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BEISBOL 007

La trascendencia politica de Robinson y Clemente‏

 
Roberto Clemente fue un verdadero "banquete" en el terreno de juego; hoy, a pesar de los que actúan en rango de "superestrellas" de origen latino, negros o blancos, ninguno le iguala.
       El Idolo de Carolina, una estrella de la "gorra a los spikes", jugador de verdadera condición de "completo", irradiaba, por su pasión, por su agresividad y por su personalidad, dosis más que generosas de colorido personal.
        Clemente era material indiscutible de Cooperstown; pero, si no ocurre la tragedia lamentable, le hubiera sido imposible acceder antes que Martín Dihigo al Templo: no hubiera sido posible por los cinco años reglamentarios, después del retiro, que no se hubiera producido en los dos años siguientes al que falleció, 1972.
        Pero, por las exigencias y los llamados logros o avances de las "minorías", el puertorriqueño escapa a la actividad que le dio fama y le insertó en la historia del deporte; es decir, se convirtió, más que en un ídolo del pasatiempo, en un símbolo rehén de ese jueguito peligroso que es la  política, sobre todo antiamericana: Clemente es una figura con más trascendencia socio-política que deportiva para muchos interesados en...hacer política, de izquierda o liberal, con su nombre.
       Para "configurar" su personalidad representativa de "rebelde defensor de minorías", se le ha convertido en un "activista" de derechos humanos y, esta gente, el blanco americano, tan sometida al complejo de culpabilidad por lo de Jim Crow, permiten todo lo que pisotee la esencia de su nacionalidad.
       Jackie Robinson no fue seleccionado para romper el muro racial porque fuera el "mejor pelotero sepia de su era", ni el de más colorido, ni el mas sensacional, esa clase de jugador "superior" era exigida "a medias": un buen pelotero rápido en las bases, shortstop de los Monarcas de Kansas City con dificultades de coordinación en el fildeo, tanto que, en el Montreal, lo movieron a la segunda, en la que tampoco fue un dechado de virtudes defensivas. Como bateador no era un prospectazo.
       En Ligas Negras, por lo menos 10 jugadores hubieran causado un impacto superior en el terreno de juego al de él; aunque algunos estuvieran entrados en sus 30's, como Talua Dandridge, no así Willard Brown, Chino Smith, Monty Irving que eran más jóvenes...ni Gibson, el Chimpancé, que tenía 30 años en 1941, cuando Wendell Smith, Gus Greenlee y los Dodgers, llegaron a la Casa Blanca buscando la eliminación por decreto del Pacto de Caballeros. En la decisión que derribó el muro en 1945 (porque este fue el año en que firmaron a Robinson, quien jugó todo el 1946 en la Liga Internacional con el Montreal) existían ingredientes que no estaban disponibles para alguien más que el ex pupilo de UCLA.
      El beisbol necesitaba a Jackie Robinson, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que, después, leyó sin bajas pasiones un comunicado dirigido a la juventud americana en 1951 apoyando a las Naciones Unidas en el conflicto de Corea; tenía instrucción colegial universitaria; era All Around o estrella en baloncesto, campo y pista y football colegial, en el beisbol se destacaba menos; un hermano  había integrado el equipo olímpico a Berlin-1936. Hablaba bajo, pausado y era una persona decente en el sentido absoluto del término; era, sencillamente, el modelo que se perseguía para cambiar la mentalidad en los terrenos de juego de las Grandes Ligas. Por su conducta más que por su juego, dicen que cambió la fisonomía, no solo del beisbol, sino de todo el deporte americano moderno. Eso buscaba la gerencia del Brooklin para romper la barrera racial.
        Sin embargo, nadie habla de la forma como lo trataron "sus hermanos de raza", rechazo que comenzó cuando Branch Rickey lo localizó, en el aeropuerto de Nueva York, mientras esperaba un vuelo con una novena que se dirigía a Venezuela para celebrar una seriecita de juegos. Allí, Robinson debió argumentarle a Gene Benson y a cuanto jugador sepia le preguntara por la razón de aquella visita, que el General Manager del Brooklin lo contactó para la creación de una tercera liga mayor, lo que realmente estaba tratando de hacer, pero con Gus Greenlee, banquero de bolita y propietario del club Harlem Grill y de los Piratas de Crawfords de ligas negras.
        Por eso Robinson es, sobre todo, un aditamento de la política americana interna de cualquier partido en la nación, más que un estrella del beisbol. A Clemente, sin embargo, lo tienen destinado al partido demócrata por organizaciones como La Raza y otras por el estilo.


Autor:  Andres Pascual /diario las Americas/ Miami

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