ESE TORNEÍTO NO TIENE FECHA PARA QUE BRILLE
Por Andrés Pascual
Hoy leí una verdadera falta de respeto de un cronista hispano al beisbol y al significado de la palabra clásico, que, aplicando las normas de la Academia, quiere decir modelo por su belleza, por su importancia y por su trascendencia.
El caso es que el hombre se arriesgó al ridículo al considerar “un clásico” el juego México y Estados Unidos en el evento que han llamado así para robarle el dinero al poco público que lo sigue sin contemplaciones.
Desde que nació la idea, que solo sirve para que los presidentes de federaciones más Bud Selig se ganen “algún dinerito extra”, se sabía que, por razones obvias, ninguna fecha era buena para considerar óptima la forma atlética de los bigleaguers.
Ahora no están en condiciones; en medio de la temporada no hay forma posible de convencer, ni a los dueños ni al público americano, de que se detenga el calendario, por algo más de 15 días, para contentar a los directivos que se benefician y, después de la Serie Mundial, porque las cómodas camas de los caros hoteles de resorts en la Riviera o en la Costa Azul, que esperan a sus inquilinos millonarios del pasatiempo americano, no van a permanecer vacías porque la patriotería reclame la continuación del esfuerzo que ya agotó todo lo que vale para esa fecha.
Entonces, ¿Cuándo? realmente nunca, porque, como que esto no funciona igual que la FIFA, que dirige el fútbol de todos los países y controla el tiempo que quiera y cuando quiera con los jugadores en plenitud de forma; pues no hay espacio en el año en que pueda desarrollarse esta seriecita de serpentineros abridores de 65 lanzamientos o un poco más, a medida que ascienden, si lo logran.
Ese evento sirve para que, subrepticia o abiertamente, los enemigos de Estados Unidos se banqueteen con expresiones como “el clásico México-USA”, y, por lo que se sabe, los yankees caigan por efecto de la mala forma deportiva de sus peloteros ante el vecino del Sur u otro cualquiera.
Para nada positivo al deporte es útil, porque, como promotor mundial del beisbol, es un soberano fraude, una vez que las novenas, digamos que de Europa, juegan con plantillas repletas o casi del continente americano, así que…
Creer que el campeonato puede ser un éxito porque “los americanos lleguen lejos” es una soberana metedura de pata conceptual, a fin de cuentas, el americano no se parece en nada al dominicano o al boricua y en nada es en nada. Eso promete que, cada año, menos figuras estadounidenses se comprometan a participar, a fin de cuentas, los peloteros también son americanos.
Para el Clásico Mundial de Béisbol, reflejo del virulento antiamericanismo internacional, incluso del odio regional entre quienes se hacen llamar hermanos, la única fecha posible es suspenderlo para siempre.
De interés capital, el dinero que les pagan a los jugadores de Grandes Ligas es un freno enorme a la participación de peloteros como Justin Verlander o Félix Hernández, que expusieron la posibilidad real de una lesión.
Si un jugador de ese nivel asiste a uno de estos mal llamados clásicos y se lesiona, nadie saldría con el dinero que haría falta para cubrir la pérdida de su carrera, eso, que nadie lo dude.
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