las oficinas de estos hunos con dinero, casas millonarias y pinturas de Rembrandt que ni entienden colgando en lugares estratégicos de sus mansiones.

      En cuanto al beisbol no es que no entiendan la relación con aristas sensibles en la relación con el público, al que van acostumbrando, mejor pastoreando, por los caminos que imponen; sino que no lo aman, lo usan como fábricas de dinero, entonces no les interesa pisotearlo y lo hacen cada vez que pueden. La última agresión al juego es la persecución, tal un imberbe colegial de 17 años sano en alma y cuerpo, de Manny Ramírez, que, al modo mío de ver el asunto, no le envidia nada ni a Clemens ni a Bonds en la fase delictiva.

      El último capítulo que retrató al antisocial se pudo ver por televisión, cuando le arrancó de la mano un micrófono a una reportera desde dentro de su auto a la salida de la Corte de Miami y lo lanzó por la puerta…

     Es tras ese "ejemplo" de adalid de la Feria del Músculo que corren algunos clubes, entre ellos, el Baltimore, cuyo dueño "le prometió" al tirano Castro que "los peloteros que te traicionan nunca serán contratados por mi club", por lo menos lo dijo públicamente, entonces ¿Qué se puede esperar de esta piltrafa humana, capaz de reaccionar así ante un asunto que requiere, sobre todo, humanismo? ¿Cómo no va a correr tras el pelotero delincuente? Lo raro sería que se comportara al revés.

      En el caso de Manny Ramírez hay algo sospechoso: dio positivo a dos pruebas y solo cumplió 50 juegos de suspensión por la primera; cuando debió hacerlo con los 100 de la segunda, anunció el retiro de mentiras.

      Sin explicaciones sobre el particular, sin que ningún elemento de la prensa, de forma extraña, "meta la cuchareta" buscando la explicación acerca de cómo se va a resolver ni si hay intención de hacerlo, este asunto, el titular del día siguiente se esta redactando con la normalidad con que se hizo el de Prince Fielder, que no tiene necesidad de dar explicaciones.

      En este caso Manny Ramírez no tiene que justificar nada, son los dueños que lo quieren en sus clubes los que tienen que dar la cara.

      Es necesario que se haga público el problema de esos 100 juegos de la segunda suspensión del pelotero, porque, si no se puede, si los dueños obstaculizan el proceso investigativo, que no me venga nadie con el argumento capaz de convencerme de que lo de la lucha contra las sustancias prohibidas es verdad.

      Por lo de la moral, mejor, por la clase inmoral del circuito dirigente del Beisbol Organizado de hoy, que nadie se haga ilusiones que se hacen cosas dirigidas a sanear el ambiente corrupto del ex pasatiempo nacional.

 




 

¿Cuándo va a devolver los 100 juegos que debe?

 

 

 

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