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BEISBOL 007

¿VELOCIDAD POR MANTECA? CAE LA ESCUELA CUBANA EN TURQUÍA POR DECISIÓN

 

solís thompson

 

Por Andrés Pascual

Desde que llegaron, se organizó el culto a “la escuela cubana de boxeo” hacia los trainers “de resultados de alto rendimiento olímpico”: los mejores, los que más saben… sobre todo, ratificado por los que menos saben: ellos mismos, los boxeadores y el público incluso. En este orden de cosas hay tela para discutir, porque, hasta la Federación AmateurAmericana contrató a un esbirro sembrado: Pedro Roque. Supongo que cobre menos que un médico de “alto rendimiento” a 61 dólares el mes, una de las razones por las que están contratando a estos individuos… El mejor trainer cubano de boxeo profesional, que es una filosofía que no tienen los “egresados con mil y un títulos inservibles de Lomonosov, Kiev o Praga”, es Ismael Salas, del nivel de los mejores del circuito rentado.

No hay tal escuela y hasta gente que salió de Cuba en 1960, con menos de 15 años de edad, lo repiten… ¿Por qué tienen miedo negar ese fraude que nació, como todo allá, para lograr reconocimiento oportunista del tirano? Porque esa llamada “aula de kinder con retraso” no se llama Sagarra, sino Garmuri, que creó la frase. ESA TOMADURA DE PELO NO SE APRECIA NI EN EL ENTRENAMIENTO NI, MUCHO MENOS, EN EL RING POR LO QUE HACEN.

En una pelea de alternativas, apretada y sin brillo, Odlanier Solís (20-2, 13 KO’s) perdió por decisión ante el norteamericano Tony Thompson (39-4, 26 KO’s) la oportunidad de discutir el campeonato mundial versión CMB; sencillamente, tenía que tirar más, porque este bulto macilento no podía noquearlo.

El habanero boxeó con ventaja durante el primer tercio de pelea y mantuvo más o menos parejo el marcador hasta el octavo, pero perdió la iniciativa y el pleito en medio de la apatía y la espera por dónde colocar un contragolpe DEFINITORIO.

El cubano subió con 257 libras, una barbaridad para quien llegó al profesionalismo apodado la Sombra y no lo ha sido ni parado contra el sol a mediodía. Los magistrados votaron 115-114 y 115-113 por el americano y 116-112 por el antillano.

La culpa fue del promotor, que creyó en la dichosa escuela, en el cuento de la relación padre-hijo o en el peor de casi siamés con Pedro Luis Díaz, que no es ganador ni brillante en la faena y fue el primero que lo cebó como a un lechón; porque (lo explicó a través de casi una clase de física cinética en entrevista al Herald) “si gana peso adquiere pegada”; mentira absoluta de un fiel maestro del colegio desacreditado: el que dependa de velocidad, como Solís, no debe engordar, porque la pierde sin ganar poder de golpeo, porque le va a dar a naturales del peso; además, el único veneno reconocido en el pugilismo es la velocidad aplicada a la técnica, como se sabe y se ha demostrado muchas veces, se puede ganar sin pegada, pero es un riesgo sacrificar la velocidad para convertirse en un blanco fijo o en un peleador que no pueda entrar y salir con rapidez por tratar de noquear.

El pleito fue en Turquía y Onert, promotor del cubano, sugirió que, si no ganaba, por lo menos con él no tendría más trabajo o vería reducido su valor de mercado, otra de las consecuencias del rosario de versiones y fajas, porque este hombre solo ha perdido dos veces en 22 peleas.

Hay un detalle desagradable que le ha hecho daño al cubano: tuvo la “brillante idea” de, sin ser ni campeón ni una maravilla, incluso ni un prometedor recluta, decir públicamente que odia este deporte.

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