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BEISBOL 007

FALLECIO “DUKE” SNYDER, UN ESTRELLA CON MALA SUERTE


FALLECIO “DUKE” SNYDER, UN ESTRELLA CON MALA SUERTE
Por Andrés Pascual
      Edwin Donald Snyder jugaba para la “familia real” de Montreal (herencia nobiliaria francesa), sucursal de los Dodgers de Brooklin en el circuito Internacional; en el club de Liga Menor había pernoctado, todo el año anterior y principios de 1947, Jackie Robinson.
      Como conclusión del calendario de entrenamiento, los Esquivadores viajaron a La Habana a efectuar algunos juegos de exhibición contra otro club de Liga Mayor y contra seleccionados locales de etiqueta profesional.
       Cuando los Dodgers se disponían a abandonar al país para comenzar la campaña de 1947 en “el Norte”, un cronista cubano escribió: “…al Brooklin los acompaño un novato que apenas vio acción, que tocó la pelota como “El Pollo” Rodríguez, bateó con la fuerza de Claro Duany y fildeó como “Huesito” Vargas; pero con el brazo de Silvio García…” El nombre del periodista, Pedro Galiana, editor de las páginas deportivas de “El Crisol”.
      El Duke volvió a Cuba para otra serie de exhibición en 1959, de nuevo con los Dodgers, pero ya relocalizados en Los Angeles y, en un juego de exhibición celebrado en Tarará contra el Cincinnatti, playa al este de la ciudad de La Habana donde entrenaban, el entonces joven y prometedor pitcher del Almendares, Iván Davis, bateó de emergente por él.
      Fue el Duke de Flatbush por el vecindario neoyorquino de Ebbets Field, pero, en Cuba, donde lo seguían muchísimos fanáticos, era el Duke de la Destrucción, el bateador zurdo que no tomaba el bate a todo lo largo y “le metía un cohete a cualquiera para dejarlo al campo”, especialista en masacrar al pitcheo de los Yanquis en Series Mundiales, con dos anillos de campeones, 1955 y 1959.
      Tuvo la mala suerte de coincidir con Willie Mays y con Mickey Mantle como el jardinero central de uno de los clubes legendarios de la ciudad, sin embargo, para muchos fanáticos, superaba al Cometa de los Yanquis fildeando. En cualquier otra etapa del juego en Nueva York, sin Dimaggio, Mantle o Maris, hubiera sido el ídolo indiscutible de la pradera central en la gran ciudad.
      Al margen de la canción “Hablando de Beisbol”, la oda de hace 30 años, aproximadamente, que refleja la decepción ante el juego, sin alma ni clase, de la actualidad y en la que se le nombra con nostalgia junto a sus colegas de la posición durante los 50’s, Snyder fue uno de los peloteros más brillantes que haya vestido la franela azul-blanca de la Organización que convirtió en leyenda urbana (por el toque de color negro en 1947), Branch Rickey y uno de los hombres del juego mejor considerados en rango de “buena gente” por sus compañeros, por sus oponentes  y por la fanaticada en general.
      Al margen también de su liderazgo en el club, de sus 5 años con más de 40 jonrones, de 7 sobre .300, de 6 con 100 ó más impulsadas y de 8 Juegos de Estrellas, el legendario artillero perdió una selección de JMV por un voto contra Campy Campanella y, otra, porque a un elector del Comité “se le olvidó” su nombre…la otra decisión horrenda similar en Grandes Ligas, fue la del umpire que decidió que un out 27, por milla y media de distancia en primera base, nunca existió, llevándose con ella la inmortalidad de Armando Galárraga.
       En California, a los 84 años y, según su familia, de causas naturales tras un período largo de enfermedad, murió el Duke Snyder…uno de los grandes ídolos de un pasatiempo que ya ni lo es tanto, ni produce jugadores de su nivel.

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