La leyenda de Morales vs Barrera I
El pleito escenificado por los dos boxeadores mexicanos el 19 de febrero de 2000 fue calificado como el mejor de aquel año
MÉXICO-- La noche del 19 de febrero de 2000, hace 15 años, será recordada como la noche en la que el triunfó el boxeo mexicano. Ese día, no ganó Érik Morales ni perdió Marco Antonio Barrera, en ese momento, los dos firmaron su despegue hacia la inmortalidad con uno de los más grandes combates que haya ofrecido el pugilismo azteca al mundo.
El escenario fue el Centro de Eventos del Mandalay Bay de Las Vegas. En juego estaba el título del mejor Supergallo del momento.
Con 23 años, Érik, oriundo de la Zona Norte de Tijuana, llegó al pleito como Campeón Supergallo del Consejo Mundial de Boxeo y marca invicta de 35-0 con 28 nocauts. De 26 años, Barrera, de Iztacalco, en la Ciudad de México, lo hizo como monarca Supergallo de la Organización Mundial de Boxeo y foja de pleitos en 49-2 y 36 nocauts.
El pleito se había calentado poco a poco. Según versiones de los propios peleadores, ambos habían sostenido un sparring en el gimnasio Pancho Rosales de la Ciudad de México en el que se los ánimos subieron de tono.
A ello se le sumó el que, meses antes del duelo, el manoplero de Morales, Sendai Tanaka, se había pasado al equipo de Barrera, y que el manoplero de Marco, Fernando Fernández, se había pasado al de Érik, las cosas simplemente estaban en su punto máximo de ebullición.
Con los títulos y el orgullo en juego, finalmente llegó el día del esperado combate. Las expectativas eran altas porque ya tanto Érik como Marco habían demostrado su talento ante otros rivales. Pero nadie esperaba lo que terminaría por suceder.
Desde que comenzó el combate, Morales y Barrera captaron la atención de los fanáticos. Los primeros intercambios fueron frenéticos y así continuaron durante todo el combate. Para el quinto round, reconocido después como el mejor del año, ni Érik ni Marco estaban dispuestos a dar un paso atrás. Los cañonazos estaban a pedir de boca y nadie pensó en rendirse.
Conforme avanzó el pleito, Marco continuó atacando al cuerpo mientras que Érik conectó sólido al rostro. El control no fue de nadie, pero tuvieron sus chispazos, mismos que fueron respondidos con la misma metralla. En el último round, ya con los dos mostrando las marcas de la batalla en el rostro, salieron a darlo todo. Una polémica caída de Morales pareció ponerle aún más dramatismo a los 36 minutos de combate, y dejaron la decisión a los jueces.
El resultado favoreció a Érik Morales por tarjetas de 113-114, 114-113 y 115-112. Retuvo entonces el cetro del CMB pero el de la OMB nunca se lo dieron, mientras Barrera, pese al revés, fue reinstalado meses después por la OMB como monarca mundial en las 122 libras.
Entre la guerra y la polémica, Morales y Barrera dieron pie a una de las trilogías más grandes en la historia del pugilismo, pues esa noche, en la que fue la mejor pelea del año, ni uno de los dos ganó o perdió, esa noche, se la llevó el boxeo mexicano.
Salvador Rodríguez
ESPNDeportes.com
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