Esta experiencia de ser inmortal
Juan Vené en la pelota
Coral Gables, Florida (VIP-WIRE).-
“Los hechos me dicen que siempre los honores son más merecidos por quienes los otorgan, que por quienes los reciben”… J.V.-
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Una calamidad que me había inquietado a través de mis 85 años de existencia, ha sido que no era inmortal. Odiaba la idea de que irremediablemente, moriría alguna vez.
Pero eso se acabó. Ahora soy inmortal, gracias a la bondad de los electores para el Salón de la Fama del Beisbol Venezolano, en Sambil Valencia.
Es decir, si algún día, por abusadora y malinformada, se me presente la pelona, con su dentadura en tétrica sonrisa, le diré…:
“¡Eeeeje!, estás apuntando fuera del perol, porque ya no soy de los tuyos. Pertenezco a la élite de los inelegibles para la muerte”.
Y además de todos los honores del caso, disfruto de la inmensa buena suerte de que hayan elegido al mismo tiempo a un gran amigo de toda mi vida. Y cuando digo “de toda la vida”, es de toda esta laaaaaarga vida mía.
Dámaso Blanco y yo hemos compartido muchas historias en este agradable trajinar del beisbol.
Como la vez que viajé hasta Albuquerque, Nuevo México, solo porque el equipo de Phenix, triple A de los Gigantes, jugaba ahí una serie, y deseaba entrevistar a su estelar tercera base. Fue la primera vez en la historia, que un periodista de Venezuela, iba a un estadio de las menores con tal misión.
Me atendió con la fineza de su casera educación, y al final me regaló un bate con su nombre marcado, el cual aún conservo con el respeto y los buenos recuerdos de quien fuera un mago a la hora de defender esos hirvientes terrenos del lado izquierdo del diamante.
Dámaso, el bigleaguer, se convirtió al terminar su carrera de pelotero en uno de los mejores, más floridos y más queridos comentaristas de beisbol.
Porque después del adiós al diario qué hacer ante los lanzamientos y los roletazos, era un personaje especial, bien preparado para la vida. Listo para nueva lucha diaria. ¡Y triunfó otra vez!
Por eso, me siento orgulloso, contento, afortunado y único en este mundo, al ser el compañero de jornada en el Salón de la Fama, de un personaje tan intereante, dentro y fuera de los terrenos de juego.
Ahora, ¿qué signifinica llegar a un sitio que tanto honra, como el Salón de la Fama del Beisbol Venezolano?
Ya que soy periodista y nada más, permítanme reducirlo todo a lo periodístico.
Sinceramente ignoro cuánto quiere decir ésto para el más allá, pero sí puedo afirmar cómo siento que el periodista es tratado en esta elección con la condescendencia, la justicia y el respeto que la profesión merece.
Para quienes tienen historias qué ocultar, los periodistas somos escollos, un estorbo. Pero hechos como éste dicen al mundo que nuestra profesión es muy digna, positiva, necesaria en todos los ámbitos de la vida.
Y para esos que no nos quieren debe ser amedrentador enterarse ahora de que hay periodistas inmortales.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.
Jbeisbol5@aol.com
@juanvene5
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