Brian McCann disparó un doble barrebases que condujo a la Liga Nacional a vencer a la Americana por primera vez desde 1996, 3 carreras por 1
ANAHEIM
La temporada con menos ofensiva en los últimos 17 años tuvo un Juego de Estrellas a la medida, la noche del martes, en el Angel Stadium.
El duelo de lanzadores en la casa de los querubines sólo fue interrumpido por el triple barrebases con que Brian McCann empujó todas las carreras de la Liga Nacional y cortó, con pizarra de 3 por 1, una cadena invicta que se remontaba a 1996 para la Americana.
“Yo sabía que iba a ser muy luchado”, exclamó Martín Prado, apenas el segundo camarero venezolano en comenzar un clásico de julio. “Teníamos buenos pitchers, bateadores que podían dar un jonrón en cualquier momento y cerradores suficientes para ganar el juego”.
Prado, Miguel Cabrera y Elvis Andrus fueron los únicos en participar. Omar Infante fue uno de los 10 peloteros sanos que no entraron en acción y Víctor Martínez asistió como testigo, debido a una lesión.
McCann conectó su tablazo en el séptimo capítulo, para remontar un marcador que estaba 1 por 0 desde el quinto. Encontró en el camino a Scott Rolen, Matt Holliday y Marlon Byrd, y los llevó a casa, enrumbando la victoria que le permitirá empezar en casa al equipo campeón de la Nacional.
“Por eso este triunfo es importante”, precisó Infante, que anoche mismo tomó el vuelo de retorno a Atlanta.
Ubaldo Jiménez y ocho relevistas no permitieron ni una carrera merecida a los toleteros de la Americana, que aprovecharon un error del serpentinero Hong-Chih Kuo para hacer su única rayita.
Fue el fin, al menos temporal, de una dictadura que se remonta a 1986, pues el joven circuito se había llevado 12 decisiones en fila y 19 de las últimas 23.
Sólo el juego empatado de 2002 representó un refresco para los vencedores de ayer.
“No creo que una liga sea mejor que otra, aunque tuvieran 13 años sin ganar”, matizó Andrus, que sustituyó a Derek Jeter en el sexto y jugó el resto del duelo. “Las dos ligas tienen buenos peloteros. Y en este tipo de encuentros es más difícil conectar, porque es como enfrentarte siempre a un cerrador”.
Cabrera estuvo las primeras seis entradas en la inicial y tomó tres turnos, antes de ser sustituido por Paul Konerko en la baja del sexto. Disparó el único hit venezolano, el primero para él en sus cinco presencias en el clásico.
“Obtener la ventaja de jugar la Serie Mundial en casa es muy importante”, proclamó el manager Charlie Manuel. “Haber dado el batazo decisivo, después de cinco años aquí, es algo que nunca olvidaré”, terció McCann.
Hubo un tiempo en que el dominio fue de otro. La Nacional logró 25 lauros y sólo 4 tropiezos entre 1960 y 1987.
El año entrante sabremos si esta es otra cadena que comienza o sólo una pausa en el continuado dominio de la Americana.
“FUE INOLVIDABLE”
Martín Prado tenía los ojos húmedos al saltar al terreno, en la presentación de los titulares.
“Todavía estoy emocionado”, confesó. “Durante dos días compartí con los mejores peloteros del mundo. Ha sido una de las cosas más gratificantes de mi vida. Quedará siempre en mi corazón”.
Omar Infante lamentó con estoicismo no haber jugado. “Pero igual lo disfruté al máximo”, subrayó. “No se me dio la oportunidad, pero me voy complacido”.
Para Elvis Andrus, fue una fiesta especial. “Lo disfruté todo, el paquete completo”, aseguró. “Para mí, fue algo inolvidable”.
Publicado en El Nacional, el miércoles 14 de julio de 2010.
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