Marlins empieza a tirar la toalla
Los Marlins esperaban celebrar por todo lo alto su primera temporada en el nuevo estadio.
Cambiaron de nombre, de Marlins de Florida a Marlins de Miami, contrataron nuevo manager, trajeron algunas figuras de renombre a golpe de billete y crearon inmensas expectativas entre sus fanáticos.
La gente empezó a comprar masivamente las nuevas camisetas y gorras del equipo, a pesar de que su diseño era una oda al mal gusto y la asistencia al nuevo parque, realmente bello, se comportó a niveles nunca vistos en el sur de la Florida, al menos en los dos primeros meses de la temporada.
Pero poco después de la mitad de la campaña, los Marlins se hunden en la desidia y la mediocridad, con récord de 44-51 antes de iniciar este lunes una serie ante los Bravos de Atlanta y en penúltimo lugar de la División del Este en la Liga Nacional.
Apenas iniciada la campaña, el manager venezolano Ozzie Guillén se encargó de romper echar a perder la luna de miel con la fanaticada, principalmente la mayoritaria cubana, con declaraciones de corte político que mejor ni recordar.
Dice un refrán que lo que mal empieza, mal acaba. La gerencia de Miami parece haber tirado definitivamente la toalla y como en años anteriores, ya comenzó a desmantelar el equipo y a deshacerse de sus peloteros más valiosos.
Este año parecía que sería diferente, pues incluso hace menos de un mes, el equipo había añadido un bate de respeto al traer de los Astros de Houston al veterano panameño Carlos Lee.
Pero muy pronto se acabó la paciencia de los directivos y el derecho venezolano Aníbal Sánchez y su compatriota Omar Infante, defensor de la segunda base, partieron rumbo a los Tigres de Detroit, a cambio de tres desconocidos, los serpentineros Jacob Turner y Brian Flynn, y el cátcher Ron Brantly.
Infante es uno de los pocos jugadores de posición que ha exhibido un rendimiento estable a lo largo de toda la contienda, con average de .287, 33 carreras impulsadas y promedio de embasamiento de .312.
Por su parte Sánchez, a pesar de presentar récord perdedor de 5-7, tiene efectividad de 3.94 y encabezaba a los lanzadores de los peces en ponches propinados, con 110 en 121 episodios de labor.
La purga podría seguir en los próximos días y los rumores apuntan a Josh Johnson, quien habría despertado interés en los Medias Rojas de Boston y podría haber lanzado este lunes su último con el uniforme de Miami.
Tal vez los recién llegados tengan talento por desarrollar, pero aún habría que esperar un poco para saber si es verdad.
De todos modos, no se extrañe nadie de que una vez que lo hagan y sus nombres empiecen a sonar, sean vendidos a otros equipos, como ahora ocurrió con Sánchez e Infante.
Así ha sido la historia de los Marlins, incluso después de ganar Series Mundiales.
Y después los ejecutivos se quejan de que el público de Miami no va al estadio como ellos quisieran a apoyar al equipo.
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