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BEISBOL 007

ROBINSON NO DEJÓ CUENTAS PENDIENTES

 

Por Andrés Pascual 

 

“NO ES POSIBLE, YO TAN LEJOS TÚ TAN CERCA...” Parece un verso de amor, de los que preferían los “febriles” amantes de una poesía que no reconoce como seria una menos seria modernidad autoral que, entre política y erotismo, acabaron con la belleza literaria heredada de los griegos. 

Sin embargo, se me ocurrió para reflejar el “estira encoge” que, si sigue como va, algún día cumplirá el aniversario que media de ayer a hoy cuando, en 1915, ACOSTADO EN LA LONA, Johnson se tapó la cara por el sol en el hipódromo habanero Oriental Park: la pelea Floyd Mayweather jr vs Manny Pacquiao. 

Hasta hoy, sin pelear contra el filipino ¿Por qué corren el riesgo de considerar al Niño “lo mejor libra por libra”? Ese es el nombre de Sugar Ray Robinson más que su definición de maravilla eterna en Fistiana, a nadie deberían encumbrar así, porque nadie puede competir contra aquella grandeza de la actividad pugilística. 

Yo no he simpatizado con Manny después que decidieron asaltar la moral de la disciplina convirtiéndolo en un supermán, violando todos los códigos y leyes biológicas de natura que, comprobado con todo los pugilistas a través de la historia, lo hecho para el asiático es considerable en el rango de acto de profanación contra el boxeo: sube, baja, sube...sin afectación por la adquisición de peso, sin perder velocidad, noqueando a naturales de divisiones superiores, boxeadores con problemas de edad o desgaste físico evidente a veces; contra liquidados otras, EN PESOS ACORDADOS PARA LA AFRENTA. 

Por Dios ¿Cómo se arriesgaron? ¿Cómo han podido crear el estado de opinión favorable en la relación crónica-fanático para aprobar semejante indecencia? Ah, pero hay una prensa que “coje por debajo de la mesa” y un público que le pasan un perro muerto por delante de los ojos y se lo imponen como Secretariat en el turf; con el público de hoy se están haciendo maravillas por lo poco que se respeta a sí mismo...en todo. 

Sin embargo, a pesar de que Pacquia perdió por nocao contra Márquez, a pesar de lo que pueda considerarse para bajarlo del sitial en que la propia crónica y sus manejadores lo han puesto, a pesar de cualquier cosa, MAYWEATHER JR NO HA PELEADO CON ÉL. 

Yo estaba preparado para calificarlo como el mejor peleador de divisiones pequeñas, a pesar de Pep y de Armstrong, de superpluma hacia abajo, de todos los tiempos; sin embargo, cuando ganó en pesos acordados contra caricaturas de grandeza para tejer una leyenda que le ha tomado el pelo a todo el que ha querido; entonces lo desacredité como maravilla de otro mundo: MANNY PACQUIAO ha sido una conspiración contra el boxeo tanto como las violaciones groseras de los rankings, como los arreglos en Las Vegas, sencillamente, otra forma de ganar dinero por tuberías con total complicidad de la maquinaria que tiene no el boxeador, sino el boxeo detrás; tal infectocontagiosa que, puede decirse sin temor, le hace tanto daño al deporte como el virus del Ébola a la humanidad. 

El dinero puesto sobre la mesa cuando de algunos “exclusivos” se trata es un tiro al corazón del alma del deporte, posible solo en estos tiempos: el caso Pacquiao, su construcción fuera del ring, tal vez en instancias peligrosas, nunca e imposible de comprobar porque, quienes lo manejan son los padres de la intriga y el ejercicio de la corrupción, es parte de la decadencia, de la falta de respeto a la disciplina que ha tenido como representate-ejecutor al mismo hombre que todos señalan como “el demonio de la perdición del boxeo”, a la vez que no admiten lo mínimo sobre la posibilidad de engaño, al no aceptar que, como con todo lo que toca, Arum y la pandilla (televisón incluída) bien que pudieran haber contaminado la figura del Senador para intereses personales. 

Cosas raras al fin y al cabo, porque, repito, el pugilista sido manejado por este gángster y lo dejan fuera de cualquier duda, con respecto a un tipo especial de delincuente, para el que no hay la mínima posibilidad de que lo declaren no culpable en uno solo de los mil cargos por los que se le podría acusar moralmente, sobre todo, cuando no permite “QUE GANE EL MÍO” y le levantan la mano al que nadie vio ganar. 

Sospechas aparte, a pesar de la credibilidad cuestionada o no del gladiador de Filipinas, hay un problema para que Mayweather jr no esté seguro en su trono universal “libra por libra”: HASTA QUE NO LE GANE A MANNY PACQUIAO NO PUEDE SOSTENER SEMEJANTE DIADEMA EN SU CABEZA, no es justo. 

¿Quién es el culpable de que no se hayan podido enfrentar aún? Si la posibilidad está del lado del boxeador sepia, pues él, porque, en su caso, como Robinson hace más de medio siglo, decide sus peleas. 

Si del lado del asiático, Bob Arum, que mide milimétricamente cualquier paso dado por su peleador, que no tiene la mínima autonomía para decidir ni de que lado de la cama debe dormir. 

Nunca he estado claro en que parte obstruye la celebración del pleito, aunque, a ciencia cierta y a estas alturas, me inclino por ambas alternativamente por circunstancias de beneficio (en realidad perjuicio) ocasionalmente. 

Después de dos derrotas consecutivas de Pacquiao, una por nocao, Mayweather jr no demostró interés en el pleito, mientras que a Arum no le convenía por asuntos de la recuperación moral de su protegido, pero, en aquel momento, el fanático bajó la guardia sin ningún comentario sobre la necesidad del boxeo de que se celebrara antes de que uno de los dos esté en condición tan deplorable como para no brindar una pelea “clásica”, o ambos. 

Sugar Ray Robinson no dejó una asignatura pendiente de su currículum como PROFESOR, como lo más grande nunca vuelto a ver en un ring, el más completo de cualquier época. 

Robinson se fue del boxeo cuando se tituló campeón mediano en 1950, al mundo de la farándula durante tres años, a bailar, a desperdiciar en terreno enemigo del deporte sus facultades prodigiosas sus piernas únicas; sospechosamente, le cedió a Rocky Marciano no su clase inigualable, sino a los intereses detrás del campeón pesado, en un aparente “ponte de acuerdo”, la promoción sin competencia, porque fue durante su ausencia que el orgullo de Brockton hizo su leyenda. 

Cuando regresó, todavía lo mejor del boxeo, sin embargo, no fue más el fenómeno que se vio en la división welter, entonces había perdido un 15 % de grandeza, que fue tal, que lo mantuvo en la cúspide durante una era en que solo existían 8 divisiones y un solo organismo serio de alcance mundial y un par continentales. 

Este hombre fue un dechado, un portento de facultades innatas e increíbles para atacar, defender y hacerlo con elegancia, mucho más que todos los boxeadores que han nacido hasta hoy. 

El coliflorista que podía entrar al ataque tirando un gancho y noquear desde atrás solo con la potencia del hombro, inclinando peligrosamente la espalda, que fue uno de los pegadores más fuertes de la historia, cuando volvió limpió el ranking y perdió y noqueó a Fullmer, ganándole también y perdiendo a Basilio (foto), contra los que no había saldado cuentas. 

Si Floyd Mayweatther jr deja pasar el tiempo y no le gana a Manny Pacquiao, por la razón que sea; si Arum, por no permitir que Floyd cobre dos veces lo que el suyo atendiendo a lo atractivo para la taquilla y la televisión, sería un golpe salvaje, a traición, contra el boxeo. 

A FIN DE CUENTAS, SERÍA EL REFLEJO DE UNA ÉPOCA QUE NADIE SABE SI LLAMARLA LAMENTABLE O DECEPCIONANTE POR EL POCO RESPETO IMPERANTE. POR SUPUESTO, MUY IMPORTANTE, INCAPAZ DE SOSTENER LA MÍNIMA COMPARACIÓN CON “EL BUEN TIEMPO IDO”. 

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