¿POR QUÉ EVITAN DECIR LO IMPORTANTE DEL FENÓMENO ROBINSON?
Por Andrés Pascual
El caso Jackie Robinson está contaminado por la forma como lo manipulan intereses que atentan contra la estabilidad del país.
Lo que en su momento representó un paso de avance de la sociedad americana más allá del deporte, enfrenta la politización con visos antiamericanos que, para la gente preocupada por el derrotero de la nación, forma parte de una conspiración en su contra.
En 1931 Chet Brewer, pitcher que trabajó en todos los países del Caribe, fue contratado por un club del circuito de Ligas Menores del Beisbol Organizado, sin embargo, lo protestó el presidente de la liga y no pudo debutar como primer negro que, oficialmente, rompiera la barrera racial.
En 1918, Jimmy Claxton lanzó dos meses para el Oakland Oaks de la Costa del Pacífico y lo declararon no oficial luego de anular su contrato.
¿Cuándo se rompió la barrera racial, en 1947 o en 1945? Jackie Robinson debutó con el Brooklin en abril de 1947, sin embargo, esa fecha no debería considerarse como la del año “del derrumbe del muro”, porque las Mayores son la culminación del complejo que es el Beisbol Organizado, lo que significa que un negro aceptado por todas la instancias regentes del beisbol profesional americano, Robinson, realmente entró al “beisbol de los blancos” cuando se hizo oficial su estancia en el Montreal de la Liga Internacional sin obstáculos para continuar. Entonces deberían decir que el Pacto de Caballeros explotó en 1945, dejando 1947 para reflejar el debut del primer negro en las Grandes Ligas modernas.
En 1942, el periodista y activista negro Wendell Smith le pidió al presidente demócrata Franklin D. Roosevelt que decretara muerta la prohibición, pero el individuo le manifestó que sería una peligrosa y atemporal contravención.
Fue este periodista quien tramitó el fallido primer try-out en Ligas Mayores a 3 peloteros negros con el Boston Red Sox, entre los que estuvo Jackie Robinson.
Branck Rickey pasó de los Cardenales de San Luis a los Dodgers de Brooklin en 1942. Desde sus años con el club de Missouri venía observando, como un fanático más, juegos del circuito sepia, sin embargo, su capacidad de General Manager creativo, que le ganó el sobrenombre del Gran Innovador, le mantenían abierto el sentido del scout natural que “esperaba el día”.
Rickey firmó al cubano Armando Marsans para el San Luis Browns, por lo que conocía del tratamiento con jugadores de minorías.
Una vez instalado con los Dodgers, el hombre que inventó el sistema de fincas o sucursales en el beisbol, que pretendió una tercera liga mayor, comenzó a valorar a los peloteros negros capacitados socialmente para inaugurar un nuevo capítulo de la sociedad americana: la integración del deporte nacional.
Un jugador con un mundo de condiciones y otro de resabios, de odios contenidos que le convirtieran en no manejable por su comportamiento bélico y revanchista, no podía ser el hombre. Además, obligatoriamente, debía cumplir con el ABC de la cartilla de presentación al público, que comenzaba con la decencia, continuaba con la instrucción colegial y terminaba en el patriotismo.
Rickey recibió el asesoramiento de Wendell Smith sobre Robinson, por lo que le seleccionó como el proyectil con el que los Dodgers derrumbarían la barrera racial.
Tal vez el país estaba preparado para recibir a un negro como miembro del róster de 25 de un club de Grandes Ligas en 1947; pero, fuera o no, el General Manager tuvo el visto bueno de todo el andamiaje del Beisbol Organizado para hacer oficial la firma de Robinson sin peligro de rechazo en 1945. El año del debut del jugador en el Viejo Circuito solo fue eso, su debut en las Mayores.
Si Branch Rickey no pudo concretar exitosamente la guerra contra el racismo en el beisbol, digamos que en 1943, fue por la influencia segregacionista demócrata, sus creadores y máximos inspiradores históricos, que pusieron en marcha tanto a Jim Crow como al KKK y que, todavía en 1960, votaban en bloque contra el Acta de los Derechos Civiles.
Cuando se abrió una hendija político-económica para poder dispararle al muro racial, el republicano Branch Rickey le “zumbó” a la barrera un proyectil también republicano al que, para emplearlo como apoyo de su política antiamericana y revanchista, el partido de Obama le esconde su filiación con el partido de Lincoln a la ciudadanía desde hace más de 60 años.
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