Guzmán con ardua tarea‏

El criollo tendrá que demostrar que puede mantener el nivel ofensivo de 2011

Si bien Jesús Guzmán fue un súper bateador en la segunda mitad de la temporada de las Grandes Ligas en 2011, los Padres de San Diego, según el San Diego Union-Tribune, aún tiene suspicacias con respecto al venezolano; dudas que por demás están sustentadas.

Que el criollo emule o supere sus números de la campaña pasada (en 76 encuentros dejó average de .312, .847 de OPS, 44 remolcadas, cinco cuadrangulares, 22 dobles, dos triples y nueve bases robadas) es un arduo desafío, sabiendo que Guzmán aún no se ha establecido en una posición fija.

Según el rotativo de San Diego Yonder Alonso, quien en 2011 con Cincinnati bateó para .330 con 15 remolcadas en 47 partidos, aventaja a Guzmán en la lucha por comenzar la temporada en la primera base, la posición en donde el venezolano lució; cuatro errores en 53 partidos en el primer cojín (.990% de fildeo) la campaña pasada lo corroboran.

No obstante, los Padres no están muy preocupados por el rol defensivo de Guzmán, quien ya demostró que puede cubrir los jardines y , seguramente, será el designado del equipo en el marco de los juegos interligas. Para San Diego lo más importante es que produzca al mismo ritmo de 2011, donde brilló en cualquier orden del lineup.

En el PETCO Park promedió .346 de average con 23 impulsadas y cuatro jonrones, mientras que en la carretera exhibió .286 con 21 fletadas. Prácticamente, no hubo lanzador que pudiera dominarlo con facilidad, pero ¿qué Guzmán solo haya tomado 20 turnos en las mayores antes de su explosión de 2012 tuvo algo que ver en su desempeño? Obviamente, sí.

Ser un absoluto desconocido le permitió ver rectas en el 53.3% de la veces que se paró en el home, sliders en el 19.5%, cambios de velocidad en el 12.1%, curvas en el 8.7% y rectas cortadas en el 4.5%.

Así que Guzmán llega a los entrenamientos con las apuestas en su contra. No será fácil callar a los incrédulos, pero mientras produzca nadie podrá moverlo del lineup.

LUISCARLOS GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL