EL DESPLOME DE UN DIA NO ES EL FIN DEL MUNDO
Por Andrés Pascual
Si ayer fue el pitcheo de relevo el que contribuyó a la derrota de los Marlins contra los Mets de Nueva York, hoy fue la defensa, con tres errores, el granito de arena de los regulares en el definitivo marcador adverso 2-9
Los de siempre, los de la crónica despiadadamente injusta, con el grito en el cielo y horrorizados, porque, “no es posible…” cuando, en realidad, en el juego de pelota cualquier bola juega, que no por gusto “es redonda y viene en caja cuadrada”.
Los errores son parte del juego, imposibles de que los cometa un cura en la iglesia, pero latentes cada vez que se eleve una bola o se produzca un rolling.
Sería una locura activar las campanas del juicio en el tercer juego de un largo calendario de 162 encuentros. Como he leído ya, hay “sumamente preocupados” por el error de Hanley, o por el de Bonifacio; los mismos que no han sido capaces de colocar a Javier Vázquez en el plan de “vigilancia extrema”, que mereció desde que la administración decidió desperdiciar 7 millones en su contrato. El beisbol, las posibilidades de victoria, no pueden ser cosa del agrado de uno o de dos, sea el manager o quien sea y, salvando diferencias en cuanto al manejo de las finanzas, los Yanquis son un ejemplo contundente, que trajeron al club a peloteros liquidados como Randy Johnson, o inconformes como Carl Pavano y pagaron las consecuencias.
El infield del club, con una línea central eficiente a base de un buen catcher, un gran intermedista y un jardinero central seguro, es la mejor de todas desde que Iván Rodríguez dirigió al cuadro hace 8 campañas.
Depende de cómo maneje la tercera base el manager para concluir que un sistema cerrojo va a defender con autoridad a los lanzadores.
Yo no me preocupo, este equipo va a jugar como “macho” y, en cuanto al mal rato que se acaba de pasar con los Mets, hay que ir pensando desde ya que Sandy Alderson representa una mejoría de un 65 % en el juego del club. Y sin Santana, lo que quiere decir que se perdió contra una novena que va a dar dolores de cabeza en la división, por lo tanto, nadie tiene derecho ni a asustarse ni a comenzar esas críticas febriles que tanto daño hacen contra los de casa.
Si ayer fue el pitcheo de relevo el que contribuyó a la derrota de los Marlins contra los Mets de Nueva York, hoy fue la defensa, con tres errores, el granito de arena de los regulares en el definitivo marcador adverso 2-9
Los de siempre, los de la crónica despiadadamente injusta, con el grito en el cielo y horrorizados, porque, “no es posible…” cuando, en realidad, en el juego de pelota cualquier bola juega, que no por gusto “es redonda y viene en caja cuadrada”.
Los errores son parte del juego, imposibles de que los cometa un cura en la iglesia, pero latentes cada vez que se eleve una bola o se produzca un rolling.
Sería una locura activar las campanas del juicio en el tercer juego de un largo calendario de 162 encuentros. Como he leído ya, hay “sumamente preocupados” por el error de Hanley, o por el de Bonifacio; los mismos que no han sido capaces de colocar a Javier Vázquez en el plan de “vigilancia extrema”, que mereció desde que la administración decidió desperdiciar 7 millones en su contrato. El beisbol, las posibilidades de victoria, no pueden ser cosa del agrado de uno o de dos, sea el manager o quien sea y, salvando diferencias en cuanto al manejo de las finanzas, los Yanquis son un ejemplo contundente, que trajeron al club a peloteros liquidados como Randy Johnson, o inconformes como Carl Pavano y pagaron las consecuencias.
El infield del club, con una línea central eficiente a base de un buen catcher, un gran intermedista y un jardinero central seguro, es la mejor de todas desde que Iván Rodríguez dirigió al cuadro hace 8 campañas.
Depende de cómo maneje la tercera base el manager para concluir que un sistema cerrojo va a defender con autoridad a los lanzadores.
Yo no me preocupo, este equipo va a jugar como “macho” y, en cuanto al mal rato que se acaba de pasar con los Mets, hay que ir pensando desde ya que Sandy Alderson representa una mejoría de un 65 % en el juego del club. Y sin Santana, lo que quiere decir que se perdió contra una novena que va a dar dolores de cabeza en la división, por lo tanto, nadie tiene derecho ni a asustarse ni a comenzar esas críticas febriles que tanto daño hacen contra los de casa.
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