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BEISBOL 007

¿SERÁ ALEX EL MAYOR VILLANO? NO, SIGUEN SIÉNDOLO SELIG, LA COMPARSA Y BONDS

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¿SERÁ ALEX EL MAYOR VILLANO? NO, SIGUEN SIÉNDOLO SELIG, LA C OMPARSA Y BONDS

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Por Andrés Pascual

Hay animadversión prefabricada contra Alex Rodríguez por los cronistas que lo encumbraron; tal vez porque el tipo los hizo quedar mal ante el público lector, se han dedicado a crear estados de opinión para cambiar ciertas cosas o ciertos nombres.

Alex Rodríguez recibió ayer una andanada de upper-cuts al plexo de parte de Johnny Damon, quien dijo que “ahora el trofeo de ganadores de la Serie Mundial del 2009 se verá manchado”, pero no habló del Boston-2004, que tuvo dos “cheaters” que reventaron la bola ese año, Manny Ramírez y David Ortiz; según consta, en el 2003 “dieron positivo” y nadie está a la disposición de creer tontamente que solo ese año, porque Manny no paró de consumir y “lo trabaron en el brinco” con los Dodgers.

Pero es a la prensa a quien más le duele el fracaso del hombre que, según muchos cronistas americanos, “estaría en Cooperstown UN METRO más arriba que Ruth”.

Hoy leí un material que se las trae “¿Será Alex Rodríguez el 1er villano del beisbol?” bueno, eso quisieran, por lo que pudieran “estar trabajándolo” como lo peor moralmente nacido para el juego jamás.

El defecto conceptual es que resultaría una dulce venganza contra quien echó por tierra su carrera y perderá el dinero que ganó con abogados, que le van a quitar hasta los calzoncillos, más el que no va a cobrar cuando inicie el cumplimiento de la sanción como retribución a los Yankees, porque no los ayudó a ganar con batazos decisivos más que por cualquier agresión a la moral del club.

A fin de cuentas, los neoyorquinos no son el tipo de franquicia a la que se le puede ofender con facilidad por lo que representan para el beisbol: contra los Yankees, como contra el Imperio Británico, la culpa nunca es de la institución y ¡Mucho cuidado, que intentar cosas feas cuesta caro, contra ambos!

El primer villano del beisbol de hoy no juega pelota, incluso no es de carne y hueso, sino una figura política: el liberalismo izquierdista influyente en todo, expandido, oficializado y radicalizado judicialmente desde los últimos 5 años, he ahí la principal corriente corruptora no solo del beisbol, por el desenfreno y el relajo socio-político que ha generado desde antes de Ronald Reagan, que ha dado al traste con el cambio estructural del país en cuanto a la destrucción de los valores morales necesarios para mantener el orden tradicional.

De carne y hueso Selig (que parece que creó este torbellino del Biogénesis para quitarle de arriba a los Yankees a un jugador que no decide en el terreno, pero gana lo que ni el Aga Kahn con lo de “su peso en oro”), Marvin Miller, Orza, las oficinas de los clubes, los jugadores que se dejaron manipular cuando creyeron la casi promesa “silenciosa” de que sería aceptado su delito eternamente; traicionados cuando los verdaderos responsables enseñaron otra vez sus caras hipócritas, justificándose con el débil compromiso hacia el público a que dicen haber llegado, es decir, hacia la decencia, tratando desvergonzadamente de restituir el respeto violado por ellos mismos que más nunca se podrá, por la duda histórica que recae sobre un período superior a 20 años de todos los jugadores de esta era.

Y Barry Bonds, que lo etiquetaron como lo mejor nunca visto, que ofendió al Bambino cuando ya este no era el dueño del récord de jonrones, sino alguien de su color, Hank Aaron, que también utilizó anfetaminas durante los 60’s, lo dijo y lo esconden a propósito estos amanuenses del deporte nacional americano.

Todavía Ruth es el récord de cuadrangulares, no por la cantidad, sino porque tiene el mejor promedio por veces al bate y, sobre todo, porque, en el caso de este jugador, lo que importa es el nombre, no el guarismo: BABE RUTH SIGNIFICA EL BEISBOL.

Al liberalismo, germen pernicioso de la sociedad americana, se le debe culpar como el villano principal en todos los acontecimientos que han pisoteado la imagen del beisbol moderno, al extremo de desacreditarlo de su función principal: influir en niños y jóvenes con la autoridad moral necesaria para construir una sociedad sana de hombres dispuestos a hacer el bien y… a defenderla.

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