POR LAS GRANDES LIGAS DE AYER
Por Andrés Pascual
En 1939, el novato mexicano del Boston, Ted Williams (especie de cañona que le dan a la realidad “escribidores” como el boricua Tony Menéndez y otros por el complejo de inferioridad vicioso, enfermizo y evidente ante el “gringo”), lideró las Mayores con 145 carreras impulsadas.
También en 1939, Joe Dimaggio fue el último bateador derecho en promediar sobre .380
Aquel lejano año, el 12 de junio, se inauguró oficialmente el Salón de la Fama del Beisbol Nacional, sito en la pequeña localidad Cooperstown.
Lou Gehrig fue objeto de una elección especial al recinto, también en 1939, por su retiro prematuro por la enfermedad que lo llevó a la tumba dos años más tarde; su conocido discurso “del adiós” también lo dio ese año.
Bob Feller, uno de los 5 mejores pitchers derechos de la historia junto a Mathewson (una víctima de la 2da Guerra Mundial, porque se expuso a los gases tóxicos, por los que perdió la carrera y posteriormente la vida), Alexander (foto), Gibson y Madduxx (habrá otros que ganaron más juegos y dinero, poncharon más y perdieron la vergüenza muchísimo más aún, usando sustancias prohibidas, pero no caben en tan pequeño saco de condiciones morales), llegó al Cleveland en 1936 con solo 17 años, dos más tarde, en 1938, era el “as de la baraja” de la Tribu.
En 1938, el cátcher de los Yankees Bill Dickey, bateó .313 con 27 jonrones y 115 impulsadas. En la Serie Mundial de ese año, en que los Bombarderos barrieron a los Cubs, produjo para .400.
Todavía mucha gente lo considera el mejor receptor de la Liga Americana de todos los tiempos: recibió 1,712 juegos, nunca jugó otra posición ni por un inning, toda su carrera trabajó para el club del Bronx.
Fue compañero de Ruth, de Gehrig y de Dimaggio, incluso durante el quinquenio más productivo de un club en los anales de las Grandes Ligas, cuando ganaron 5 campeonatos consecutivos, 1949-1953, ayudó a los neoyorkinos como instructor de catchers e inicialistas y coach en la inicial.
En 1938 Bobo Newson ganó 20 juegos para el San Luis Browns, a pesar de 5.08 pcl. Y Louis “Satchmo” Armstrong, célebre trompetista y cantante americano, tuvo un club en Ligas Negras, el SECRET 9, debajo la foto:
En el verano de 1937, una línea bajita bateada por Earl Averill le fracturó el tobillo al espectacular HOF Dizzy Dean, de los Cardenales, que continuó lanzando lesionado.
La situación provocó que el pitcher alterara su forma de entregar los lanzamientos (wind-up y follow trough), de tal forma que lesionó su brazo. Nunca volvió ser el mismo, esa campaña terminó con 13-10. Hasta su retiro solo ganó 9 juegos más.
En 1938, Gehrig, que nunca consumió esteroides, metió el último jonrón con bases llenas de su carrera, el número 23, récord hasta que esa vergüenza conocida como Alex Rodríguez bateó 24.
En 1938, Hank Greenberg llegó a Cleveland para jugar los dos últimos encuentros de la campaña con 58 jonrones, pero no pudo aprovechar aquel fin de semana para empatar los 60 del Babe, porque el primer juego lo celebraron en el League Park, de 375 pies por la raya de cal del leftfield y 405 entre left y center, además, 495 por el centro.
Para el segundo, la distancia se combinó con la actuación soberbia de Bob Feller, que ponchó a 18 bengaleses, récord de ambas ligas durante buen tiempo.
Siempre tenga en cuenta “cero esteroides”, bola menos viva, pitchers mucho más inteligentes y de control, que jugaban para su público por sueldos miserables, que no les permitían descansar el invierno en la Riviera Francesa por dos cosas: no tenían lo que costaba el viaje y debían trabajar para completar el pago de los “billes”… aun así, una vez que a estas “damas de compañía asalariadas de hoy” les metieron miedo con el test sorpresivo, se perdieron los grupos (y las individualidades) con 55 ó más jonrones… a pesar de eso, los sabios de la chapucería intelectual creada por Bill James, siguen considerando a estos paquetes en mayoría mejores bateadores.
