COMIENZA PERIODO DE ACADEMIA PARA STRASBURG
COMIENZA PERIODO DE ACADEMIA PARA STRASBURG
Por Andrés Pascual
Como “Fenómeno” solo calificaba antes al lanzador al que no se le podía batear en grandes ligas: el fenómeno Lefty Grove, el fenómeno Herb Score, el fenómeno Sandy Koufax, el fenómeno Warren Spahn, el fenomenal Bob Gibson, o Juan Marichal, o SteveCarlton, o…Un novato que no hubiera ganado 15 juegos en las Mayores, con menos de 200 entradas lanzados, por muchas condiciones que tuviera, por muy duro que enviara la píldora al plato, no era un fenómeno; sino un novato promisorio con “un mundo en la bola y otro por aprender” Pero los tiempos están que meten miedo: Stephen Strasburg, el lanzador derecho de 6’4 pulgadas perteneciente al Washington y catalogado como un fenómeno solo porque puede marcar a veces 100 m/h, y logró alguna que otra buena actuación desde que lo colocaron en la rotación, esta clasificado “fenómeno” del pitcheo… A ver, ¿Quién sabe exactamente las razones por la que las Grandes Ligas de la actualidad no sirven para nada comparada con épocas anteriores? Si penso en la expansión, tiene una válida; si en el contrato a largo plazo, otra; si en los millones que producen la ausencia total de la entrega en el terreno para proteger el dinero casi robado, pues, la tercera…Pero, si no consideró que un nivel de juego en el cual su principal, acaso único objetivo, es ganar y, por lo que sea, se ha convertido en una extensión de academias de ligas menores al elevar a la categoría de bigleaguer a jugadores que no han actuado en 100 juegos de pelota para “enseñarlo”; tal vez dejó fuera la más llamativa en cuanto a la debilidad del beisbol de hoy: en Grandes Ligas se está jugando con filosofía de circuitos menores; es decir, sacrificando el juego ganador por el tiempo de colegio que un club no podrá disfrutar cuando la Agencia Libre intervenga y haga mercenario y millonario al pelotero. En cualquier club de Grandes Ligas, por su poca experiencia profesional, hasta cinco jugadores pueden no saber jugar como se supone que lo haga un pelotero del Big Show: las grandes ligas de hoy son una especie de academia de lujo que hacen al espectáculo un fraude; porque se está jugando con solo un 60-65 % de clase ligagrande en los terrenos de juego; ningún tiempo pasado para este deporte puede haber sido peor…de menos dinero, sí; pero, ¿De menos clase? Solo quien no conoce la historia del pasatiempo puede considerarlo así. El joven meteoro debuto en doble A con el Harrisburg y logró marca de 3-1 y 1.64 carreras limpias permitidas con 27 ponches en 22 entradas; en solo un mes lo promovieron a triple A, con el Syracuse de la Internacional, donde tenía 4-1 con 1.08 y 38 dejados con la carabina al hombro en 22 episodios; es decir, que el serpentinero tuvo como experiencia profesional, antes de subir al club matriz, 55.1 innings. Ante todas las alternativas que puede enfrentar un pitcher en Grandes Ligas, ¿Qué aprendió o mejoró para aplicar en un supuesto nivel superior este joven? ¿Cómo responderá a las situaciones de peligro? Claro, también pudiera ser un Bob Feller de nueva edición; aunque el pitcher del Cleveland sí era un fenómenal superestrella a la edad en que Strasburg alterna el dominio con la explosión ruidosa. No hay dudas de que el Washington confía más para este debut apresurado y aparentemente errado en Iván Rodríguez; por lo que posiblemente la gerencia apueste a la experiencia y la maestría del boricua para “ir tirando” con lo que falta en la formación del lanzador, lo que puede ayudar; pero no resolver completamente. Juan Marichal, inmortal de Cooperstown, transitó por ligas menores entre 1957-60 y desde clase D, A y Triple A hasta que debutó, después de julio de 1960, de la manera que todo el mundo sabe: 21-8 con 1.87 261 ponches en 245 innings; 18-13 con 2.39 y 273/271; 11-5, 3.11 y 145/139, entonces, a los 23 años, lo reclamó el San Francisco. Pero sobran los ejemplos. Claro que hay lanzadores que recibieron el bautismo de fuego directamente en las Mayores, como Alex Fernández; pero, como fue herido en la primera escarmuza, necesitó regresar a triple A para recuperar la moral que casi pierde en el intento. El año del debut del cubano-americano, 1990, no solo había menos clubes, sino que los bateadores eran mejores y el sentido del juego y la capacidad general del pelotero superior a la del tiempo actual. A fin de cuentas, Strasburg pudiera desarrollar como digno del calificativo que aún le queda grande; pero, mientras no lo haga, no será mas que un “pichecito ahí”, que tira duro y el que, sumado a otro en otro club, con otro más allá, tienen a la pelota de Grandes Ligas en un nivel algo menor al intermedio entre Doble y Triple A.
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