ESCÁNDALOS POCO DIFUNDIDOS DEL BEISBOL
Por Andrés Pascual
El escándalo de los esteroides ha sido tan extravagante que mantuvo durante un tiempo más que prudencial en titulares, como caso jurídico diario, a Barry Bonds.
Bonds pertenece al tipo de representante de la minoría más “valiosa políticamente” e incendiaria (pero de verdad, porque dan candela) de este país que, de no ser tan evidentes y peligrosos los acontecimientos para la moral del deporte nacional, no hubiera durado 12 horas en titulares. Ante casos como el de Barry no se trata de “manchar” su récord con la aplicación de medidas legales en carácter de castigo, sino de temor a la revancha…
¿Qué jugador es el antecedente directo del ex outfielder de los Gigantes caído en desgracia? Ni más ni menos que Hank Aaron por dos cosas: superó el récord del artillero de los Bravos, pero tuvo menos suerte que este, al que le hubieran estigmatizado por usar “ayuda extra” también.
El temor a esta minoría es tan grande que, a la hora de tratar con las anfetaminas que consumió Aaron, buenas para levantar el ánimo, enfocarse en la gestión y combatir el cansancio y la fatiga, lo que le da evidente ventaja al usuario, primero hay que decir que fue un “fuera de liga” con números extra impresionantes y después que “los logró con una ayudita”.
Lo anterior fue admitido por Aaron y así lo publicó Ken Davidoff para Newsday. Hace una semana lo desempolvó Bleachers Report.
El peor escándalo del Boston no fue el de las comelatas y tomaderas en horario de juegos o después de derrotas capitales, sino la acusación que le hicieron varios hombres que fueron cargabates del equipo, en etapas diferentes de sus infancias, a Donal J Fitzpatrick, encargado del clubhouse, por acoso sexual, según informó Bob Hohler en The Boston Globe.
Swede Risberg, integrante del Chicago del Escándalo en 1919 (en 1918 se vendieron los Cubs), declaró en 1927 que ellos le compraron 4 juegos a los Tigres de Detroit ese año y que, a mediados de temporada, le dieron 3 como agradecimiento. Según consta en Nine: Journal of Baseball History and Culture.
Según ESPN, tomado de AP, un número indeterminado de juegos de la Serie Mundial de 1918 pudieron haberse arreglado, la información salió de fuentes ultra-secretas de los propios Cubs y la ratificación fue ciertos errores tontos que provocaron carreras por jugadores inteligentes.
Por Kevin Kietzman, de Sports Radio 810 en Kansas City, los Reales solo usaron el 9 % del dinero de impuestos que les dieron para pagar el estadio, incluso una buena parte del resto se empleó en pagar sus propios taxes.
Según Robert Thomas, de The New York Times, William D Cox, el dueño más joven de una franquicia de Grandes Ligas, los Phillies de Filadelfia, 33 años en 1942, duró tan poco como propietario del club (en 1943 tuvo que cederlo por suspensión para siempre decretada por Landis), porque apostaba a su equipo, lo que negó primero y aceptó después. El tipo también apostaba en las carreras de caballos.
Según de The New York Times, Jim Bowden perdió su trabajo con los Nacionales de Washington cuando salió a la luz que varios miembros de su staff tomaron dinero de los bonos de los novatos que firmaba el club en República Dominicana.
¿Por qué no se comenta sobre estos escándalos y muchos otros que iré presentando? Porque pudieran afectar a algunos en el nivel de intocables, quizás hasta fuera del terreno de juego y de las oficinas del beisbol.
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