La semana pasada, un cronista de Bleacher Report llegó tan lejos en su fanatismo, o en su amor, que, como están los tiempos no me extrañaría, consideró a Bonds superior a Ted Williams. P’a mí que el tipo es comunista…
El 25 de Mayo de 1937, Bump Hadley, pitcher de quien se decía que tuvo de todo para triunfar, menos control (promedió 100 bases por bolas en su carrera), le lanzó un “bean ball” a Mickey Cochrane a la cabeza (foto cuando lo sacan en camilla), el bolazo le fracturó varias vértebras del cuello al HOF, que estuvo diez días inconsciente y no volvió a jugar pelota nunca.
En 1937, el felino Charlie Gheringer(2do de izq-derecha) , el más completo segunda base del beisbol y, junto a Hornsby, los dos mejores de todos los tiempos, se convirtió en el bateador de más edad en ganar su primer champion-bat con .371 de promedio a los 34 años (Ted Williams bateó .388 en 1958, pero fue su sexto campeonato de bateo). El año anterior, este inmortal de verdad produjo para .354…
De Gheringer decía su compañero y manager, Mickey Cochrane (foto con A’s 1931): “el día de apertura dice hola y en el juego final adiós, en el medio, su average de .350 no lo para nadie”.
Entre las frases grandes con respecto a un jugador, que han servido como la marca registrada para aplicársela otros que, tal vez, no la merecieron, la de Gheringer con respecto a Bill Dickey es lapidaria: “Bill hace que la más difícil y compleja posición del juego luzca fácil desde las gradas”.
Del genio Branch Rickey es la filosofía del beisbol, casi todo lo que se hace desde posiciones de gerencia, positivo para el juego, lo dijo y lo ejecutó el HOMBRE QUE ROMPIÓ LA BARRERA RACIAL. Por ejemplo: “cambie o venda a un jugador antes de que muestre señales de decadencia”. Basado en esta opción, los Cardenales (todavía el Gran Innovador no trabajaba para ellos), enviaron a Joe Medwick a los Dodgers antes de cumplir 29 años.
En 1936, Lou Gehrig fue nombrado MVP del Joven Circuito: 49 jonrones, 167 anotadas, 130 bases por bolas, 170 impulsadas más slugging de .696 dan fe de lo justo del premio. En 1934 ganó la Triple Corona.
Sin embargo, 1935, único que jugó sin Ruth o Dimaggio a su lado, fue el más bajo en la producción de carreras de Columbia Lou entre 1926-1938: 119 (durante ese período, promedió 153 por temporada), lo que ratifica que no se puede ser un super clutch sin un compañero que apoye la labor, porque no le tiran un solo pitcheo bueno.
Por eso a Killebrew lo consideran 10 veces mejor que Mark Mgwire, porque, hasta que llegó Oliva en 1964, bateó prácticamente solo en el medio.
En 1948, Bob Feller (foto al inicio) pensaba pitchear para el Almendares, pero el propio Comisionado Happy Chandler le pidió a Bill Veek que lo colocara bajo una novedosa cláusula para impedir decisiones que afectaran a los clubes, si alguna lesión se producía ajena a los terrenos del Big Show: la fatiga extrema.
El caso Feller fue llevado a la reunión invernal de dueños de ese año y se proyectó como la ley que impediría que los bigleaguers jugaran en el Caribe, vigente solo en 1949 y 1950 por la gestión de los Ejecutivos cubanos, que eran respetados y muy considerados por el Beisbol Organizado.
Sin embargo, por el bolazo que le dio Bob Grimm a Miñoso, con carácter retroactivo, rebotó la prohibición que dejó fuera de competencia a algunos nativos criollos, medida que solo se reaplicó en 1955, porque los Ejecutivos de la Confederación del Caribe, unidos alrededor de los dueños de clubes de la Liga Cubana y su Ejecutivo, encabezados por Arturo Bengochea (en la foto lanza la primera bola inaugural el 3 de Octubre, temporada 1956-1957 del champion), fueron invitados a la reunión invernal de clubes de las Mayores, donde discutieron el agravio al circuito.
