EL CINTURÓN INTERINO ¿PODRÍAN GRATIFICAR AL PASADO?
Por Andrés Pascual
Estoy tratando de ajustarme a los tiempos en el boxeo, reformando todo de acuerdo a lo que dictan los “padrecitos” del tiempo actual, que han contaminado tanto el deporte que nadie sabe la hora que es.
Por ejemplo, al rosario de “cintos” que entregan, solo les faltan cartón y latón para hacer el soneto boxístico perfecto, objetivo intereses personales y/o de grupo.
La parada la haré en el “interino”, novedad championable que significa “retador del campeón”, aunque no tenga ni número en el escalafón; porque, desde hace rato, el ranking es un relajo, una vez que un individuo cualquiera de la división welter engorda 6 ó 7 libras y sale directo a un pleito jr midde para, después que lo gane, aspirar como cabeza de la lista inservible y poder efectuar el “peleón” del organismo (“que todos quieren ver”); otras veces ni “el cinto fantasma” necesitan. Una vez escribí lo que les brindo como link:
http://www.boxeomundial.com/de-acuerdo-a-las-novedades-hay-que-hacer-ajustes-2/
Y yo pregunto, el pobre obrero, que espera un pleito para mejorar su economía, para que su madre disfrute, por lo menos una vez, el nombre de su hijo en el titular con foto, que se supone ocupe un lugar en el escalafón para aspirer, algún día, aunque sea al “interino” ¿Qué más necesita para ascender en el organigrama de basura y enfrentar a campeones de tan poco brillo que apenan?
Como un acto de justicia, de reconocimiento sin precedentes en el deporte, el carácter retroactivo es obligatorio en el tratamiento a todos los boxeadores que ocuparon el número uno de los rankings desde que se premió al PRIMER campeón de la historia; por lo que, en las agendas de trabajo de las reuniones anuales de cada organismo, banquetes de mucho humo y pocas llamas, deberían considerar que, a cualquier boxeador que fue la cabeza del escalafón en las 147 y media en 1938, tienen que tratarlo como ex campeón mundial por concepto ético acorde a las regulaciones modernas y al novísimo rosario de titulares vigentes, creados como premios consolación o de estímulo, porque el atractivo natural está cediendo ante la ferocidad oportunista del promotor, o por el miedo de un organismo a perder un campeón, incluso para proteger el invicto de uno de sus “asociados”, con el visto bueno de la televisión cómplice.
Lo que expuse ha sido la proposición de un acto más justiciero que efectista, más decente que “farandulero” de marquesinas en Las Vegas, con tanto dinero como no han ganado todos los hispanos desde que se le ofreció el PRIMER salario al que inauguró el pago por acuerdo quién sabe cuándo.
Es una falta de respeto que, boxeadores que se movieron en Fistiana como primeros en los rankings divisionales cuando cualquier oposición lo era de verdad, y hablo de Oscar y Humberto Suárez, de Cuba, Douglas Vaillant, José Stable (Foto con Griffith tabla comparativa) y Robinson García, tambien cubanos; los mexicanos Toluco López, Baby Arismendi, Kid Azteca o el boricua Pedro Montañez, infinitamente mejores que quienes reciben hoy el novísimo galardón-afrenta por la ninguna clase que tienen, sean desconsiderados de un título que, pese a ser una absoluta falta de respeto, lo merecen más que el 99 % de las cinturas de que cuelgan hoy; aunque, únicamente, sea como recordatorio en los murales que reflejan la historia de los gladiadores de un ayer inigualable.
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