Juanma perdió por partida doble
Es difícil pensar que un peleador pueda hacer tanto por desacreditarse a sí mismo, especialmente después de una actuación casi redentora ante todas las dudas que lo acechaban. Pero eso mismo fue lo que hizo el puertorriqueño Juan Manuel López en sus declaraciones sobre el ensogado tras su dramático y espectacular combate de revancha ante el mexicano Orlando Salido el sábado, que culminó con un nocaut técnico tras la detención del combate por parte del réferi en el décimo asalto.
En este choque, en el que se encontraba en disputa el título mundial de peso pluma de la Organización Mundial de Boxeo que el mismo López había perdido a manos de Salido hace casi un año atrás, tanto López como Salido doblaron todas las apuestas que se hacían sobre ellos y revirtieron más de una opinión adversa acerca de sus habilidades boxísticas. Las dudas sobre la defensa de López se confirmaron, pero el boricua respondió con un contragolpe durísimo que desfiguró el rostro del mexicano. El ataque de Salido tenía anteriormente picos y valles de actividad que en esta oportunidad desaparecieron para transformarse en un huracán barriendo sobre una llanura. El vendaval de golpes que propinó Salido hizo un daño muy gradual pero constante sobre López, quien aguantó de muy buen grado una paliza que hubiese sido fatal para muchos otros peleadores de la división. A pesar de lo terminante del nocaut en su contra, López demostró que su aguante no es tan limitado como se vaticinaba, porque hicieron falta media docena de puños durísimos y muy bien ubicados después de diez asaltos de castigo para derribar a un López que, pese a levantarse en muy mal estado, logró ponerse de pie. Y no olvidemos el furibundo derribo de Salido en el quinto asalto tras un duro gancho de derecha por parte de López, un testimonio claro (junto con el aspecto del rostro del mexicano al finalizar el pleito) de que la pegada de Juanma sigue intacta.
Pero lo más impresionante fue la tasa de actividad y de conexión de golpes de Salido (38-11-2, 26 KOs), de 31 años, que duplicó a su oponente en golpes acertados durante un combate sin descanso para ninguno de los dos. El noveno asalto (candidato a round del año) fue testimonio de este ritmo frenético de intercambio de golpes. El rol de agresor de López (31-2, 28 KOs) durante buena parte de esos rounds no fue tan efectivo como se esperaba, porque aún en retroceso o en movimiento constante, Salido conectaba a una tasa muy superior y hacía mucho más daño.
Y eso lo transforma en claro ganador de este pleito de cara al futuro, porque a pesar de que ambos mejoraron muchísimo su imagen con lo hecho sobre el ring, está claro que Salido demostró ser un púgil con el cual la mayoría de los retadores de la división se verían en serios problemas. Fue un logro épico para un campeón que nunca se refugió en su condición de monarca dedicándose a esperar y contragolpear, sino que salió a buscar el triunfo de campana a campana, asumiendo (correctamente, por desgracia, y tal como lo analizaremos luego) que los jueces jamás le darían la victoria por puntos si su esfuerzo no era abrumadoramente superior al del peleador local.
Es difícil pensar que un peleador pueda hacer tanto por desacreditarse a sí mismo... Pero eso mismo fue lo que hizo el puertorriqueño Juan Manuel López en sus declaraciones sobre el ensogado tras su dramático y espectacular combate de revancha ante el mexicano Orlando Salido el sábado.
Pero todas esas sorpresas empalidecieron ante los disparatados comentarios de Juanma en sus entrevistas posteriores al combate. Cuando lo lógico hubiese sido felicitar a su rival y comenzar a argumentar la posibilidad (compartida por muchos, aún a pesar de lo categórico de sus dos derrotas) de una tercera pelea teniendo en cuenta lo emocionante que fueron los dos primeros encuentros y en especial el segundo, López eligió dirigir sus dardos hacia el réferi del encuentro, acusándolo de haber apostado dinero a su derrota, y señalando que creía estar arriba en las tarjetas al momento de la detención del combate.
Si llega a ser cierto que Roberto Ramírez (árbitro de la pelea de ayer) y su hijo homónimo (réferi del primer combate entre Salido y López, en abril del año pasado) apostaron al resultado de estas dos peleas, y si el púgil tiene pruebas de semejante transgresión, entonces esto puede transformarse en un escándalo de gran alcance. Pero si este alegato resulta ser un desvarío desesperado de un peleador en decadencia tratando de justificar una derrota legítima, entonces la penalidad deberá ser proporcionalmente contundente. Hasta que se demuestre lo contrario, los Ramírez son árbitros probados a nivel internacional que, con aciertos y errores como todos, se merecen el beneficio de la duda. Y hasta que no demuestre lo que alega (o pida disculpas por sus dichos), López es un boxeador que claramente no estaba en condiciones de continuar un combate y que realizó declaraciones que, de haber sido demostrables, deberían haber sido investigadas con anterioridad al combate, porque él mismo indicó que ya había realizado esa acusación ante la comisión local con anterioridad al combate.
