No solo fue grande como pelotero
Por Andrés Pascual
El 22 de noviembre de 1964, el tabloide Inside News publicó, detalladamente, la noticia de cómo Mickey Mantle salvó a dos jovencitas de un violador en el Parque Central de Nueva York. Según la publicación, un depredador sexual les arrancaba la ropa mientras blandía un cuchillo; entonces se presentó The Mick Ante la presencia del superestrella de los Yanquis, el individuo dejó caer el arma y decidió correr a enfrentarlo. Poco después fue detenido. Las jóvenes, dos amigas casi niñas aún, eran considerables en el rango de “bobby-sox”, que son justo las que están en la transición de niña a adolescente y el nombre responde al cambio de medias, con dibujos rosados de Blanca Nieves, a las largas de nylon con ligas; o al de las muñecas Barbi por el enamorado de ocasión. Porque 1964 fue especial en el espectro juvenil de Occidente, era fanáticas de The Beatles y el hecho ocurrió durante el regreso a sus casas, después de ver la última película del grupo británico. A la hora de armar un comentario, crónica o artículo sobre Mantle, por lo general el interés del autor enfila hacia el terreno de juego, donde metió los más largos jonrones que se recuerden; en el que corría más que nadie del plato a primera y en el que, también, obtuvo 3 premios de Jugador Más Valioso por sus memorables actuaciones; o, hacia sus 12 Series Mundiales jugadas, con 7 anillos logrados y 18 cuadrangulares conectados. En lo personal, su figura de rubio de ojos azules, muy atractiva para mujeres; su origen de clase obrera procedente del renglón de la minería en Oklahoma y su afición por la bebida, que se confabuló para llevarlo a la tumba, además de acusaciones de padre que atendió muy poco la crianza de sus hijos y de esposo que no pudo ser peor, fueron “la noticia”, con la de alguna que otra escaramuza, al lado de Billy Martin, en clubes nocturnos neoyorquinos, que llenaba espacios noticiosos sobre el jardinero central de los Mulos de Manhattan. Sin embargo, la información de Inside News refleja que, cuando la sociedad le necesitó en papel de verdadero héroe fuera del terreno, no rechazó el importante compromiso, creando las bases para la pregunta, ¿Cuántas veces más habrá actuado así, no dado a conocer por el parco pelotero? Incluso, ¿Cuántos otros jugadores habrán escrito páginas de igual importancia como servidores del deber ciudadano? Nadie sabe; pero, en el caso del hombre que no permitía que le tomaran fotos mientras vendaba hasta la cintura sus deplorables piernas, porque tenía en su cuerpo más de 20 lesiones desde el cuello, para que el fanático no estableciera diferencias en su juego que favorecieran la piadosa lástima, todo puede ser capaz… Esa forma como entendía Mantle que debía verlo el público, sin influencias de su dolor ni de sus limitaciones ante cada actuación, suponen un valor fuera de lo común ante el reto diario que, lo mismo podía ser contra el derecho del Detroit Frank Lary, bate en ristre y en el plato, que ante un delincuente armado que pretendió mancillar el honor de dos jovencitas de la Gran Manzana en 1964.
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