BEISBOL AMATEUR CUBANO DECADA DE LOS 50s
Por Andrés Pascual
¿Qué tan bueno fue el beisbol de la Liga Nacional Amateur (su nombre verdadero), adscrita a la Unión Atlética desde 1922, con respecto al período 1939-1944? Verdaderamente, no arrastraba las cantidades de fanáticos que hubieran deseado, pero eso tampoco lo hacían todos los clubes del circuito período anterior, sino los mejores; porque el Loma, con Wito Alomá, no llevaba multitudes a los stands ni el Asociación de Colonos, por bueno que fuera Leandro Pazos; pero, en sentido general, tenían menos público y generó menos interés que el de finales de los 30’s hasta 1944 ¿Por qué decreció el interés fanático por el circuito unionista? Pues porque el público se saturó de beisbol: desde 1946, el verano con los Havana Cubans en la Liga de la Florida; inmediatamente después, aparecieron los Cañeros, nada más ni nada menos que en la Liga Internacional… A partir de 1947, por la zafra monumental de Carlos Prío, el despegue definitivo de la poderosa Liga Cubana de Beisbol Invernal, el Champion, con mucho más poder económico que cuando comenzó a imponerse en el espectro nacional en 1943, que inició con la absorción de los jugadores amateurs. Después de 1947 fue que comenzó el Beisbol Organizado a autorizar a sus jugadores a participar en el premio profesional, por lo que se fortaleció sobremanera el campeonato. El vuelco casi absoluto de la prensa y el radio sobre los profesionales hizo una diferencia notable y, cuando apareció la televisión, se iniciaron las transmisiones de las grandes ligas no solo de la Serie Mundial, sino de juegos del campeonato regular de la Americana o de la Nacional también, además de los Cubans. Con tan poca atención mediática, ¿Qué podía esperar la Unión Atlética, además de desarrollar anualmente su corto calendario de verano casi con indiferencia del periódico, el radio y la televisión? Sin embargo, hubo veces que se produjo la transmisión televisiva de un primer juego amateur en el Estadio del Cerro, seguido por otro de los Cubans Sugar Kings como colofón. Realmente, el radio le daba un poco de más cobertura al amateurismo. Pero no todos los clubes del circuito aficionado estuvieron huérfanos del apoyo popular, los cincuentas fueron años de esplendor para los clubes “del interior” como el Santiago de las Vegas, el Artemisa, el Liceo o el Casino de Guines, por solo destacar cuatro que mantuvieron, incluso superaron, los índices de apoyo popular con la asistencia al estadio, como home club o como visitador, de sus años en el período 1939-44. Después de 1947, muchos jugadores del circuito amateur saltaron y, sin margen a dudas, fueron superiores a los del periodo considerado como la Edad de Oro: Miguel Fornieles, estrella del Atlético de Cuba entre 1948-50, no tenía algo que envidiarle a ningún pitcher anterior en los amateurs; ni Cuqui Rojas como intermedista; Willy Miranda, del Teléfonos, fue mucho mejor que todos los shortstops anteriores, igual que Lorencito Fernández; como Miguel de la Hoz, Liceo de Guines, no hubo ningún utility ni antesalista entre los 30’s y los 40’s, ni ningún outfielder fue como Leo Posada, del Fortuna, pero Mario González, Pancho Villa Armas, Luis Olivares, Carlos Balvidares o Quinco Rodríguez tampoco eran mendigos de clase ante nadie en la historia del amateurismo cubano verdadero: 1914-1959. Por circunstancias ajenas al terreno de juego y porque no se demoraban lo que sus antecesores en el amateurismo, fue que se pone en duda la clase del jugador de los 50’s; por regla general, son desconocidos en el nivel de aficionados por casi todo el mundo, que cree que la pelota de la Unión Atlética concluyó cuando saltaron Marrero, Moreno, Natilla, Limonar o Consuegra…
Mike de la Hoz fue shortstop del Liceo de Guines
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