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BEISBOL 007

BAUTISTA NO LO LLEVARON; NI A NICK ETTEN TAMPOCO


Por Andrés Pascual
 
       Casi  siempre se quedan fuera del juego de estrellas peloteros valiosos, incluso, algunos que, al momento del encuentro, lideraban su liga en algún departamento notable; le pasó este año a Jose Bautista, de los Azulejos de Toronto, que encabeza las Grandes Ligas en cuadrangulares con 24.
       Los regionalismos y otros “ismos” perjudican el juego: desde que se ha convertido en rutina la renuncia a participar en la competencia de jonrones de algunos de los grandes artilleros de largo metraje, esta fase del evento mejor que la quiten de cartelera.
       También en el juego de pelota existe el jugador “sin ángel” para la concurrencia, que es ese que se cansa de dar palos y nadie lo ve, inexplicablemente, se mueve como un fantasma en el terreno: batea .300, coloca 30 del lado de allá de las cercas y empuja 100 y, con facilidad meridiana, cualquier fanático le puede preguntar, ¿Cómo, quién es ese?
       Hank Aaron llegó al beisbol “sin ángel”; hasta Bill Bruton, jardinero central de los Bravos de Milwakee, era más popular, porque el artillero de las muñecas prodigosas era excesivamente callado, no protestaba y modesto casi temeroso, tampoco hacía ruido ni le gustaba esa algarabía ensordecedora que produce la fama, en concentraciones grandes de aficionados a su alrededor, solicitándole el autógrafo; o persiguiendo al individuo para tocarlo como si del mismo emanara la suerte que le convirtiera en ganador de un sorteo de lotería. Sin embargo, a palo limpio se hizo de su “ángel personal” el jugador del # 44.
       Esos jugadores “sin ángel” son parte de los olvidados del que selecciona al juego de estrellas, nunca están en la intención de voto, hagan lo que hagan, porque no se ven, son invisibles…
       Tal vez eso le ocurrió a José Bautista quien, lamentablemente, se perdió la fiesta, que es lo único atractivo, porque el juego en sí ya no es lo que era, además de mantener, para su archivo personal, la condición de estelar, por lo menos un año, en el clásico de julio.
       Nicolas Etten fue un inicialista que jugó 9 temporadas en grandes ligas: 2 con los Atleticos de Connie Mack, 3 con los Filis y 4 con los Yanquis.
       La temporada de 1944 cubría la inicial para los neoyorquinos y concluyó como líder en jonrones la liga americana, además de que encabezó, con 97 bases por bolas, a los bateadores del circuito.
       Eran los años de la guerra, por lo que muchos jugadores, entre ellos Dimaggio, estaban cumpliendo con el Servicio Militar.
       Cuando, el 7 de julio salió la Liga Americana a jugar el juego de estrellas # 13, Etten no estaba entre los seleccionados: en primera base, George McQuinn, de los Carmelitas de San Luis y, como suplente, Rudy York, del Detroit, que no jugó. La Nacional ganó 7-1 con sus pitchers limitando a 6 hits el bateo del joven circuito.
        En 1945, Etten concluyó delante de los impulsadores de carreras con 111 remolcadas. Ese año, el juego se suspendió; el único por los festejos derivados de la victoria aliada.
        ¿Por qué no fue seleccionado Nick Etten quien, además, jugaba para los Yanquis? Sencillamente, porque no era Dimaggio ni Greenberg; es decir, no era popular y, cuando un pelotero no es popular, por regla general, casi nadie cree que valga un medio.
         Tal vez eso explique el problema de José Bautista y, el de otros, a través de la historia del juego.
      
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 Pie de grabado: Jugadores como Nick Etten “no existen” para el fanático

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