RICARDO ARREDONDO, PRIMER CAMPEÓN MUNDIAL SUPERPLUMA MEXICANO DEL WBC
Puños de Oro (Armando Zenteno C.)
Ricardo Arredondo Garibay, fue campeón mundial de boxeo, por puro amor a los guantes; su historia deportiva y de vida, es opuesta a la de la mayoría. El y su familia no padecieron de carencias, como es la constante en los pugilistas y por ello rompió con la regla no escrita de que para ser boxeador y campeón hay que tener hambre. Ricardo nació circunstancialmente en Apatzingán, Michoacán. Sus padres Ricardo Arredondo y Socorro Garibay se mudaron de la ciudad de México, obligados por virtud de la planta de trabajo que le dieron al jefe de la familia en la fábrica de cítricos en donde trabajaba, privilegio que además le proporcionaba una casa financiada. La nueva familia Apatzinguense, aumentó el 26 de Mayo de 1949, con la llegada de Ricardo, que tuvo como hermanos a Lilia y Mary, a Roberto, 6 años menor que Ricardo, bautizado con ese nombre en memoria de un hermano fallecido y René, quién lo mismo fue campeón mundial. La infancia de Ricardo, fue algo parecido al “paraíso”, en el patio de su casa, en la falda del cerro de La Palmira, había árboles frutales, mangos, guayabas, plátano, papaya, almendras, y anonas, que se chapean cuando ya están maduras, y eran las preferidas de Ricardo, quien se reunía con la palomilla del barrio. La niñez de los Arredondo Garibay fue de alegría, y del goce de los juegos de la época. Sin embargo Ricardo era de mecha corta, se peleaba con mucha facilidad Estudió en la escuela Emiliano Zapata, después en la Epitacio Huerta y en el Instituto Apatzingán, en donde ya no lo expulsaron y pudo terminar la secundaria, no sin antes mandar llamar a su mamá porque, ahora la pelea de su hijo no fue con un compañero, sino con un maestro. A su padre le disgustaba el peinado de Ricardo, con el copete untado con vaselina, emulando a su ídolo James Dean y su comportamiento estilo “Rebelde sin Causa”. Para 1964, mientras su madre hacia vida social, dedicaba al altruismo ayudando a las personas que lo necesitaban, y en la casa de los Arredondo Garibay se repartía leche en polvo, harina y maíz, así como ropa donada, su hijo Ricardo peleaba a escondidas, y por esta razón se cambiaba el nombre, primero se puso Battling II, y después Kid Dinamita. Una ocasión peleó con un muchacho que se llamaba el Tigre de Gambara. Y llego a su casa con un ojo morado, ahí fue donde la bronca con sus padres fue más dura que la pelea. El 16 de julio de 1966, a los 17 años, debutó amateur en la Arena Coliseo y, le ganó decisión en seis rounds a Augusto Ángeles. Como profesional lo hizo ante Manuel Justo el 10 de agosto de ese año en La Coliseo y ganó decisión en seis rounds, por ese triunfo lo subieron a estelar de los miércoles y combatió tres veces más, todos fueron triunfos. En 1967 con 10 victorias, fue declarado El Novato del Año, aunque perdió su invicto en Nuevo Laredo, Tamaulipas, ante Clemente Sánchez, futuro campeón mundial .El 7 de septiembre de 1968, en La Arena Coliseo, ante José Luis “ El Maestrito” López, le paso algo extraño, cuando López lo pescó con un derechazo y lo envió a la lona, Ricardo perdió la memoria y la recobró en los últimos rounds luego que Ernesto Gallardo su manager, le exigió que se apurara porque iba perdiendo la pelea, pero ya no hubo tiempo y perdió decisión en 10 rounds. A partir de 1967, Ricardo se convirtió en el peleador mexicano considerado el mayor trotamundos en el boxeo; a los 17 años su pelea número siete la realizo en Santo Domingo. Su estilo noqueador y personalidad eran un atractivo para los promotores. En el tercer año de profesional andaba combatiendo en Mangua, Nicaragua, Córdoba, Argentina, y Los Ángeles, California, sin el respaldo de ningún título. El carismático michoacano, para 1969, lo mismo se presentaba en Apatzingán, que en Honolulú, Hawaii, en donde era un idolazo. Contaba con el divino poder de sus puños y un excelente manejo del boxeo técnico. Le fastidiaba ser golpeado en el rostro porque cuidaba la galanura que lo llevó a ser pareja sentimental de la guapa reportera de deportes del, entonces Televicentro, Cristina Rubiales, hija del inolvidable Paco Malgesto. La influencia de Cristina en su vida fue decisiva, porque publicitó de forma espectacular su carrera. De hecho se trata del primer boxeador mexicano en gozar de ese privilegio. Su rostro se popularizó por su cotidiana presencia en la pantalla televisiva. Y en tal virtud y su clase, combatió en Filadelfia, Tokyo, Costa Rica, Sendai, Japón, Johannesburgo, Sudáfrica, Paris, Guayaquil, ,Ecuador, San Juan de Puerto Rico, Okinawa y Fukuoka, Japón, Copenhague, Dinamarca,, Houston, Texas, Caracas, Venezuela, San Diego, California, Seúl Corea, entre otros países y prácticamente toda la República Mexicana. En Filipinas existía un ídolo que se llamaba Gabriel “Flash” Elorde, y Yoshiaki Numata le había quitado el campeonato, así que tenía un gran prestigio. La historia grande de Arredondo se inició el 10 de octubre de 1971, hace ¡43 años!, cuando el arquitecto Takashi Chiba lo llevó a conquistar el campeonato mundial al vencer al nipón Yoshiaki Numata, y obtener el título superpluma del Consejo Mundial de Boxeo. Para doblar a un campeón mundial japonés, debe tenerse técnica y mucho coraje, y Arredondo los tuvo y por eso cumplió su sueño, alcanzando la gloria a los 22 años de edad en El Miyagi Center de Sendai, Japón, cuando noqueó a los 2 minutos y 17 segundos del décimo round a Yoshiaki Numata y se convirtió en el primer boxeador mexicano en coronarse campeón de los superplumas del Consejo Mundial de Boxeo. Hizo cinco defensas en tres años de reinado. La primera en Costa Rica con Isacc Marín, ganó decisión, y para la historia del boxeo, su segunda defensa fue en la Arena México, primera pelea de campeonato mundial de un mexicano que se hizo allí, ganó por nocaut en el 5o round. Perdió su título en la sexta defensa el 28 de febrero de 1974, en Tokio, ante Kuniaki Shibata, por decisión en 15 rounds. El 17 de marzo de 1979, se retiró del boxeo en Corea del Sur, ante Sang-Hyun Kim quien lo derrotó por nocaut en diez rounds Ricardo Arredondo Garibay perdió la existencia en un accidente automovilístico en la flor de la vida, el 20 de septiembre de 1991. Iniciando el trágico destino que años después alcanzó a los campeones mundiales: Carlos Monzón, Sal Sánchez y Gilberto Román.
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