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BEISBOL 007

El “Niño” de gran corazón que busca su guante dorado

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Nayibeth Silva
nsilva@el-carabobeno.com

Tomar la decisión de ser un pelotero a tan corta edad, implica dejar casi todo, hasta alejarte por un tiempo del vínculo familiar, para poder convertirse en esas estrellas que muchos jóvenes venezolanos amantes del beisbol sueñan ser a futuro. Quizás muchas personas no conozcan los verdaderos sacrificios que se corren para brillar dentro de un terreno de juego, quienes desde la tribuna sólo llegan a conocer la cantidad de batazos o simplemente esas grandes jugadas defensivas que quedan plasmadas en la historia. En esta oportunidad nos toca subir el telón para conocer los primeros pasos de un receptor carabobeño, que entre risas, ha logrado sacarla del parque unas cuantas veces como persona. Este es el caso de Salvador Pérez, el “Niño” que buscará su guante de oro a toda costa y quien abrió las puertas de su hogar para conocer un poco más de ese jugador que ven uniformado en diamantes tanto nacionales como americanos.

A lo largo de su vida, Yilda Díaz ha sido como especie de un motor central para este grandeliga criollo, el cual ha cosechado actuaciones doradas en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) y en Grandes Ligas. Gracias a su madre, se ha proyectado siempre como un muchacho humilde y honesto ante las adversidades, dispuesto a batallar ante cualquier tipo de tropiezo dentro de su carrera.

Con mucho trabajo esta mujer llevó a su chico a donde sea para poder jugar, al igual que muchas madres que tienen a sus hijos activos en la pelota menor de nuestro país. Todo ese sacrificio valió la pena, hoy en día “Salva”, como cariñosamente lo llama, se ha convertido en una de las figuras estelares de los Reales de Kansas City en suelo americano, además de ser una figura clave de los Tiburones de La Guaira en Venezuela.

Desde la entrada de su casa, se percibe ese ambiente sencillo que identifica a este pelotero valenciano, quien durante la visita de El Carabobeño, estuvo acompañado de su madre, junto a Anthony Infante, el más pequeño de la casa y uno de sus mejores amigos Julio Annicchiarico. Por su parte, resaltó que personas como Darwin Borjes, sobrino de Salvador, además de amigos como Ever Ortiz y Lino López, han sido pieza fundamental en su crecimiento como persona.

Sin perder el buen humor que lo caracteriza, el número 13 de los Reales nunca olvidará su origen, especialmente una crianza basada de la humildad. “Yo sé de donde vengo y agradezco en todo momento las personas que me ayudaron y estuvieron presentes desde un principio. Ahora quiero ser yo quien apoye a la gente que necesita, para mí eso es una escalera. Mi mamá trabajaba demasiado y mi abuela me cuidaba también. Estoy donde estoy gracias a ellos y pienso en ellos mucho para sacarlos adelante, toma todas mis decisiones tomándolos en cuenta”, expresó Pérez desde la sala de su hogar acompañado por varios seres queridos.

Este carabobeño de 23 años le dedicó toda su niñez a la pelota, donde a partir de los 4 años dio su primer paso dentro del beisbol menor, en las escuelas de la Goodyear y Firestone. Cuenta que personas como Elvia de Núñez, a quien siempre le ha dicho “abuela”, Franco Caverzán, entre otras, fueron de gran apoyo para arrancar en este negocio. “La que me impulsó desde un inicio fue mi madre, por todos esos sacrificios a la hora de comprarme un guante u otro implemento, que era la que me lleva en camionetica a mis entrenamientos, junto a la familia Núñez y el señor Caverzán. También Orlando Estévez, que fue el cubano que me firmó y que me dio esta oportunidad, pero hubo mucha gente importante que me ayudó a crecer dentro de la pelota”, manifestó.

Sin duda decidió ser pelotero por pasión, a medida que fue creciendo se convertía en un gran sueño de llegar a las Grandes Ligas, ganarse cada uno de los premios y ser uno de los mejores. Hasta que llegó ese día. “El momento que debuté en las mayores no pude dormir, tenía una semana en Triple A, instantes donde siempre pensé en mi mamá”.

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Una “realidad” desde Kansas

No en vano, los Reales de Kansas City, han proyectado una confianza “increíble” en el careta venezolano, quienes le entregaron la misión de direccionar correctamente a cada uno de sus lanzadores que se juegan la vida desde la lomita por esta organización. “Esfuerzo, sacrificio, disciplina, dedicación, corazón y ganas, son los puntos más importantes para ser el mejor. Gracias a toda la confianza que me ha brindado mi equipo en Grandes Ligas, he podido brillar, realizar grandes cosas como jugador”, destacó Pérez.

Como todo comienzo es forzoso, esta frase no fue la excepción para Salvador Pérez, debido a que su firma con el combinado americano estuvo de la mano a una lesión en su rodilla, que gracias a esas grandes expectativas que veían en él, trabajaron día tras día por su recuperación. “Todo pasa por algo, gracias a Dios me dieron el contrato donde una semana después me lesioné, en ese momento me sentí super mal pero me recuperé rápido. Por el contrato ellos se preocuparon más para que yo estuviera bien físicamente, porque todo esto es un negocio”.

Sus compañeros cuando lo llaman lo hacen por su apodo, “Niño”, sobrenombre que físicamente no va acorde con él, pero sí por la corta de edad con la cual inició dentro de las Mayores. “Cuando yo llegué a Grandes Ligas en el año 2011, como era el pelotero más joven de Kansas City me llamó así el primerabase del equipo y hasta el sol de hoy me quede así”.

En relación con otro equipo que se vería uniformado en las Mayores, luego de pensar por pequeños minutos, el careta criollo confesó que le gustaría jugar con Boston, pero afirmó que actualmente está muy agradecido y cómodo con los Reales. “Creo que me gustaría verme uniformado con Boston, el ambiente y la fanaticada que tienen es muy buena”.

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Fuera del uniforme

¿Qué te gusta comer? Me encanta la arepa con queso, tajada y mantequilla de mi mamá, además de las arepitas dulces.

¿Tienes alguna especie de cábala? No, pero si le pido Dios salud antes de cada juego.

De no ser pelotero, ¿Qué te gustaría ser?Hubiera querido ser PTJ o ingeniero químico, carrera que le gusta a mi mamá porque era bueno en matemática.

¿Con qué otro equipo te ves en Grandes Ligas? Boston.

¿A quiénes admiras? A mi mamá, para mí es todo y a Miguel Cabrera como pelotero.

¿Qué te compraste con tu primer sueldo?Cuando firme lo primero que compre fue esta casa donde estamos y le dije a mi mamá que era de ella.

¿Con qué canción describirías tu vida? Vamos pa’ la Disco, de Daddy Yankee.

¿Cuál fue tu equipo de pequeño? Hoy en día La Guaira a morir. Pero siendo valenciano de chiquito fui magallanero, donde siempre me gustó como jugador Richard Hidalgo.

¿Qué te quita el sueño? La pelota, cuando hago un error no puedo dormir. Pero siempre paso la página.

¿Con quiénes soñabas conocer? Víctor Martínez, Endy Chávez y Andrés Galarraga, puros venezolanos.

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