PUERTO RICO EN LA MEMORIA HISTÓRICA CUBANA: EL SANTURCE
Por Andrés Pascual
Hay una injusticia imperdonable a la hora de evaluar la primera etapa de las Series del Caribe, quizás provocada por los 7 premios que ganaron los clubes cubanos del champion invernal, con cinco en fila india y todos los miebros de la Liga Cubana, desaparecida en 1961, disfrutando de por lo menos uno.
Pero, casi nunca, se menciona a los Cangrejeros del Santurce como el equipo que más gallardetes ganó en la era más organizada, más brillante y mas fuerte de ese evento con 3.La Primera etapa de la competencia que se inauguró en La Habana en febrero de 1949, todavía no puede igualarse y, creo yo, cada día esta se debilita más.
Porque el publico podia disfrutar de los mejores jugadores nativos partiéndose el alma en el terreno y porque un destacamento importado se dispuso a morir igual que sus anfitriones, fue grande aquella pelota.
Entonces los directivos de cada liga y los miembros de la Confederación no solo eran respetuosos; sino respetables, a tal extremo, que lograron que los jugadores de Grandes Ligas que actuaban en los torneos del área no necesitaran de la aprobación del Comisionado para asistir, aunque, como medida de equilibrio, la fatiga extrema y un cheque de un par de miles de pesos estaba a la disposición de los dueños de las franquicias de liga grande.
También era frecuente ver a los directivos de las Menores, como George Trautman, o a Happy Chandler, Comisionado, disfrutando de una clase de beisbol solo comparable al que se jugaba en las Mayores.
Uno de aquellos dueños fundadores de un pasado que hoy no tiene comparación, fue Pedrín Zorrilla, el magnate local que creó a los inolvidables Cangrejeros de la Liga Invenal Puertorriqueña, el hombre de la amistad entrañable con Horace Stonehan, por lo que recibio la oportunidad de hacer debutar, por única vez, al fenómeno de Alabama Willie Mays, tanto en el Campeonato regular 1954-55, como en la VII Serie del Caribe en Venezuela.
Hay una leyenda “cangrejera” que comienza y termina en Pedrín, que tuvo al club por amor al pasatiempo, a despecho de estos nuevos mercaderes que no han sido capaces de poner 5,000 fanáticos en las gradas para los que, como sucede en Cuba con el Almendares, quizás la Gloria imperecedera les diga muy poco ante el presente de miseria deportiva que se vive hoy y deberían reconocerse en el pasado, a ver si pueden rescatar algo de la moral y la capacidad que no se encuentra en las oficinas de los países miembros del circuito, en los que, si bien sobra el talento en los terrenos, no se ve por ninguna parte en los tugurios ejecutivos.
Los Cangrejeros de Pedrín Zorrilla, caray… en Cuba, los que nunca creímos en imposiciones enfermizas que no viene al caso comentar, no solo conocíamos la historia del club famoso, sino que lo teníamos como nuestro, en mayor grado que a los Criollos Brujos o que al Mayaguez, que al Ponce o que al San Juan, porque supimos de su labor hermana, que ratificó los versos famosos de Lola Rodríguez de Tió, cuando los peloteros cubanos perdieron su beisbol y su patria y, en uno de los hogares que encontraron las puertas abiertas, fue en el club de Pedrín; aunque, para ser justos, toda la liga, (con el dealer de autos Chicho Carrasquillo escoltando a Zorrilla), se las abrió tanto a los jugadores como a los managers que a periodistas que a narradores.
El club que haya presentado la más soberbia alineación de bateo para una Serie del Caribe, el club de Roberto, el club que dirigio Josh Gibson, del Múcaro, de Canena, de Willard Brown, de Roberto Alomar, del Torito, de Ruben, de Garabato Sackie, de Tani Perez, el mejor club que jugó en el evento regional de febrero y sus tres trofeos lo atestiguan, es, junto a su dueño fundador, un mito en la historia del beisbol caribeño, desde mi nacionalidad de cubano, honro a aquel equipo de pelota y a su dueño-fundador en 1938, sin los cuales no podría descifrarse la grandeza del juego no solo en Puerto Rico.
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