Adiós definitivo de Bengie Molina
Bengie Molina no jugó la pasada temporada en las Grandes Ligas y nunca anunció formalmente su retiro del béisbol.
Sin embargo, familiares y amigos, incluyendo varios ex compañeros de los distintos equipos en los que jugó durante 13 temporadas, le prepararon el pasado sábado una “fiesta de retiro” en su residencia en Arizona, evidencia final de que sus años como receptor en las Grandes Ligas ya terminaron.
Según reportó el Comcast Sport Net en su página web en la zona de San Francisco (www.csnbayarea.com), Molina fue sorprendido en su propia casa por una fiesta para celebrar su legado en el béisbol.
A ella asistieron Matt Cain, Barry Zito, Jeremy Affeldt, ex compañeros de Molina en sus años con los Gigantes de San Francisco, así como Ramon Ortiz y Ervin Santana, ex Angelinos, y hasta Albert Pujols, entre otros.
“Fue una noche especial. Las personas que vinieron de alguna manera tocaron mi vida”, subrayó Molina en la página web.
Molina jugó con los Angelinos de Los Ángeles, Azulejos de Toronto, Gigantes de San Francisco y Vigilantes de Texas. Sumó promedio de bateo de por vida de .274 con 144 jonrones y 711 carreras remolcadas.
Cargó dos sortijas de serie mundial, la primera en el 2002 con los Angelinos y la última en el 2010, cuando los Gigantes y San Francisco le hicieron entrega del anillo de campeón por su aportación en la primera etapa de la temporada.
Durante la pasada temporada, su nombre se rumoró en más de una ocasión para regresar a las Mayores, pero no se concretó y, aunque nunca hizo una declaración formal, el béisbol esperaba su “ no más”, hasta la fiesta del sábado, que fue organizada por su esposa.
Molina manifestó que, ahora que oficialmente está retirado, espera disfrutar del tiempo libre con su familia, incluyendo un viaje a Londres para disfrutar de los Juegos Olímpicos.
Pero no espera desprenderse por completo del béisbol. Reveló que, en un par de años, espera poder ayudar en algún equipo como coach y hacer lo mismo que hizo en vida su fenecido padre, don Benjamín: ayudar a los jóvenes.
“Quiero hacer lo mismo que hizo mi papá. Enseñarle a los niños a jugar béisbol, pero también a ser mejores seres humanos y amar a sus familias. Quiero inculcarles eso”, sentenció.
Lester Jiménez / Primera Hora
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