Y con esto, López agrega aún más víctimas inocentes de su ira. Sumar a la Comisión de Boxeo de Puerto Rico a este sinsentido agrega otro factor de conflicto, ya que dicha comisión ya había hecho un cambio de juez a instancias de Salido (http://espndeportes.espn.go.com/los-angeles/nota/_/id/1480083/remueven-juez-en-pelea-salido-lopez), debido a sospechas de que dicho juez se inclinaba por favorecer demasiado a los púgiles locales. Así, la comisión de boxeo había ya demostrado su flexibilidad a la hora de investigar cualquier hecho irregular y su capacidad para tomar decisiones ante cualquier requerimiento de los púgiles involucrados. Con lo cual queda claro que si López hubiese hecho la denuncia correspondiente sobre las supuestas apuestas de Ramírez, la comisión hubiese tomado cartas en el asunto tal como lo hizo ante la denuncia del púgil visitante.
Y con esto, nace también la figura de una irregularidad "agravada por el vínculo", ya que Ramírez es puertorriqueño y la OMB tiene su sede en Puerto Rico, por lo cual su acusación se extiende para abarcar la acusación de traición a sus propios coterráneos a lo largo y ancho de toda la escala de controles deportivos involucrados en la pelea. Algo que seguramente le será difícil de remontar ante una opinión pública que ya está muy dividida en cuanto a las virtudes de López como púgil y como persona, y que podría terminar de volcarse en su contra luego de semejantes comentarios.
Y aquí es donde el tema se torna complejo. Porque una investigación completa de todo este entuerto no solamente sería complicada por la sensibilidad de los temas a investigar y la dificultad por probar la participación de cada uno de los acusados en los hechos que se investigan. También podemos decir que si los bizarros dichos de Juanma necesitan ser investigados, también deben ser investigadas las no menos bizarras tarjetas entregadas por los jueces a cargo del combate. Dos de esos jueces tenían la pelea 86-84 a favor de López, mientras que el tercero la tenía empate 85-85, siendo ambas tabulaciones totalmente inaceptables desde donde se las mire. López puede haber dominado el centro del ring en un par de asaltos aislados en la segunda mitad del combate, y quizás pueda haber conectado los puños más sólidos en esos y algún otro round, pero la avalancha de golpes que propinó Salido en respuesta a esos ataques fue tan grande que no dejó lugar a dudas, y más allá del fatídico quinto asalto que podría ser declarado en 10-8 para el boricua merced a esa sólida caída del mexicano, el resto del combate debió haber sido contabilizado para el visitante, round por round.
Y esas dos razones (comentarios absurdos y tarjetas no menos ridículas) terminarán por ser la causa por la cual no veremos un López-Salido III. Al momento de la detención del pleito, era posible vislumbrar un tercer combate, quizás en terreno neutral como Las Vegas para maximizar las ganancias de ambos púgiles y eliminar todo tipo de controversia con respecto a ese choque. La concreción de ese combate no sería ya una necesidad, porque ha quedado demostrado que Salido es superior a López en solidez física y pugilística, sino que sería atractivo en sí mismo por la intensa acción desplegada por ambos en sus dos (y especialmente en este último) choques de campeonato. Pero la insensatez de López al lanzar acusaciones tan disparatadas atenta contra la concreción de ese y de cualquier otro pleito, y su negación de la obvia realidad que lo tiene por protagonista atenta contra su propia continuidad dentro del boxeo.
Y es que hace falta poder realizar un análisis mucho más sensato de la actuación propia para poder evaluar su propio futuro dentro del pugilismo. La actuación de López dentro del ring dio testimonio de una buena recuperación física y boxística que podría sin dudas traducirse en un futuro que (aunque no tan promisorio como el de años previos) podría ser interesante aún en un plano secundario dentro de su división. Pero sus diatribas autoindulgentes y poco serias lo ponen en un terreno de difícil salvación ante una fanaticada que ya encontraba cada vez menos argumentos para defenderlo antes de este combate, y que ahora se verá aún más complicada para justificarlo y, eventualmente, volver a ponerlo en el sitial de ídolo que alguna vez le tenían reservado.
Diego Morilla es periodista y columnista de boxeo desde 1992. Ha realizado entrevistas, análisis y coberturas de peleas por títulos mundiales para medios especializados (Latino Boxing, MaxBoxing.com, Lo Mejor del Boxeo, PSN.com, etc.) y periódicos (El Mundo, Primera Hora, El Vocero, etc.) en EEUU, Puerto Rico y Argentina. Actualmente es editor, redactor y traductor de ESPNdeportes.com. Consulta su archivo de columnas.
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