Columna de Juan Vene 4/02/2010
Juan Vené en la Pelota |
La Serie del Caribe es un cadáver insepulto Flushing, Nueva York (VIP-WIRE) “Las gallinitas no tienen senos porque los gallos no tienen manos”... Claudio Nazoa La pregunta de la semana...: Desde 1949, cuando se jugó la primera Serie del Caribe, ha habido sólo dos cambios importantes en el sistema de juego. ¿Sabes cuáles fueron? La respuesta...: Y no por la creatividad de los propietarios de equipos de Puerto Rico y Venezuela, tampoco del llamado comisionado Juan Puello. Fueron la salida de Cuba y Panamá y el ingreso de México y Dominicana. ¡Caballeros!... Hace 61 años que se juega la Serie del Caribe igualita. No ha habido un cerebro capaz de pensar cómo mejorarla. Es la única competencia del beisbol, en el mundo entero, que no ha cambiado en sus estructuras. ¿Dónde está la creatividad del llamado comisionado, Juan Puello, y de sus adláteres? La Serie del Caribe habría desaparecido hace 19 años, después de 1991 en Miami, víctima de la incapacidad gerencial. ¡Pero surgió México salvador en 1992! Y un creativo tremendo llamado Arturo León Lerma, tan amante del beisbol que abandonó la medicina y una curul en el senado para dedicarse a ser triunfal ejecutivo del deporte y del espectáculo. Arturo, no sólo llevó de emergencia la Serie de 1992 a Hermosillo, sino que inventó la fórmula administrativa que desde entonces se utiliza con éxito. Juan Puello no es mexicano, y en su grupo de confianza no hay mexicanos. Sin embargo, fue la gente de la Liga del Pacífico la que dio nueva vida a lo que algunos llaman todavía El Clásico del Caribe. Eso más bien es un cadáver insepulto, para recordar las sabias palabras de mi inolvidable amigo Jóvito Villalba. Cuando en aquel febrero de 1949, fueron a La Habana Almendares (Cuba), Spur Cola (Panamá), Indios (Puerto Rico) y Cervecería de Caracas (Venezuela), se jugaba en nuestros países con cuatro equipos en una sola ciudad, y en las Grandes Ligas había 16 clubes, ocho en cada una. No existía la grama artificial en 1949, ni el bateador designado, ni el beisbol de fantasía. Nadie sabía de esteroides, y menos de hormonas de crecimiento humano. En ese febrero, el boricua Luis Rodrígez Olmo, de 30 años de edad, era inelegible, por haber abandonado las Grandes Ligas vía México con Jorge Pasquel. Paradógicamente, en octubre de ese 1949, Rodríguez Olmo fue el primer puertorriqueño en una postemporada, por tres circunstancias...: 1).- Lo perdonaron, y en junio, ya como elegible desde luego, regresó a las Grandes Ligas. 2).- Su equipo, los Dodgers, ganó el título de la Nacional. 3).- Y en 1945, otro boricua Hiram Bithorn apareció en el roster de los Cachorros en la Serie Mundial contra los Tigres, pero no jugó. ¡61 años!, y los fanáticos de ahora tienen que soportar cada febrero un espectáculo “anacrónico, obsoleto y periclitado” (Rómulo Betancourt). Me imagino que estarán engañando a los patrocinantes, con el cuento de la “Mini Serie Mundial”. Alguien tendrá que investigar y extraer la verdad. Gracias a la vida que me ha dado tanto... jbeisbol5@aol.com |
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