La reclamación no solo logro que se aboliera la prohibición, sino produjo el beneficio que, salvo casos especiales como el de Camilo Pascual, no tendrían que solicitar la autorización de las Grandes Ligas para que sus jugadores actuaran en el campeonato.
Pregunta de kindergarten que respondió correctamente Joel Luis, mi nieto de 6 años: ¿Quién pudiera ser una “personalidad” de la Cuba castrista, capaz de encabezar a la Confederación y lograr semejantes beneficios, además de liquidar la prohibición que está vigente de nuevo? Un solo nombre… claro, considerando que Selig y Obama no metan su brazo hasta el codo por sentimientos que nada tienen que ver con el beisbol.
¡Ah! al playboy cretino del beisbol castrista que ni se le ocurra, el tal Antonio, además de solo servir para sus gustos millonarios, como retratarse en todos lados con costosos Armanis de 6,000 dólares cortados a la medida en Nueva York, Ferragamos de 1,500 el par y un Cohiba entre los dientes, o jugando “el deporte de la aristocracia que más nunca podrá tener un hoyo en Cuba –Castro, discurso ante los CV Deportivos a finales de 1961- en el que declaró la guerra contra la actividad profesional en el deporte, con énfasis vicioso en el beisbol) no sirve para nada.
Otra de Feller, el niño de 17 años que ponchó a 240 bateadores en 1936: ese propio año, el Comisionado Landis estuvo a minutos de declarar agente libre al pitcher, porque estaba claro que el Cleveland había violado la regla de beneficio y prohibición por la edad del joven, es decir, lo contrataron ilegalmente.
Unos meses más tarde, los Indios perdieron a Tommy Heinrich (foto), que lo firmaron los Yankees como agente libre.
El bateador zurdo estuvo en la Serie Mundial en sus primeros 3 años con el club de Nueva York, mientras el pitcher logró asistir a su primer Clásico de Octubre en 1948.
Feller debió ganar más de 300 juegos, incluso algunos eruditos, como Dan Daniel y Shirley Pivich, consideraron que pudo obtener 30 ó más victorias durante el período 1942-1945, pero se interpuso el Servicio Militar por la 2da Guerra Mundial.
Esos años perdidos, como para Williams, Greenberg, Dimaggio, Cecil Travis, Musial… pudieron ser los mejores de sus gloriosas carreras.
Por guerras, estos “mediocres guerreros” de hoy, beneficiados hasta en no tener que asistir a una contienda de verdad, tienen como teatros el terreno y las desagradables y estúpidas “cámaras húngaras” que entorpecen y retrasan los juegos tan a menudo que cansa.
Tony Lazzeri bateó 60 jonrones en 1926 en Ligas Menores, con los Yankees solo dio 18 como mayor cantidad, pero en el juego del 24 de Mayo de 1936 empujó a 11 corredores, un récord de la Americana.
Phil Cavarretta, inicialista que nunca jugó en las Menores, recordado en Cuba porque visitaba La Habana como manager en la Liga Internacional contra los Sugar Kings, debutó como adolescente con los Cubs en 1935, pero logró convertirse en regular durante los años de la 2da Guerra Mundial, porque demoró su desarrollo por ninguna experiencia como profesional. Cavarretta actuó 20 años con el Chicago.
En el Juego de Estrellas de 1934, Carl Hubbell, a la izq junto a Mel Ott (desarrolló una deformidad en el brazo zurdo para poder tirar screwball), estelarísimo pitcher de los Gigantes, ponchó consecutivamente, a “tornillazo limpio”, a la mejor tanda de bateadores de la Liga Americana de la época: Jimmie Foxx, Al Simmons, Lou Gehrig, Babe Ruth y Joe Cronin…
Pero, en 1935, Eiji Sawamura (foto), joven pitcher nipón cuyo apellido se lo han colgado al cubano José Fernandez sin razón conocida, ponchó consecutivamente a Ruth, a Gehrig, a Foxx y a Simmons durante la visita anual del All Star’s del Babe y Lou al Japón… este lanzador perdió la vida en combate durante la 2da Guerra.
El payaso y coach de los Senadores de Washington, Nick Altrock, bateó de emergente en 1933 a los 57 años, sin embargo, durante 3 años consecutivos, 1904-1906, ganó 20 ó más juegos para los Medias Blancas de Chicago y estuvo entre los mejores zurdos de su era.
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